POETAS DEL URUGUAY
GENEROSO MEDINA LUZARDO (1922-1974)
PRINCIPAL - INFORMACION GENERAL - BIOGRAFIA COMPLETA
OBRAS LITERARIAS - GALERIA DE FOTOGRAFIAS
POESIA
TIEMPO DEL PADRE
Bajar el archivo "Tiempo del Padre" en Word 97 a su disco
GENEROSO MEDINA
TIEMPO DEL PADRE
AQUÍ POESIA, MONTEVIDEO, 1963
A Walter, mi hermano,
con su paisajes quebrados
el 23 de julio de 1963.
I
PARPADOS CAIDOS
...y aunque la vida murió
nos dexó harto consuelo
su memoria.
JORGE MANRIQUE (Coplas)
EL MADERO
Existe muerte. Luz es un
fantasma.
CARLOS BOUSOÑO
Vas a morir
sobre el madero
de las lenguas reveladas.
Clavos de dura sombra.
Cuelga tus lágrimas,
vida segada a la hora del alba.
Vas a morir.
Responde la pregunta en la pregunta
como el agua que cae,
siempre, qué triste,
en lo mejor del sueño.
EL VIAJE
No voy a la muerte; siempre
estoy volviendo.
GABRIEL CELAYA
Luto de claveles
en la sien del huésped solitario.
Consume sal y fuego
a través de los párpados caídos.
Perdido en la campana
se fue huyendo de afanes y maderas.
Desde él y hacia él.
Con la muerte y el rostro.
Arriba, la tarde,
sonrisa que ignoraba.
Abajo, el vidrio, perfil exhausto,
no oía la campana.
TU SUEÑO
Los ojos ya no ven: sueñan.
JOSE HIERRO
Lluvia y viento
sobre tu oscuro sitio,
y un tiempo sin decir
y esta sorpresa
rodando hacia los campos
de tu exilio.
Ya tienes geografía.
Tu frente, tu mano,
aguardan bajo morada leve.
Universo: al sur del viento
nace polvo de pan.
Lugar abandonado
del pie sin alhelíes.
LA NOTICIA
La tristeza es anterior al hombre,
es la tierra del hombre.
LUIS ROSALES
A grandes pasos
la noche anda
sobre la piel del niño.
Sitiaron su cristal
con labios amarillos.
Quemada está la voz
de su cosecha.
Hundida catedral.
Pregunta extraña
que muere aquí.
¿Dónde la noticia
de tu rostro, padre mío?
Herida en soledad
guardando sus cenizas.
Lluvia, estatura, charco.
Se apaga el último
verdor de la alegría.
EL LLANTO
...un tristísimo espacio que se siente
RAFAEL MORALES
Estoy en los confines de tu sombra.
Gimiendo la pregunta,
polvo tocan
mis dedos de quebranto.
Allí donde se erguían
las consteladas frentes,
el principal ahínco
de tanta risa libre,
descubre la tiniebla
un tambor de solitario llanto.
Qué suspenso para la lluvia
feliz y primitiva
mientras se aguarda
un viento, un rostro,
y hasta una circunstancia
de metal y jazmín, encadenados.
Voy a decirte todo, niño oscuro,
oscuro como un mantel sin madre.
Antes que el muro nocturno
te interrogue, se levante,
para perder mi muerte
en esa otra muerte que te asola.
Hay un ángel con piel de venturina
numerando mis páginas mojadas.
La bandera de náufrago,
traspasado ademán de la agonía,
ya se hunde en los fríos minerales.
Es mucha hiedra este silencio,
esta heroica acechanza
de mi sangre, de mi lágrima,
de este árbol que espera su albedrío.
Arrodillado estoy y sin secreto.
Para decir mejor: la boca desgajada
de su cielo con besos navideños.
Restitúyeme ahora, niño oscuro.
Defiende el rocío de tus pasos
y cruza la luz que nos contiene.
Entonces, tu ojo de la tierra,
como el mío, adentro viva fiel
porque es hoguera.
DUERME YA
¿Quién al dolor -¿por qué?-
lo hizo tan lento?
RAFAEL MONTESINOS
Duerme ya,
casa desierta.
Breve mi corazón de prisa
y el cortejo acechando
en túnel de quebranto.
