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Anecdotario
“Si
no hubiera estado preso seguramente... ¡no me hubiera casado!... Habría dejado
correr la vida y hubiera cometido una injusticia grande con La Gringa. Allí
vimos mi madre y yo su grandeza. Ese dolor, ese sufrimiento, sirvió para poner
las cosas en claro”.
“Me
gusta la gente... y me gustan esos descalzos... y casi desnudos... Cuando los
veo me parece que me sobra de todo... Por eso me calenté aquella noche... Quería
que me quisiesen... y me insultaron... Menos preciaron mi música, lo único que
yo tengo... ¡Lo único que dejo!... Pobre mi Gringa, sólo heredará deudas...
¡Yo,
el Chango Rodríguez!, entraba a las villas con el auto y lo dejaba abierto,
mientras visitaba a los amigos. ¡Y cuando volvía me lo habían lavado!... Y
detrás de mí, cuidándome La Gringa... Siempre La Gringa... ¡qué mujer!... Cómo
me cuidaba... A mí y al bolsillo...
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