"No queríamos molestar pidiendo apoyo económico, pero esperábamos una respuesta favorable para difundir nuestro trabajo. Nuestra intención era y es llevar la obra a Alemania y a algún teatro cercano a Aschwitz, (el ex campo de concentración de) Polonia. La carta no hace referencia al valor artístico de la pieza, que con todo derecho podría no haber gustado. Podrían haber dicho No me interesa; no compartimos su estética", opina Malmsten. ¿Cuáles serían entonces para usted las causas de la falta de apoyo? Quedé desconcertado con la sintética carta y lo consulté con Perla Sneh, coautora del libro La Shoah en el siglo. Del lenguaje del extermino al exterminio del discurso. Para esta investigadora, la desimplicación que se lee en esta carta no es sino la perpetuación, en su cara más peligrosa, de ese lenguaje que la obra evidencia. Belén, ¿por qué quisiste hacer esta pieza? Me pareció un desafío mostrar un personaje que es víctima y victimario de un modo tan íntimo como el que pide la obra. Son importantes las resonancias actuales de la infancia arrasada en el Holocausto. Consultado por Clarín, Steilen señaló: "Nosotros consideramos que la relación primordial (de la obra) es con Austria y Polonia, no con Alemania. Yo sé que es un tema muy delicado y que hace poco en una entrevista radial también llamó la atención que la embajada no le diera apoyo a esta obra". Austria estaba anexada y Polonia fue invadida en el 39 por Alemania, lo que desencadenó la Segunda Guerra..., Yo no tengo más que agregar. Todo está dicho en la carta. © Copyright 1996-2000 Clarín digital All rights reserved |
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