Oíd ahora que las lluvias
cubren el violín exhausto.
Ahora que mi aljibe
cambió sus estrellas
por la sangre.
De pie junto a mis ojos
siembro estas manos
donde agoniza el trigo,
la choza y el profundo
arco iris de tu risa.
Duerme ya, porque
hay un siempre y un jamás
señalando las fiestas de la muerte.
EL VIENTO NEGRO
Que lo negro resplandezca.
CONCHA LAGOS
Buscándonos,
sopla otra vez
el frío viento negro
cortando la sonrisa.
Cruzó
la multitud
en procura de las leves cortinas.
Escuchad la partida.
Ya le dicen adiós al rostro amado.
No lo esperaba.
Pero sopla
el frío viento negro
blancuras de la muerte.
Es el precio
que trae un mundo cierto.
EL RECUERDO
...para siempre fundidos en símbolos,
para siempre.
JOSE GERARDO MANRIQUE DE LARA
Dejadle dormir el otro sueño
con una mano a tientas bajo el mar
porque su brazo perdido en los glaciares,
sin historia de duendes condenados,
es campanario ciego.
Surcando la espuma de glicinas
arrastra su rubia mariposa
hacia llaves dormidas
y sollozos de inasible cabellera.
Dejad a su luna
crecer entre los pájaros.
Oíd los vegetales de su carne,
sus árboles de piedra y agua negra.
Si ya no tiene prisa.
Si ya nadie le espera.
EL LOBO
Vengo de guerrear.
ANGEL GONZALEZ
Mirad al asesino acorralado
cruzando la ciénaga profunda.
En la noche del miedo,
destruida la sombra
su esqueleto quebrado
alejaba de Dios.
Relámpagos de duelo.
Tu iracunda voz oí, padre mío.
¡Cómo crecía tu oscura cicatriz!
Tu pecho airado
quemaba mi verdad de acero frío.
Yo sentí tu ademán
desde la muerte,
tu blasfemia de amor, tu desafío.
Y mis manos de furor ensangrentado
se hundieron en su piel
de escalofrío.
Porque aullando murió,
ya estás vengado.
II
EL REGRESO
Sólo allí donde hay muerte puede
existir la vida.
DAMASO ALONSO
EL CAMINO
- ese río del tiempo hacia la muerte –
BLAS DE OTERO
Cuando estoy a solas
pienso
en tu camino solitario,
polvo y cielo,
en aquellos manzanos
de las quintas,
en un blanco viento
de corderos.
Acércame tu noche.
Abandono mis sueños.
Todavía está el árbol
con tus ojos.
Perdimos nuestra luz
en el camino.
EL PADRE
La soledad de pasos familiares se puebla
hacia la única luz de sus regresos.
LEOPOLDO DE LUIS
Quiero
volver sobre tus pasos
de hierba entre la lluvia.
Quiero hacer de tu rostro
nuevamente,
aquel sabor a ley,
a reciedumbre,
a monte solitario,
a laguna de oscuros habitantes.
Quiero, hablándote,
no sentirme tan solo.
A mi tiempo de fiel arboladura
le han secado las hojas
cada día.
Voy por ti
y pienso en la tarde
cuando crucé silbando aquella plaza
con olores de amor sobre mi pecho.
(¿Por qué me abandonaste
en mitad de la calle,
dejándome a solas con la noche?)
Después
la negra sal cayendo
sobre toda la tierra,
tu rostro entre neblinas,
los caballos
buscando tu hierba de caricias.
Te hablo ahora,
antes de abrir la puerta.
Así podré encontrarte,
como entonces,
en el patio de siempre.
PASADO OTOÑO
Un reposo, un aliento
o una muerte que avisa.
JOSE GARCIA NIETO
De las profundas voces familiares
se levanta una calle enamorada,
aquella casa con números de musgo,
con su muro de espinas
y dádivas de agua, humildemente.
"Mañana rubia" –- Decía cuando niño.
Miraba en los muros de la noche,
paraíso del alba,
hendidura de muerte
hasta la almohada
y mi lágrima naciente.
En las calles,
plátanos humedecidos
me esperaban al amor del otoño
y su viento amarillo, indescifrable.
