Capitulo 1
La Opera de Saillune era una hermosa construcción de varios pisos de altura, hecha de piedra, mármol y ébano, la cual abarcaba toda una cuadra. Se encontraba finamente decorada, tanto por su interior como por su exterior, donde al parecer ningún detalle parecía haber sido olvidado.
La entrada principal, que consistían en dos enormes puertas de ébano tallado que mostraban imágenes de las operas más famosas de la época, daba a una enorme sala de mármol iluminada por varios candelabros. En ambas esquinas se podían ver dos grandes escaleras, con sus respectivas boleterías, que describían un semicírculo hasta llegar al segundo piso, en donde un nuevo par de puertas de ébano daban la entrada a los asientos de la galería. A cada lado de estas escaleras había un pasadizo que llevaba a los palcos. En el piso inferior se encontraba una sola boletería, que luego daba paso a una gran puerta, la cual comunicaba con los asientos de la platea.
Pero esta era sólo la entrada para el público, pues los actores y demás trabajadores de la Opera lo hacían por la puerta posterior, que estaba al lado de los establos donde los nobles y ricos dejaban sus carruajes.
El escenario era amplio y lujosamente decorado, al igual que las sillas. En el techo pendía un enorme candelabro, hecho de oro puro, el cual por si sólo podía alumbrar todo el cuarto.
Además de todo esto, habían camerinos, tanto privados como generales, salas de baño, un bar y comedor, y demás instalaciones necesarias para el funcionamiento de la Opera, pero de todas estás destacaremos una muy especial, ya que además de ser la única que se comunicaba con uno de los palcos de honor, pues el otro estaba destinado a la familia real, también albergaba la oficina de los dos nuevos propietarios de la opera, quienes se reunían por primera vez para inspeccionar su nueva inversión.
La primera de estás personas era la Srta. Lina Inverse, quien además de ser una gran negociadora, aunque bastante tacaña, era una destacada maga, temida y reconocida por todo el mundo. De esta manera, no cabe duda de como logro destruir a la competencia y transformarse en una gran magnate del comercio de gemas, oro y demás artículos de valor.
La segunda persona, y actual socio de la Srta. Inverse, era el Sr. Xellos Metallium, de quien sólo se sabe que era un gran hombre de negocios. El resto es un gran misterio, del cual él se encargaba de que siguiera así.
Además de las dos personas mencionadas, se encontraban otras tres. Estos eran la Srta. Filia, quien se encontraba a cargo del ballet de la Opera, una mujer dulce, pero muy estricta, con la cual el ballet había alcanzado un alto grado de refinamiento y perfeccionamiento. A su lado se encontraba el Sr. Goudy Gabriev, jefe de orquesta de la Opera, de quien se decía que a pesar de tener casi puro aire en su cabeza, era reconocido como uno de los más grandes maestros que la historia había visto, además de ser un excelente espadachín. El tercero era el antiguo propietario de la opera, el Sr. Augustus, hombre ya anciano, que por casi cinco décadas había estado a cargo de la opera y ahora se jubilaba.
- Muy bien Sr. Augustus, veo que la Opera ha sido bien mantenida - dijo tranquilamente Xellos, mientras tomaba una copa de vino - Y también mis felicitaciones a la Srta. Filia por su excelente trabajo - y al mismo tiempo le guiño un ojo he hizo un brindis. Ella simplemente se sonrojo y miro para el lado, haciendo un gesto de total indiferencia.
- Supongo que no falta nada más - agregó Lina, mientras observaba los últimos detalles del contrato.
- Todo esta en los papeles, Srta. - respondió este.
- ¿En serio? - dijo con una voz fría y dura - Entonces me podría explicar ciertas cosas que aquí salen - y un aire frío se sintió que pasaba por la habitación.
- ¿Qué cosas mi querida amiga? - preguntó alegremente Xellos, lo cual fue respondido con una mirada capaz de matar hasta el mismísimo Señor de las Pesadillas.
- Ciertos acuerdos que están estipulados y de los cuales no tenía la más mínima idea - ahora Goudy y Filia retrocedieron unos pasos, mientras que el Sr. Augustus estaba pálido como una bola de nieve. El único que parecía mantener la calma era Xellos, que con una mueca de inocencia en su cara se acerco a Rina y comenzó a leer el contrato.
- Pues para mi todo está claro, amiga Rina no veo... - pero su frase fue cortada por una fuerte llave al cuello, mientras que una enfurecida Rina tomaba el contrato y comenzaba a gritar.
- Estos puntos referentes a un tal Fantasma.
Al oír mencionar ese nombre, tanto el Sr. Augustus, como Filia y Goudy sintieron un escalofrío que les recorría de arriba a abajo sus espaldas.
- Ah, eso - dijo débilmente Xellos - Pues para mí no es ningún misterio.
-¿En serio? - le respondió esta, con un tono que denotaba que era capaz de asesinarlo sino se lo decía.
- Bueno, que hay que pagarle unas 500 monedas de oro mensuales a este Fantasma y que nadie se siente en el Palco número 13, que va estar a reservado para él - dijo este inocentemente.
