PRIMERA LECTURA: Dt 30, 10-14
"10 Si tú escuchas la voz
de Yahvé tu Dios guardando sus mandamientos y sus preceptos, lo que
está escrito en el libro de esta Ley, si te conviertes a Yahvé
tu Dios con todo tu corazón y con toda el alma.
11 Porque estos mandamientos que yo te prescribo hoy no son superiores a
tus fuerzas, ni están fuera de tu alcance, 12 no están en
el cielo, para que hayas de decir: ¿Quién subirá por
nosotros al cielo a buscarlos para que los oigamos y los pongamos en práctica?
13 Ni están al otro lado del mar, para que hayas de decir: ¿Quién
irá por nosotros al otro lado del mar a buscarlos para que los oigamos
y los pongamos en práctica? 14 Sino que la palabra está bien
cerca de ti, está en tu boca y en tu corazón para que la pongas
en práctica".
LA HISTORIA
El Deuteronomio insiste en que el cumplimiento de los preceptos que Yahvé dio a su pueblo en la Alianza, son la fuente de la felicidad. No cumplirlos acarrea la desgracia del pueblo. En el fondo, se descubre una polémica para justificar a Dios por la destrucción de Jerusalén y el Exilio. Si el pueblo está en la desgracia, se debe a que no cumplió con la alianza que había pactado con Dios. El Deuteronomio se escribió, por tanto, en el siglo VI, con la experiencia del Exilio a cuestas.
EL CONTEXTO
El tercer discurso de Moisés del
Deuteronomio se encuentra en Dt 29-30. El capítulo 29 recuerda la
historia del Éxodo (Dt 29, 1-8) y la alianza en Moab (Dt 29, 9-20).
Luego presenta Moisés a la comunidad lo que pasará si no cumplen
con la alianza; habla de destrucción y destierro (Dt 29, 21-28),
en este texto se descubre fácilmente que el discurso se elaboró
con la experiencia del Exilio. En el capítulo 30 se continúa
con las perspectivas si hay desobediencia: "el regreso". Si el
pueblo saca las consecuencias adecuadas de la experiencia del Destierro,
puede convertirse y entonces Dios lo reunirá de los pueblos en que
esté disperso. Yahvé mismo purificará a su pueblo y,
si él acepta cumplir los mandatos ("Tú volverás
a escuchar la voz de Yahvé tu Dios y pondrás en práctica
todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy. Yahvé tu Dios te
hará prosperar en todas tus obras, en el fruto de tus entrañas,
el fruto de tu ganado y el fruto de tu suelo" Dt 30, 8-9a).
Nuestra perícopa continúan la idea de los versos que aquí
transcribí, Dios liberará a su pueblo si cumple los mandamientos.
En el texto siguiente (Dt 30, 15-20), enuncia de modo sintético,
que si el pueblo cumple, será feliz, pero si no lo hace, sufrirá
las consecuencias.
EL SENTIDO
El versículo 10 condiciona
la prosperidad del pueblo al cumplimiento de los mandatos y a la conversión
con todo el corazón y con toda el alma.
Los versículos 11-14 dicen de varias formas que los mandamientos
de Dios están al alcance de la comprensión de todos, que Dios
se ha dignado entregarlos y que eso, precisamente eso es lo que hay que
realizar. Si la sabiduría es inaccesible al hombre, este la puede
descubrir en la Ley: Eclo 24, 23-24; Ba 3, 15. Es decir, el hombre no tiene
por qué lanzarse a conocer las estrellas e investigar el cosmos para
conocer la voluntad de Dios, tiene, simplemente, que cumplir con la Ley
que él mismo ha dado. El versículo 14 vuelve el sentido de
la perícopa al sentido del contexto: Importa conocer los mandamientos
de Dios, pero se trata, fundamentalmente de ponerlos en práctica.
EVANGELIO: Lc 10, 25-37
"25 Se levantó un legista,
y dijo para ponerlo a prueba: Maestro, ¿qué he de hacer para
tener en gerencia vida eterna? 26 Él le dijo: ¿Qué
está escrito en la Ley? ¿Cómo lees? 27 Respondió:
Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda
tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo
como a ti mismo. 28 Díjole entonces: Bien has respondido. Haz eso
y vivirás.
29 Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús: Y ¿quién
es mi prójimo? 30 Jesús le respondió: Bajaba un hombre
de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores,
que, después de despojarle y golpearle, se fueron dejándole medio muerto. 31 Casualmente, bajaba por
aquel camino un sacerdote, y, al verle, dio un rodeo. 32 De igual modo,
un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo. 33 Pero un samaritano
que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión;
34 y, acercándose , vendó sus heridas, echando en ellas aceite
y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó
a una posada y cuidó de él. 35 Al día siguiente, sacando
dos denarios, se los dio al posadero y dijo: Cuida de él y, si gastas
algo más, te lo pagaré cuando vuelva. 37 ¿Quién
de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos
de los salteadores? 37 Él dijo: El que practicó la misericordia
con él. Díjole Jesús: Vete y haz tú lo mismo".