Se iniciaba el aroma del pan
y crecían junto al padre
las manzanas eternas.
El Dios de cada día me extasiaba.
"¡Oh, mi mañana rubia!" –- repetía.
EL PADRE Y EL ARBOL
No pesas, árbol poderoso y terrible
que emerges a los aires.
VICENTE ALEIXANDRE
Quería consultarte, padre,
y tú lo sabes.
Hoy es noviembre,
noviembre de cenizas.
Aún crece tu barba de madera
sobre la negra almohada
que un día te pusimos.
Estoy solo, sabes,
como siempre,
cada vez más perdido.
Sobre la tierra hay lágrimas
subiendo hacia la noche.
¿Conoces nuestra calle?
De aquí te llevo.
Hace años
Que entramos en la casa.
Pasamos junto al árbol de la puerta,
al árbol pequeñito,
y no lo vimos.
Ahora me voy.
Nos vamos.
Pero antes, míralo.
Sus ramas entran
por la ventana abierta,
se mira en el espejo
y me saluda
con ademán de octubre tembloroso.
Quería consultarte, padre,
y tú los sabes.
(Siempre voy a ti cuando me pierdo.)
Está el árbol por medio
y ya nos vamos.
Tienes razón.
Llevémoslo.
Ya no encierro su cuerpo
con mis manos.
Tú, tampoco.
Vendrá con nosotros
para siempre
y por él nos entristeceremos
como en julio sin hojas y con frío.
Nos iremos los tres
calle arriba,
en procura de pájaros felices,
soñando con un río,
nuestro río,
o aquellas tardes hondas que se fueron.
Adiós, padre.
Todo está resuelto.
EL CABALLO AZUL
que estoy contigo aunque te deje...
...que me voy, pero sigo escuchándote
EUGENIO FLORIT
Aquella tarde de domingo
¡qué humilde mi casa blanca!
Entre las flores del ciruelo
mi mundo ardía.
Estaba solo.
Ni perro, ni cometa, ni libro.
Había descubierto la tristeza.
Llegó mi padre
y viéndome así, me dijo:
"Te traeré un caballo azul.
Lo he visto salir del río,
bajo la luna.
Lleva noche en los ojos
y de las crines ondeantes
le caen chorros de fuego".
A la puerta de mi casa,
una tarde,
me senté para siempre
esperando el milagro.
Mi padre ha muerto.
Pero yo aún espero
aquel caballo azul,
con sus crines brillantes,
bajo la luna.
EL PADRE REPARTE LA SANDIA
...sorber la vida.
JUAN RUIZ PEÑA
Vuelvo a sonreír
frente a un mantel
de letras
matriarcales,
a la hora de la tierra
con su clavel
quemando los jardines.
Arriba el cielo,
oro cayendo
sobre la blanca
historia de la mesa.
La calle duerme.
Pasa un aguatero.
Se hunde el cuchillo
y cruje la sandía.
Sorbed la fresca dicha,
mis hermanos.
¡Qué rojo
es este mundo
donde estamos!
Redonda está la vida,
pasa y sigue.
Redonda está la risa
oh fiesta de cristal,
rojo verano.
Así obtuve tu ciencia,
padre mío.
En páginas de miel
iba aprendiendo
tus goces de la tierra,
la secreta noticia
que me diste
para el mundo
en que vivo, muero y quiero.
CARTA A MI MADRE
Un tiempo hubo
en que era yo el poema.
JOSE LUIS PRADO NOGUEIRA
Los blancos crisantemos,
madre,
la tarde en el parral
y nuestro padre.
Todo se ha ido lentamente
por la calle del río
tocando las cosas que tuvimos.
¿Qué será del caballo,
galope solitario, crin al viento,
su ardiente corazón
en la llanura?
Las rosas de mayo,
madre,
la leña crepitante,
la lluvia en los cristales,
la muerte del miedo
entre tus brazos.
Todo se ha ido lentamente.
Sólo me quedas tú,
y a tu mirada voy,
cuando muero de blancos crisantemos,
de parral y de padre.
PRINCIPAL - INFORMACION GENERAL - BIOGRAFIA COMPLETA
OBRAS LITERARIAS - GALERIA DE FOTOGRAFIAS