Capitulo 4
Una iracunda Lina llegó donde el coro supuestamente estaba ensañando, sólo para encontrarse que en vez de haber una práctica, había una discusión gigante, el cual fue rápidamente disuelto por una bola de fuego..
- ¡Ya basta! - grito Lina - ¡Este es un teatro no un circo! Ahora, cálmense y explíquenme que pasa aquí.
Filia intento decir algo, pero fue bruscamente interrumpida por Martina, quien sujetaba el cuerpo inconsciente de Zangulus en sus brazos.
- Esa.. esa ¡bestia! golpeo a mi querido Zangulus
- ¿A quién llamas bestia? - dijo Filia, mientras levantaba amenazadoramente su mazo y una cola salía por debajo de su falda
- A ti, por supuesto
- ¡Vas a ver...! - pero otra bola de fuego evito que atacará a Martina
- Filia... ¿por qué lo atacaste de esa manera? - dijo Lina, intentando controlar su furia
- Estos dos ya colmaron mi paciencia. Es imposible seguir realizando mi trabajo, con gente que lo único que sabe es reclamar y reclamar.
- ¿Cómo quieres que no reclame si me mandas notas como esta? - dijo furiosamente Martina, mientras mostraba una hoja de papel
- ¿Qué nota? - y mientras intentaba de leer lo que decía, agrego - Jamás te he mandado una nota como esa.
- No seas mentirosa, Zomelgaster me ha dicho que tú has sido - y mientras decía esto, con su otra mano levantaba un amuleto
- Esa cosa jamás podría decir nada.
- ¿Y qué dice esa nota? - pregunto Lina
- Léela - dijo Martina mientras se la pasaba a Lina
- Haber, haber, dice: "Sra. Martina, debo decir que su pésima voz es una profanación para este templo erecto a la buena música. Su voz es más adecuada para una jauría de perros que para los oídos de todos quienes tenemos el placer de deleitarnos con una buena opera. Mejor retírese antes que alguna desgracia le suceda."...
- ¿No tengo yo razón para enojarme? - dijo Martina.
- Si, pero no sabemos quien la mando, ya que nadie la firma...
- Yo sí sé, y deseo que ella se disculpe inmediatamente.
- ¿Yo?, jamás me disculparé por algo que no he hecho.
- ¿Cómo que no?, mi amado Zomelgaster me ha dicho que fuiste tú.
- ¡Esa cosa es sólo un estúpido amuleto de tercera clase!
- ¡Eso es suficiente! - gritó Martina enfurecida - No volveré a cantar hasta que ella me pida perdón - con esto tomó a su inconsciente marido y se lo llevó a rastras.
- Perfecto, asi por lo menos podremos hacer una opera decente - dijo Filia, mientras le daba la espalda a Martina y respingaba su nariz
- Eh, Filia...
- Si Srta. Inverse
- Espero que sepas que la opera se estrena mañana - esas palabras hicieron que Filia sintiera que todo el cuarto se enfriara - y todas las entradas están vendidas... - ahora escalofríos recorrían rítmicamente su cuerpo - ...asi que dame una buena razón para no darte un merecido castigo y obligarte a ir a pedir perdón...
- Srta. Inverse, yo...este... bueno - las palabras se atoraban en su boca - Tengo un reemplazo... sí, eso... tengo un reemplazo para ella - y con esto emitió una rápida risa nerviosa.
- Eso espero... por tu bien... - y con esas últimas palabras, Lina se fue del escenario, dando pisadas que hacían temblar todo el edificio.
- Buen lío te has metido amiga Filia, ¿qué vas ha hacer?
- ¡Xellos!, ¿qué haces aquí maldito demonio bueno para nada?
- Pasaba por aquí y bueno, tu sabes, soy también uno de los dueños de esta opera.
- Bueno, ¿qué crees tú que voy a hacer? - dijo Filia, sin mirar a Xellos - Voy a tener que buscar un reemplazo. ¿Algún voluntario? - y con esas palabras miró al grupo de coro, quienes inmediatamente hicieron gestos de negación.
- Srta. Filia... - dijo tímidamente Sylphiel, pero fue interrumpida por un fuerte abrazo de Filia que casi la estrangula.