
Es
ésta una característica más de
Gargablás: su dualidad y todo lo que la
misma lleva aparejado. Al igual que pasó con
la Revelación de Gargablás, su
dualidad también fue fruto
revelado.
La
fecha no merece recordar si bien es importante
destacar que esta revelación tuvo lugar en
una reunión exégeta acerca de las
ideas volcadas sobre nuestras pobres mentes por El
Grande.
Las
enseñanzas de Gargablás no
podían quedar restringidas a un grupo de
elegidos, sino que es vocación suya llegar
allende los mares a través de sus
discípulos. Para ello nada mejor que
presentarse a cada pueblo según su cultura
pero siempre con unas dogmas fijos sea cual sea la
pobre bestia que tenga el privilegio de haber
escuchado las enseñanzas de
Gargablás.
Y
es así como se revela Gargablás en
sus vertientes Gargablack y Gargawhite.
Habrá quien piense que se trata de la
típica oposición entre lado oscuro y
lado claro, bien y mal, ying y yang... No, no es
así, Gargablás está por encima
de esas paparruchas, de esas meras conjeturas
típicas de sectas y religiones menores y
poco evolucionadas. Se trata de las visiones de
Gargablás para las diferentes razas de la
tierra. Uno se podrá preguntar qué es
lo que ocurre, por ejemplo, con los pueblos
asiáticos y con los pobres indios americanos
pasados a cuchillo y a coz de séptimo de
caballería por esas malas bestias de los
anglocabrones yanquis. Nada, no pasa nada.
Simplemente que los pueblos de piel clara pueden
adorar a Gargablás mediante la efigie
Gargawhite y los de piel oscura lo pueden hacer a
través de la imagen Gargablack. De momento,
no nos ha sido revelada ninguna otra imagen o
pensamiento cognoscitivo acerca de El Grande. La
pleitesía a uno u otro es realmente
indiferente sea cual sea el color de la piel. Que
cada cual elija. Así de magnánimo es
Gargablás.
Queridos
discípulos, sea cual sea la imagen que
veneréis, seguid siempre las
enseñanzas de
Gargablás.
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