ejercicios
de lamasería
VM SAMAEL AUN
WEOR
Es necesario saber que en el cuerpo humano, en el organismo celular,
existen algunos chakras que podríamos denominar
específicos, especiales para la vitalidad orgánica; son
una especie de vórtices por los que entra el prana, la vida, a
nuestro organismo, a saber: el occipital, el frontal, el
laríngeo, el hepático y el prostático;
además existen otros dos que se corresponden con las rodillas.
Estos 7 chakras son básicos, repito, para la vitalidad del
organismo físico y por ellos entra el prana, la vida, al cuerpo
vital, asiento de toda actividad orgánica.
El chakra laríngeo, por ejemplo, guarda estrecha relación
con el prostático, por ello es que la voz, la palabra, debe ser
cuidada. Hay que evitar cuidadosamente los sonidos chillones de la voz,
o demasiado bajos. Si observamos la vida de muchos ancianos
decrépitos, podemos perfectamente verificar que emiten muchos
sonidos, dijéramos, chillones, y esto falsea su potencia sexual
o indica a la vez impotencia. Lo mismo sucede con aquellos sonidos
demasiado graves, cavernosos, también falsean la potencia
sexual. La voz del varón, pues, debe mantenerse dentro de lo
normal y la de la mujer ni demasiado baja, ni chillona, porque esto
falsea la potencia sexual, debido a la íntima -relación
existente entre la laringe propiamente dicha y el centro sexual.
Podría argumentarse que la mujer no tiene próstata y
así es, pero tiene un chakra que se relaciona con el
útero, el cual juega un papel muy importante en ella, tan
importante como el chakra prostático en el hombre, a este chakra
en la mujer podríamos llamarlo chakra uterino, y ya sabemos la
importancia del útero en la mujer.
Hecho este corto preámbulo, vamos a narrar, para bien de
nuestros hermanos gnósticos, algo que es de suma importancia a
manera de información.
Resulta que en la India vivía hace algún tiempo un
coronel inglés retirado del servicio militar; era un hombre de
unos setenta años, tenía un amigo joven. Aquel coronel
oyó hablar de una lamasería que existía en el
Tibet, en donde la gente, se volvía joven, donde muchos llegaban
viejos y se iban jóvenes.
Lo primero que debemos hacer es buscar la salud, porque un cuerpo sano
sirve para todo, aguanta con todo y responde en todo momento para
exigirle trabajo material y espiritual. Así que primeramente hay
que curar el cuerpo y mantenerlo alentado durante toda la vida; lo otro
es mantenerlo en buenas condiciones, porque ¿qué hace uno
con un cuerpo enfermo? Es obvio que un esoterista, un iniciado, no debe
estar enfermo jamás. Las enfermedades y los problemas
tormentosos son para las personas que no están en el real
camino. El que está en la senda no debe estar decrépito
ni enfermo, eso es claro.
De manera que hay una serie de ejercicios esotéricos muy
importantes. En el esoterismo se ha hablado mucho, por ejemplo, sobre
Kundalini Yoga, sobre el Viparita-karana-mudra, se ha hablado sobre los
derviches danzantes, o sea, los derviches-torbellino. En el
Pakistán, en la India, hay derviches que saben realizar ciertas
danzas maravillosas y por medio de las mismas despiertan ciertos
poderes, desarrollan ciertos chakras. Es urgente conocer todo eso si
uno quiere llegar a tener un cuerpo joven o quiere desarrollar los
chakras. Entonces vamos a ver esta serie de ejercicios.
Los jóvenes no aprecian lo que vale la juventud porque
están jóvenes, pero los viejos sí aprecian esa
riqueza que es la juventud. Sin embargo, con estos seis ritos que vamos
a practicar, un viejo puede rejuvenecerse. Es claro que con estos ritos
una persona joven puede mantenerse así, y si está viejo
puede volver a la juventud.
Con estas prácticas cualquier persona puede curarse de sus
propias dolencias. Aquí veremos el Mayurasana, la
posición de rodillas, la posición de mesa, que se ve en
algunas ruinas sagradas, etc., etc., etc. Es una síntesis de
ejercicios esotéricos, con documentación en la India,
Persia, Pakistán, Turquestán, Yucatán,
México, etc. He visto algunas publicaciones por ahí, pero
no enseñan la fórmula ampliamente equilibrada que se
necesita.
Con estos ejercicios hombres de setenta años pueden quedar, por
ejemplo, convertidos en personas de treinta y cinco o cuarenta
años. Se me dirá que porqué yo no demuestro
ñoca edad; sencillamente porque no estaba interesado en
conservar mi cuerpo físico, mas ahora de que estoy informado de
que tengo que conservar este cuerpo por tiempo indefinido para poder
iniciar la Era del Acuarius, es obvio que tengo que practicar tales
ejercicios.
Alguna vez vi por ahí un publicación que me enviaron
desde Costa Rica, esta contenía tales ritos, porque estos ritos
no son patrimonio exclusivo de nadie. Hay pues algunas
lamaserías en los Himalayas y en otros sitios donde se
practican, sobre todo en una lamasería que se llama “El
Manantial de la Juventud”, pero claro está que a pesar de
practicar allá muchos ejercicios no encontré toda la
documentación de los mismos en la citada publicación.
También encontré algunos datos recogidos de la misma
lamasería, que yo conozco muy bien, como también conozco
otras escuelas que hay en el Indostán; no es sino tomarse la
molestia de viajar un poco por el Turquestán, Persia,
Pakistán, etc., y allí se conocerá algo sobre los
derviches danzantes o torbellinos, etc.
