EL MERCURIO de la Salud
Número 22 - Julio de 1998


ESPECIAL HISTORICO
Origen de la Academia Nacional de Medicina

La Academia Nacional de Medicina tuvo varias épocas bien definidas. La primera es la de su fundación, que comprende dos periodos, uno precursor (1783) y otro de creación (1822), mientras que la segunda época es de reorganización y se extendió de 1852 a 1857. La tercera es la universitaria, en la cual se pueden distinguir dos periodos, uno técnico docente (1874-1906) y otro estrictamente científico (1908-1925). Por último se distingue la época de la autonomía, donde la Academia es netamente científica y se desprende de la Universidad.


En 1783 Miguel Gorman, que había organizado el protomedicato de Buenos Aires, propuso al virrey Vértiz la creación de una academia de medicina para estimular el adelanto de las ciencias. Gorman pensaba que la institución también contribuiría, mediante conferencias públicas, a completar la formación algo deficiente de los licenciados y médicos militares que practicaban el arte de curar en el Río de la Plata. Tenía la idea de instalarla en Montevideo para que estuviera lejos del ambiente burocrático de Buenos Aires y así lograr una mayor autonomía.

Pese a la propuesta precursora de Gorman, la Academia de Medicina se crearía en Buenos Aires recién en 1822, poco tiempo después de haberse inaugurado los estudios médicos. La fundación fue instituida por el decreto del 16 de abril de 1822 y, de acuerdo con las atribuciones que le confería el artículo 4, Bernardino Rivadavia (Ministro Secretario de Gobierno) procedió a designar por resolución a los primeros académicos. A las diez de la mañana del 18 de abril de 1822, Rivadavia presidió la ceremonia inaugural y puso en posesión del empleo de presidente al doctor García y Valdés y de secretario del cuerpo al doctor Gafarott.

El reglamento de la Academia fue sancionado luego de varias sesiones el 1º de julio de 1822 y aprobado por el gobierno de Martín Rodríguez cinco días después. Quedaron así designados como socios corresponsales Magendie en París, Chapman en Norte América, y Valdés en Lima; también se determinó la forma de los diplomas para los corresponsales en idioma latino y el sello académico, en el que se representa el templo de Minerva sostenido por seis columnas, sobre su cúpula el sol, en su centro el genio de la libertad con otros jeroglíficos y, alrededor, la inscripción: "Medicine ac naturalium scientiarum Bonaerensis Academiae".

A fines de 1824 la Academia de Medicina de Buenos Aires cerró sus puertas debido al vértigo de los acontecimientos políticos, terminando así con el periodo de creación. Durante este tiempo se eligió como presidente perpetuo de honor a Bernardino Rivadavia (el 20 de abril de 1822) y los destinos de la Academia fueron regidos por tres presidentes: Justo García y Valdés, designado el 17 de abril de 1822; Francisco de Paula Rivero, elegido el 7 de octubre de 1822; y Manuel Moreno, elevado al cargo el 30 de abril de 1823.

En 1856 el gobierno ordenó el restablecimiento de la Academia después de treinta y dos años de inactividad. Se nombró presidente al doctor Pedro Rojas y se dispuso que la Academia se compusiera de treinta miembros efectivos fuera del presidente, de los cuales veintiuno serían médicos y nueve farmacéuticos. Pese a la disposición gubernamental, el 19 de septiembre de 1857 se redujo el número de miembros a veintitrés, ya que consideraban que la cantidad de académicos dispuesta era un obstáculo insalvable para lograr las reuniones de la corporación.

A pesar de la reorganización de la Academia de Medicina, el ambiente era poco propicio para una institución de índole exclusivamente científica, destinada a la investigación en el laboratorio y en la clínica. En consecuencia la Academia sucumbió. En este periodo el cuerpo fue presidido por Francisco de Paula Rivero, designado el 29 de octubre de 1852 y Pedro Rojas, nombrado sucesivamente el 10 de marzo y el 4 de agosto de 1856, y el 19 de septiembre de 1857.

En 1873 la Academia de Medicina surgió nuevamente en el ambiente cultural del país, pero esta vez vinculada directamente al gobierno de la Facultad de Medicina. La situación le agregaría a la Academia una nueva función docente, que por un lado la vitalizó definitivamente, y por el otro fue un obstáculo para su obra estrictamente científica. Su labor en el terreno educativo se caracterizó por organizar y dirigir los estudios médicos, elegir profesores, aprobar planes de estudio y programas, crear cátedras, etcétera.

Para la nueva época fueron designados como académicos los doctores Nicanor Albarellos, Manuel Augusto Montes de Oca, Manuel Porcel de Peralta, Mauricio González Catán, Cleto Aguirre, y Luis María Drago. También habían sido nombrados los doctores Guillermo Rawson, Ernesto Aberg y Teodoro Alvarez pero renunciaron, el Poder Ejecutivo aceptó las dimisiones y designó en reemplazo a los doctores Santiago Larrosa, Pedro Pardo y Julián Fernández.

