Los aguaceros de mayo
tuvieron la culpa
que fueras infiel;
a l'hora que me citabas
caía el aguacero
y yo abajo de él.
Y como tú te mojabas
nomás no llegabas,
¡ay, pobre de mí!;
en un zaguán un portero
te daba refugio
y ahí te perdí.
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Hoy que veo llorar al cielo
yo lo acompaño en su llanto,
me acuerdo los aguaceros
cuando yo te quise tanto,
¡caray, qué sufrir!
Hoy que ya tengo impermeable,
sombrero y paraguas,
no encuentro otro amor;
los aguaceros de mayo
tuvieron la culpa
de mi cruel dolor.
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