LA HISTORIA
Los escribas eran una clase social y religiosa
muy elevada. Este grupo estaba formado por sacerdotes de alto y de bajo
rango, y de laicos, entre los cuales hay que contar a Hillel, entre los
cuales había también muchos de posición modesta. Su
principal fuerza estaba en el saber. A los 40 años podían
ser ordenados y decidir en materias de la Ley. Podían recibir el
título: Rabbí. Los únicos miembros del sanedrín
que no eran sacerdotes, eran escribas.
Los escribas hacían estudios de las cosas secretas, de los misterios
de la Ley y del cosmos, eso les daba mucha presencia y popularidad entre
la gente. Un rabbí precede en honor a los ancianos, incluso a su
padre. Su dignidad era tan alta que "Las tumbas de los rabinos y las
tumbas de los Profetas están unas al lado de otras" .
EL CONTEXTO
Lc 9, 51- 19, 44, nos presenta a Jesús
"subiendo a Jerusalén. Los domingos anteriores leímos
el envío de los 72 discípulos (Lc 10, 1-20); la revelación
del evangelio revelado a los sencillos (Lc 10, 21-24). En este domingo leemos
el gran mandamiento (Lc 10, 25-28) y la parábola del buen samaritano
(Lc 10, 29-37), siendo esta parábola una explicación del gran
mandamiento.
En Lc 10, 38-42 se nos narra la visita de Jesús a casa de Marta y
María, seguida del Padre nuestro (Lc 11. 1-4). Ninguno de los acontecimientos
narrados los dos domingos pasados, en este y en el siguiente, están
ubicados en algún lugar en concreto.
EL SENTIDO
Un legista es un maestro de la Ley o escriba,
en esta ocasión se acerca uno para ponerle una prueba. No está
bien claro qué tipo de prueba quería ponerle a Jesús,
más bien, parece un legista bien intencionado. La pregunta es la
más importante de la Ley, Jesús lo remite a ella. Después
de la respuesta del escriba, Jesús le dice que está bien lo
que dice, pero que debe llevarlo a la práctica (Lc 10, 28). En Mt
22, 36 y en Mc 12, 28, la pregunta del escriba es cuál es el primero
y principal de los mandamientos, Lucas quiso poner una pregunta más
importante para sus lectores. Jesús no respondió directamente,
sino que planteó otra pregunta, e hizo así al rabbí
dar él mismo la respuesta. Al final de la parábola utiliza
la misma forma, pregunta al interlocutor quién fue el prójimo.
La respuesta del maestro fue una cita de Dt 6, 5.
El legista quería justificarse por la pregunta que había hecho
a Jesús y le pregunta de nuevo quién es el prójimo.
Jesús da la respuesta en forma de parábola (Lc 10, 30-35),
luego pregunta al escriba quién fue el prójimo de aquel hombre,
y ante la respuesta del escriba, le dice que haga él lo mismo. La
parábola misma muestra que los que conocían la Ley, los sacerdotes
y los levitas, dieron un rodeo, en tanto que el extranjero hereje atendió
al herido y se comportó como su prójimo.
El acento de esta parábola está en que se puede conocer bien
lo que la Ley manda, pero es preciso hacerlo, de ahí la insistencia
de Lucas en ponernos al escriba respondiendo dos veces lo mismo y a Jesús
diciéndole dos veces que debe practicarlo, como marco de la parábola
(Lc 10, 28. 37).
Las dos lecturas tratan el tema de la diferencia que existe entre conocer la Ley y ponerla en práctica. El pueblo de Israel fue enviado al Destierro porque no cumplió con una ley que tenía al alcance de la mano en la Torá. Jesús, en su diálogo con el escriba, no subraya el aspecto teórico sino el práctico: Es preciso cumplir con los mandamientos. La diferencia entre ambas lecturas está en que en la del Antiguo Testamento se trata de un "toma y daca", nosotros cumplimos y Dios tiene que tratarnos bien, y viceversa, si no cumplimos, debe castigarnos; por otro lado, la Ley a que se refiere en esos momentos Moisés es toda la Torá. Jesús es cuestionado sobre "el mandamiento que nos llevará a la vida eterna", es decir, la esencia de la Ley; para Jesús no existe esa norma de retribución (toma y daca), sino que quien ama y sirve lo hace desinteresadamente... o lo debe hacer desinteresadamente.
© Derechos Reservados. Esta versión electrónica
Comentarios a los Domingos Ordinarios, ha sido realizada por el IAFOBI. Se permite su reproducción siempre y cuando
se cite la fuente: IAFOBI, Dr. Javier Quezada del Rio. México D.F.
2001.