José María Aznar y Tony Blair siguen queriendo mostrar una imagen de gran entendimiento y concordia al margen de contenciosos sempiternos como el de Gibraltar o coyunturales como el del submarino «Tireless», que permanece averiado en la base de la colonia británica desde hace cinco meses.
La actitud mostrada por Aznar difiere de la que reflejaba la carta enviada hace unos días por el ministro de Asuntos Exteriores al secretario del Foreign Office, Robin Cook, en la que ponía de relieve el malestar español por la falta de información precisa sobre la avería y su reparación y la inquietud por el riesgo que supone la presencia del submarino para las 250.000 personas del entorno.
Aznar indicó ayer ante los periodistas que es lógico que Piqué solicitara «especificaciones» y que, una vez evaluadas, se considera satisfactoria la información.
INFORMACION CORRECTA
En una rueda de prensa conjunta con un Tony Blair que no podía disimular su incomodidad por las reiteradas preguntas de los periodistas sobre el submarino, el jefe del Ejecutivo español aseguró que «el Gobierno británico ha informado de manera permanente, continua y correcta» sobre la avería de la nave. Además, al tiempo que añadió que «la naturaleza del problema ha sido identificada», recordó que los Gobiernos de los dos países «siempre han mantenido que no existe el más mínimo riesgo para la población circundante».
Para ello, argumentó que las reuniones de técnicos británicos y españoles del Consejo de Seguridad Nuclear han ratificado la ausencia de esos riesgos y anunció que la próxima semana habrá una nueva reunión técnica, al término de la cual se elevarán propuestas a los dos gobiernos.
A esa reunión se refirió una y otra vez también Tony Blair cada vez que se le preguntaba si había existido una petición formal o informal por parte de España para que un técnico español participara en los trabajos de reparación del submarino y si Londres aceptaría esa participación. La posible entrada de un representante español en la base naval gibraltareña, a la que España no tiene acceso por no tratarse de unas instalaciones de la OTAN, levanta ampollas en el Reino Unido, que también ha dado largas a la propuesta del ministro Piqué de establecer algún tipo de mecanismo para que nuestro país pueda tener conocimiento de las actividades que puedan afectar a la población del Campo de Gibraltar. No hubo en ningún momento una respuesta clara de Blair en relación con la posible presencia de un español en las tareas de reparación del «Tireless», aunque todo apunta a que de la mencionada reunión de técnicos de la próxima semana puede salir una propuesta en ese sentido. «No se trata de ocultar nada a los técnicos españoles», dijo Blair.
Tampoco respondió de forma directa cuando se le preguntó si hubiera permitido que durante cinco meses un submarino nuclear de otro país permaneciera averiado en las costas británicas. Las contestaciones del primer ministro del Reino Unido giraron siempre en torno a las mismas ideas: «Entendemos la preocupación del pueblo español y ofrecemos la máxima transparencia. Asumimos la plena responsabilidad en cuanto a la seguridad, pero no hay ningún riesgo. Lo estamos haciendo de la mejor manera posible».
Igualmente, Blair fue incapaz de decir cuánto tardará aún la reparación, aunque Aznar reconoció que se prolongará, al menos, hasta el mes de marzo. Lo único que dijo el primer ministro británico es que la reparación se efectúa con el reactor apagado y que la avería también está siendo estudiada en algunos de los otros submarinos del mismo tipo retirados momentáneamente por las autoridades británicas.
Blair también rechazó la idea de un posible traslado del buque averiado, señalando que, después de haber estudiado las posibles opciones, se ha visto que es «muy difícil».
«YELLOW SUBMARINE»
El bombardeo de preguntas de los periodistas españoles y británicos acerca del «Tireless» fue tan continuo que Aznar recordó a Blair la conversación que habían tenido momentos antes: «Ya te dije que hoy tocaba inmersión». No era la primera referencia jocosa del presidente del Gobierno acerca del problema, porque minutos antes, al responder a otra pregunta había dicho, recordando, sin duda, los tiempos de juventud de ambos mandatarios, que «era más divertido cuando cantababamos lo del submarino amarillo», en referencia a la canción «Yellow Submarine» popularizada por los Beatles en los años sesenta.
Frente a quienes en algunos medios políticos esperaban que Aznar se expresara con firmeza ante su colega británico, el presidente del Gobierno optó por rebajar la tensión y dar un nuevo voto de confianza a las autoridades del Reino Unido. Aznar considera que el asunto puede ser resuelto sin peligro para la población y que, por tanto, no merece la pena un deterioro de las relaciones con Blair que le han permitido formar en el seno de la Unión Europea una punta de lanza que profundiza sensiblemente en las cuestiones económicas y sociales.
Hoy, los dos jefes de Gobierno continuarán sus conversaciones de forma distendida en la finca toledana de Quintos de Mora, acompañados de sus respectivas esposas y del pequeño Leo, el último vástago del primer ministro británico.