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Blackout
New York 2003

 

La noche del 14 de agosto del 2003, la ciudad de New York vivió el famoso apagón. Me toco precenciarlo por pura coincidencia y su efecto cambio mi vida. He aquí la historia y los culpables.
 

Culpable N 1: La señorita Alonso aparece en la ciudad ique para celebrar mi cumpleaños. Me lleva a comprar el regalo que mi tia Helene me ha mandado. Una cámara fotográfica digital. Yupiiii!!! Gracias a ella pude documentar los sucesos que acontecieron aquella (fatídica es mucho decir) fabulosa (mejor) noche.

 
 

La verdad es que La Culpable N1 me pone a patear New York en busca de todo lo turisteable, lease museos, galerías, tiendas, musicales, carteritas, zapatitos y un largo etc.

Fuimos a todos los museos (la bolsa!, la bolsa!, que manera de arruinar una foto)

..suplicamos en todos los restaurantes que nos dejaran hacer pipí...

No dejamos nada por ver... el Puente de Brooklyn..

Central Park...

Comida basuresca...

Hice uso frenético del nuevo juguete. Ire estaba harta, pero luego sabría que lo había merecido.
Pero Ire no me guarda rencor por ello...
Estabamos en el Rochefeller Center cuando esta pedazo de rata se levantó a un tipo. Cuando no... Ayy... me puedes tomar una foto?
Dalí, Culpable N2, estaba solo en NY desde hacía un par de días, así que como éramos tres turistas, decidimos seguir juntos el resto del día. En nuestra agenda el siguiente paseo era el Ferry a Staten Island, asi que... pa´lla nos fuimos.
El ataque era descarado, pero la otra no estaba precisamente molesta.

Comenzamos la travesía
 
Foto pa quí, foto pá lla... Dalí era paparazzo también, así que estabamos todos más o menos en lo mismo. (Bueno, más o menos).
Yo trataba de no molestar...
Cuando en realidad Ire no sabía como sacarse de encima al pobre Dalí, que había quedado completamente encantado con ella.

Volvimos a la ciudad a las 6:30 de la tarde. El sol se ocultaba rapidamente cuando el portero de la estación de metro nos informó de las novedades. Todo NY está desconectado. Hay un apagón. No metro, no autobuses, no teléfonos.

Ahora quién podrá defendernos?
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