Hay que meditar un poco sobre lo que simboliza estar uno de rodillas;
uno de niño practica inconscientemente ciertos ejercicios. En
todo caso veía yo en esa publicación un relato bastante
interesante. En esta revista de marras contaban el caso del coronel
inglés, el que a la edad de 70 años, allá en la
India, supo que por allá en el Tibet existía una
lamasería donde la gente podía rejuvenecerse. y
decidió salir en su búsqueda. Invitó a un amigo
que tenía, pero su amigo era joven; claro, no le quiso hacer
caso pues diría que para qué, siendo joven, con
qué objeto iba él a buscar dónde rejuvenecerse.
El día de la partida del pobre viejo su joven amigo, como es de
suponerse, se rió bastante al ver al pobre vejete de 70
años con su bastón, su cabeza calva, unos pocos pelos
blancos, muy viejo, viajando rumbo a los Himalayas en busca de la
juventud. El joven amigo pensó para sus adentros: Qué
curioso este pobre viejo, ya vivió su vida y quiere volver a
vivir otra vez. Claro que lo vio irse y lo único que le
causó fue risa.
Lo curioso del caso es que pasados más o menos unos cuatro
meses, recibió el joven amigo del coronel una carta del viejo,
donde le informaba que ya estaba sobre la pista de esa
lamasería, llamada El Manantial de la Juventud. Pues le
causó risa y así quedó la cosa.
Lo cierto fue que cuatro años más tarde sucedió
algo que no era motivo de risa: alguien golpeó a la puerta de la
casa del joven, el que salió a abrir:
-A sus órdenes. ¿Qué desea?
El recién llegado, que parecía un hombre de unos 35
ó 40 años, dijo:
-Soy el coronel fulano de tal.
-¡Ah!... -dijo el joven-, ¿ussted es el hijo del coronel
que se fue por allá para los Himalayas?
-No -le respondió-, soy el mism&iaccute;simo coronel.
-Pero, cómo va a ser posible, si yoo conozco al coronel, es
mí amigo y es un pobre viejo, usted no está viejo.
-Le repito, soy el coronel que le escribieera una carta cuatro meses
después de mi partida, informándole que ya había
encontrado la pista para llegar a la lamasería. Le mostró
al joven su documentación y este, claro, quedó asombrado.
Lo curioso es que el tal coronel, allá en los Himalayas, vio a
muchos jóvenes de los cuales se hizo amigo, allá en la
lamasería “El Manantial de la Juventud1t. No habla ningún
viejo ahí, todos eran jóvenes; el único viejo era
él, los demás eran personas de 30, 35 ó 40
años de edad. Pero después, cuando ya se hizo bien amigo
de muchos, descubrió que todos ellos tenían más de
100 años de edad, es decir, que todos eran más viejos que
él, pero ninguno tenía apariencia de viejo.
Claro, el coronel quedó asombrado. Se sometió a la
disciplina esotérica de la lamasería y logró
reconquistar la juventud.
Todo este relato lo vi en esa publicación que me enviaron, pero
yo conozco personalmente esa lamasería. He estado allí,
es un edificio bastante grande, con inmensos patios; en un patio
trabajan los varones y en el otro trabajan las iniciadas. No solamente
hay mujeres tibetanas iniciadas, sino
también inglesas, francesas, alemanas y de distintos
países europeos en esa lamaseria.
Conozco todos los ejercicios que allá se enseñan desde
los antiguos tiempos. Los movimientos torbellinos los he conocido donde
los mahometanos, que constituyen parte de los aspectos
esotéricos del mahometanismo y que practican, como ya lo dije,
los derviches danzantes.
En cuanto a la posición de rodillas, es la de la mística
esotérica, movimientos técnicos especiales; la
posición de mesa se encuentra en Yucatán; la
posición que algunos llaman “lagartija”, que es un ejercicio que
sirve para reducir el abdomen, tiene documentación en el
Indostán, en el Kundalini Yoga, se le llama sencillamente
Mayurasana.
La posición de piernas hacia arriba tiene vasta
documentación, es conocida siempre como el Viparita-karana-mudra
y se la encuentra en muchos textos sagrados. Existe también el
famoso Vajroli-mudra, que sirve para la transmutación sexual de
los solteros, como también ayuda mucho a los que trabajan con el
Sahaja Maithuna.
No es pues esta serie de ejercicios propiedad exclusiva de una sola
persona. Se han hecho, como digo, muchas publicaciones, mas muy pocos
son los que conocen la parte esotérica de los mismos.
Yo conozco la parte esotérica, no únicamente por lo que
haya dicho la citada publicación de Costa Rica ni muchas otras
que hemos visto y que hablan de estos ejercicios, sino desde hace
muchísimo tiempo atrás; la conozco
prácticamente desde la Lemuria, porque, por ejemplo, el
Viparita-karana-mudra lo practiqué intensivamente cuando estuve
reencarnado en el Continente Mu o Lemuria y sé que tiene mucha
importancia.
Los lamas que trabajan en la lamasería El Manantial de la
Juventud practican tales ritos: Usan la alfombrilla de la
oración, una pequeña alfombra sobre la cual se pueden
hacer los ejercicios. Se acuestan, se arrodillan, se sientan, etc. y a
cada posición o sadhana le corresponde su meditación u
oración, es decir, a cada cambio de posición le
corresponde una intensificación en cualquiera de los aspectos
místicos, según de lo que se trate.
EL TAO, LO MEJOR DE TI.
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