El 2 de junio de 1874 los nueve académicos se reunieron y constituyeron la corporación. Para llenar las seis vacantes restantes eligieron a los doctores Manuel Aráuz, Pablo Marengo, Eduardo Wilde, Pedro Mattos, Rodolfo Wolf y Leopoldo Montes de Oca. Cuatro días después la corporación volvió a reunirse en pleno y eligió presidente honorario perpetuo al doctor Juan José Montes de Oca y presidente al doctor Manuel Porcel Peralta.

Las funciones técnicas, docentes y científicas de la Academia se prolongaron desde la organización de 1874 hasta 1906. Estos treinta y dos años constituyeron el primer periodo de la época universitaria en la evolución de la Academia. Fue un periodo técnico-docente, durante el cual la función directiva que desarrolló la corporación al frente de la Facultad de Ciencias Médicas dominó por completo el panorama de su obra.

Durante esta etapa fueron presidentes los doctores Manuel Porcel de Peralta (1874-1878) (1879-1886), Santiago Larrosa (1878-1879), Pedro Pardo (1884-1886), Nicanor Albarellos (1886-1887), Cleto Aguirre (1887-1889), Mauricio González Catán (1889-1893), Leopoldo Montes de Oca (1893-1897), Enrique del Arca (1897-1900) (1906), Juan Fernández (1900-1902), y Eufemio Uballes (1902-1906).

En 1906 se reformó el estatuto universitario y la dirección de las Facultades pasó a un consejo directivo elegido por los profesores titulares y suplentes en ejercicio de la cátedra. La Academia de Medicina quedó anexada a la Universidad pero con el carácter de un cuerpo técnico destinado a funciones estrictamente científicas y como una corporación asesora en materia de planes de enseñanza de la Facultad de Ciencias Médicas, a la cual quedó incorporada. Así la Academia se alejó de la compleja tarea directiva de la Facultad y retomó su función original, la científica. El 3 de octubre de 1908 la Academia inicia este segundo periodo de su época universitaria, constituyéndose con veinticinco miembros, número fijado para los académicos titulares.

En este periodo se inició la publicación del "Boletín de la Academia Nacional de Medicina de Buenos Aires" que auspició la investigación y estimuló el espíritu de estudio. También por iniciativa de la Academia se construyó el Instituto del Cáncer, obra que fue realizada por una comisión de académicos presidida por Domingo Cabred, e integrada por los doctores Davel, Etchepareborda, Cranwell, Decoud y Penna. El Instituto se inauguró el 12 de abril de 1922 y una semana después se colocó la piedra fundamental del pabellón de investigaciones experimentales "Emilio J. Costa". Este fue el origen del Instituto de Medicina Experimental, que al separarse definitivamente la Academia de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, quedó dentro de esta última y con la dirección del doctor Angel Roffo.

La Academia fue presidida en este periodo por los doctores Eliseo Cantón (1906-1908) (1920-1922) (1924-1926), Eufemio Uballes (1908-1910), Pedro Arata (1910-1911), Pedro Lagleyze (1911-1912), Roberto Wernicke (1912-1913), Antonio Gandolfo (1913-1914), Luis Güemes (1914-1915), Enrique Bazterrica (1915-1916), José Penna (1916-1917), Domingo Cabred (1917-1918), Daniel Cranwell (1918-1919), Marcelino Herrera Vegas (1919-1920) y Carlos Malbrán (1922-1924).

El Estatuto Universitario aprobado por el Poder Ejecutivo el 19 de octubre de 1923, eliminó de la Universidad a las Academias para que el gobierno procediera a organizarlas como entidades autónomas. Esta reglamentación se dictó por el decreto del 13 de febrero de 1925, que fue el sexto en reglamentar las funciones de la Academia de Medicina. El decreto aumentó a treinta y cinco el número de miembros titulares.

Esta época de autonomía y ciencia marca el esplendor de la Academia Nacional de Medicina de Buenos Aires, que reveló su labor científica mediante conferencias privadas y públicas, con lectura de comunicaciones de importancia por estudiosos e investigadores argentinos y extranjeros.

Habiendo hecho la breve reseña de las distintas épocas de la Academia, vale concluir trascribiendo un párrafo de los Anales de la Academia Nacional de Medicina de Buenos Aires, publicado en agosto de 1823: "...conviene distinguir unos cuerpos, que aunque pertenecen esencialmente a la instrucción, se diferencian en medios y objetos; es decir, las Universidades son escuelas de alumnos; las Academias son de los profesores; y mientras en las aulas se aprenden los rudimentos de las ciencias, en las asociaciones se promueven todos aquellos trabajos que conducen a adelantar la ciencia misma." Estas ideas y el deseo de contribuir al adelanto de la medicina determinaron la creación de la Academia el 16 de abril de 1822.

Marco Aurelio Real (n)


Trabajos públicados en agosto de 1823 en los Anales de la Academia de Medicina de Buenos Aires