La ruta de la peregrinación
En el siglo XVI el insigne fray Bernardino de Sahagún recogió una información sintética del evento, que se inicia señalando que los aztecas salieron de su antigua patria por orden de su dios Huitzilopochtli, que les advirtió de esta mamera:
Yo os iré sirviendo de guia,
yo os mostraré el camino.
El texto narra a continuación la peregrinación así iniciada:
En seguida, los astecas comenzaron a venir hacia aca,
existen, están pintados,
se nombran en lengua azteca
los lugares por donde vinieron pasando los mexicas
Y cuando vinieron los mexicas,
ciertamente andaban sin rumbo,
vinieron a ser los últimos.
Al venir,
cuando fueron siguiendo su camino,
ya no fueron recibidos en ninguna parte.
Por todas partes eran reprendidos.
Nadie conocía su rostro.
Por todas partes les decían:
¿Quiénes sois vosotros?
¿De donde venís?
Así en ninguna parte pudieron establecerse,
sólo eran arrojados,
por todas partes eran peseguidos.
Vinieron a pasar a Coatepec,
vinieron a pasar a Tollan,
vinieron a pasar a Ichpuchco,
vinieron a pasar a Ecatépec,
luego a Chiquiuhtepetitlan.
En seguida a Chapultepec,
donde vino a establecerse mucha gente.
Y ya existia señorio en Azcapotzalco,
en Coatlinchan,
en Culhuacán,
pero México no existía todavía.
Aún había tulares y carrizales,
donde ahora es México.
Iniciación de la marcha
Por otra parte, un códice histórico, la Tira de la Peregrinación, nos relata por medio de pinturas cómo los mexicas partieron de Aztlán, que era una isla lacustre, cruzaron las aguas y tomaron tierra firme hasta llegar a un lugar cercano llamado Culhuacán el Antiguo; de allí fueron a un lugar llamado Cuahuitzintla y luego a Cuechtecatl-ichocayam, nombre que quiere decir "lugar en donde lloró el huasteco " El siguiente sitio fue Coatlicámac y de allí pasarían a Coatepec.
La estancia en Coatepec
En este lugar encendieron el primer Fuego Nuevo, es decir, realizaron la festividad con que se celebraba el fin de un ciclo calendárico de 52 años. Esto significa que transcurrieron 52 anos desde que se salió de Aztlán. Otra crónica nos relata que hicieron allí durante su estancia, siempre atribuyendo los hechos a su dios o el mandato para hacerlos.
El texto nos relata:
"Huitzilopochtli planta... su juego de pelota, coloca su tzompantli... Obstruyen el barranco, y la cuesta empinada, con lo cual... se represó el agua... Huitzipolochtli... dijo... a los mexicanos..., plantad, sembrad sauces, ahuehuetes, cañas, carrizos, la flor de atlacuezonalli...; ...echan simiente, los peces, las ranas, los renacuajos, los camaroncitos, los aneneztes, los gusanillos de los pantanos, la mosca acuática, el insecto cabezudo, el gusanillo de las lagunas y los pájaros, el pato, el ánade, el quechulton, el tordo, los de espaldas rojas, los de cuellos amarillos...". Durante su estancia en Coatepec, se dice en otro texto poéticamente narrado, que nació Huitzilopochtli, como dios de los mexicas, y que al morir como hombre, sacerdote y guía, fue allí mismo deificado. En Coatepec permanecieron bastante tiempo y, según las historias de Duran y Tezozómoc, los mexicas creyeron que se iban a quedar definitivamente en ese lugar, en el que habían logrado reproducir un hábitat como el existente en su patria original.
Después de Coatepec, los mexicas ocuparon Tula, tras su "destrucción" y abandono por h6 toltecas. Allí permanecieron algún tiempo, donde se quedó un grupo hasta la misma época de la Conquista.
