El bautizo de Cheto

Vino a este mundo Cheto de Camila la gandul,
la cigüeña lo envió completo con su torta y su baúl;
fue su papá Quirino y un señor que estaba ahí...
se prestó para ser padrino con su esposa la Mimí.

Cheto armó un alboroto aquella noche en que nació:
fue la noche del terremoto, cuando el ángel se cayó.
–Tápate algo y salte pa’ juera que le tiembla la mollera
y si le tiembla es que hay temblor;
¡ay, nanita, se está cuarteando!, ¡con razón me está mojando!,
¿será el niño o seré yo?

-¡Ay, qué re prieto escuincle!-,
opinaron periodistas que lo fueron a mirar.
-Tiene cara de chinche-;
y sacaron hartas fotos del papá y de la mamá.

-¡Ay, qué re chulo niño!-,
decían esas creticonas que nomás van a fisgar.
–Es igualito a Eutimio...
¡Oh, que diga: don Quirino; se parece... a usté’, ni hablar!

Vi bautizar a Cheto de Camila la gandul,
arrugado, trompudo y prieto y con su ropón azul.
Bolos hizo Panuncio con tamaño medallón,
pero atrás imprimió un anuncio de Las Glorias de Colón.

Ya me tenían a Cheto ahí en la pila bautismal;
con el agua se puso inquieto y que le empiezan a regar.
Pos destápele aquí, el pechito.
–Ay, señor, no, probecito, se nos puede hasta resfriar.

-Pos destápele, que es bautizo; si se moja, Dios lo quiso,
ahí lo saca usté’ a asolear.

-¡Ay, qué re prieto es Cheto!
Pos no le hace que esté prieto, se merece un alipuz.
–Yo creo que está tan prieto
porque ya hace como un año que nos cortaron la luz.

-¡Ay, qué re chulo es Cheto!

No me dieron mi boleto como le dieron a Juan.
–No se llama boleto:
es el bolo, don Cristeto, pídale uno a Sebastián.