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Las
bicicletas no se quedan embarazadas.
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Puedes
montar tu bicicleta cualquier día del mes.
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Las
bicis no tienen suegros.
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Las
bicis no se quejan a menos que algo esté muy
chungo.
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Puedes
compartir tu bici con tus amigos.
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A
las bicis no les importa qué otras bicis te
has montado.
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Yendo
a cualquier lado, tú y tu bici siempre llegaréis
a la vez.
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A
las bicis no les importa si tienes otras
bicis.
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A
las bicis no les importa si te quedas mirando
a otras bicis.
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Nadie
te encasquetará una bici a menos que tu
quieras comprar una.
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Si
tu bici se rompe, la puedes arreglar.
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A
las bicis no les importa si compras revistas
de bicicletas.
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Si
tu bici se ve un poco suelta, la puedes
apretar.
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Tu
bici no se enfada si te cansas al montarla
durante largo rato.
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Puedes
tener una bici negra y enseñarla a tus padres
sin temor.
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Nunca
tienes celos del tío que arregla tu bici, por
mucho que la manosee.
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Si
insultas a tu bici, no tienes que disculparte
para volverla a montar.
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Puedes
montar tu bici durante mucho tiempo seguido,
sin causarle grandes rozaduras.
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Puedes
parar de montar tu bici cuando quieras, que no
se frustrará.
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Tus
viejos no seguirán en contacto con tu bici si
la cambias por otra.
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A
las bicis nunca les duele la cabeza.
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Tu
bici no te insulta si la montas fatal.
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Tu
bici no te insiste para salir en parejas con
otras bicis que no te gustan.
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A
las bicis les importa una mierda a qué hora
volviste anoche.
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No
tienes que ducharte antes de montar tu bici.
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Si
te aburres del color de tu bici, siempre la
puedes pintar de otro color.
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Tus
amigos no se quejaran si de vez en cuando les
montas sus bicis.
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En
un grupo social, no es de mala educación
hablar de lo bien que te lo pasaste la última
vez que montaste tu bici.