La entrada al valle de México
Al
internarse en el valle de México, pasaron por Atlitalaquia, Tlemaco
y Atotonilco, lugares que hoy se encuentran en el estado de Hidalgo, y
continuaron hasta Apazco, situado en el actual estado de México.
Encendieron allí el segundo Fuego Nuevo. Habían transcurrido
otros 52 anos desde su estancia en Coatepec. De Apazco viajaron hasta Zumpango
y después hacia Xaltocan, situados en unas islas de la parte norteña
del área lacustre del valle de México. Estuvieron después
en Acalhuacan, que debió estar en donde, mediante un estrecho, se
unía el lago de Zumpango con el de Tetzcoco. Cruzando el estrecho,
pasaron a la ribera occidental de los lagos y fueron sucesivamente a
Ehecatépec (hoy San Cristóbal Ecatepec), Tulpetlac, Coatitlan,
Huexachtitlan y Tecpayocan (hoy el cerro del Chiquihuite, cerca de la villa
de Guadalupe), en donde encendieron el tercer Fuego Nuevo. Continuaron su
camino hacia Pantitlan, Amalinalpan y Acolnáhuac, hasta llegar a Popotlan,
la actual Popotla de las cercanías de Tacuba, adonde años mas
tarde los españoles llegaron derrotados y Cortés lloró
amargamente en la "Noche Triste". De allí continuaron hacia Atlacuihuayan
(Tacubaya) y se asentaron en Chapultepec, lugar en el que realizaron grandes
obras para convertirlo en fortaleza inexpugnable y donde permanecieron durante
largo tiempo.
Según Durán, en Chapultepec construyeron varios edificios y también una muralla de dos estados de altura para defenderse de los grupos vecinos, con los que, según todas las versiones, no se llevaban muy bien. Allí encendieron su cuarto Fuego Nuevo y, al poco tiempo, tuvieron que enfrentarse con una coalición formada por los pueblos del valle con intención de expulsarlos. Fueron derrotados y llevados como prisioneros de guerra a Culhuacán el Nuevo, al pie del Cerro de la Estrella.
La vida en Culhuacán
Los mexicas fueron obligados a vivir en condiciones lamentables, en un inhóspito lugar llamado Tizaapan, donde existían muchas alimañas, víboras y un sinfín de especies de pedregal; sus captores, los colhuas, tenían la esperanza de liquidarlos allí, pero los mexicas pudieron sobrevivir eliminando las alimañas. Dice la crónica:
Los aztecas mucho se alegraron,
cuando vieron las culebras,
a todas las asaron,
las asaron para comérselas,
se las comieron los aztecas
Al constatar los colhuas la supervivencia de los mexicas, decidieron utilizarlos en su servicio y los invitaron a que participaran como auxiliares en las luchas que por entonces libraban contra algunos pueblos vecinos.
Comprometidos en estos conflictos los mexicas tuvieron que pelear contra el señorio de Xochimilco. Para entonces y debido a sus éxitos anteriores, los colhuas prometieron liberar a los mexicas a cambio de su ayuda en tal conflicto. La operación fue un éxito, puesto que capturaron innumerables prisioneros que, por ser tantos, no los pudieron conducir ante el señor de Culhuacán. Así, llevaron en costales las orejas y narices de los derrotados, como prueba de que los habían apresado. La ya citada Tira de la Peregrinación registra en su ultima pagina: "Allí vemos al señor de Culhuacán, que se voltea horrorizado ante la prueba".
Con este hecho concluye la Tira de la Peregrinación. Los acontecimientos que continúan aparecen en otros documentos, los cuales nos dicen que los mexicas lograron una cierta libertad y decidieron quedarse a vivir en Culhuacán durante un tiempo. Los jóvenes mexicas entraron en relación con las muchachas colhuas mediante el matrimonio, con lo que establecieron sus primeros lazos sociales con un grupo de ascendencia tolteca.
Última modificación: 22/Abril/1997
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