- ¿Y quién demonios es este fantasma? - gritó enfurecida Rina, mientras sacudía a Xellos - ¿Porqué debemos pagarle?,¿Porqué debemos hacer caso a sus demandas? - y dirigiendo su mirada a los otros tres espectadores - ¿Y porqué nadie me dijo nada de esto?.
- Nunca me preguntaste... - Intentó de intervenir Xellos, pero un fuerte gancho de izquierda lo mando hasta el otro lado de la habitación.
- Discúlpeme Srta. Inverse, pero es recomendable hacer caso de las exigencias del Fantasma - dijo tímidamente Filia
Esto fue ya demasiado para Rina, quien no iba a soportar la idea que alguien intentara de obligarla a hacer algo, sin ni siquiera una explicación y menos de pagar a un ser desconocido. Se podría decir que esto último era lo que realmente la enfurecía.
- Srta. Filia, ¿podría explicarnos eso? - dijo Xellos, mientras intentaba de levantarse del suelo
- Creo que quien debe explicar esto debo ser yo - dijo seriamente Augustus - Después de todo yo he sido quien hizo el trato con el Fantasma. Todo comenzó cuando recién había llegado a la Opera, eso hace ya muchos años. Extraños... eh... sucesos, podría yo decir, tuvieron lugar durante mis primeros días, los cuales casi nos obliga a cerrar esta opera.
- ¿Cómo cuales? - preguntó Lina, ahora más calmada e interesada en la historia
- Cosas que sin explicación; telones que se caían sin previo aviso, instrumentos que no sonaban o hacían ruidos que no correspondían, todo ese tipo de cosas. lo único en común era que siempre se veía la figura oscura de luego sería llamado el Fantasma de la Opera.
- Cualquier mago de tercera podría fácilmente hacer lo que me relata - interrumpió Rina, algo molesta - y a mi eso...
- ¡No es lo que Ud. cree! - respondió él -" Y no se confíe, ya que yo mismo lo he visto y lo que él hace esta fuera de todo el campo de la magia que cualquier humano normal pudiera usar o conocer. Y su aspecto tampoco es humano - esto último dejo un silencio en la sala que parecía envolverlo todo, hasta que los ronquidos de Goudy lo rompieron. Este fue despertado en la forma más amable posible por Rina; un golpe que lo lanzó fuera de la habitación...lo que incluyo pasar por la puerta, que estaba cerrada.
-· Ya puede continuar Sr. Augustus
- Gracias Srta. Inverse. Continuando con mi historia, yo también creía lo mismo, que era un simple mago, así que decidí atraparlo. Pasé semanas buscándolo, hasta que finalmente pude dar con él... aunque creo firmemente que fue él quien dio conmigo, y lo que vi nunca más lo podré olvidar. Su cuerpo estaba cubierto por un traje blanco, cubierto por una capa de ese mismo color y su cara estaba cubierta por una especie de capuchón el cual sólo dejaba ver sus ojos, unos ojos fríos los cuales me paralizaron totalmente. Lo poco de piel que podía observarse era azulada, con costras plomas y el pelo que caía por su frente y tapaba un poco su ojo derecho parecía muerto y duro como el acero. Estaba petrificado por el terror y este aumento cuando me hablo, ya que su voz era dura y seca, como la de un demonio o algún otro ser de la oscuridad. Me dijo que nada tenía que temer, ya que por ahora no pretendía hacerme ningún daño, pero que no intentará huir ni ninguna otra cosa estúpido, de lo contrarío no respondería por mi vida. Agrego luego que quería hacer un trato conmigo, lo cual me llamo mucho la atención. Él, o lo que sea, pareció darse cuenta de mi sorpresa, ya que se río un poco, para luego agregar que si le pagaba 500 monedas de oro en forma mensual, le dejaba cada cierto tiempo elegir el programa de la opera y nunca fuese ocupado el palco número trece, no tendría que preocuparme nunca más de él.
- O sea lo acepto sin pensarlo, ¿o me equivoco? - interrumpió fríamente Rina.
- ¿Y que quería que hiciera yo?, no tenía ninguna alternativa. Además desde entonces nunca más hemos sabido sobre él y el Teatro de Saillune no ha tenido ningún accidente ni percance de alguna clase.
- ¿Ud. Cree que yo voy a aceptar esto, así nada más?, pues esta muy equivocado. No hay ninguna prueba de ese demonio, fantasma o lo que sea. - dicho esto, Rina se levanto y se dirigió hacia la ventana - Además, ¿quien me asegura que todo lo que me ha dicho es cierto, y no es alguna artimaña suya para ganar un dinerito extra?
A estas palabras le fueron seguidas un largo silencio, interrumpido sólo por el sonido del reloj y uno que otro quejido de dolor de Goudy, el cual aún no se recuperaba. Nadie se movía de sus lugares y el tiempo parecía transcurrir más lento que de lo costumbre. Finalmente el Sr. Augustus tomó su sombrero y se dirigió a la puerta.
- Muy bien Srta. Inverse, no hay nada que hacer. Espero que sepa lo que esta haciendo y no se arrepienta después. Hasta luego - con lo cual se fue, mientras Rina seguía mirando a través de la ventana, siendo su único gesto de despedida, levantar su mano derecha y agitarla de un lado a otro, sin decir nada.