Celebrante: En el nombre del Padre... (y saludo)
Guía:
Una de las actitudes fundamentales para vivir la cuaresma es escuchar y
atender los ecos de la Palabra de Dios dondequiera se manifiesten. Hacerlo
no lleva al creyente a conocer secretos sino a ponerse en sintonía
y adecuarse a la voluntad de Dios.
En otras palabras, escuchar a Dios es descubrir que Él no quiere
salvarnos a la fuerza, sino apoyar y apoyarse en nuestra colaboración.
La Liturgia de la Palabra de este día se encargará de aclarar
esta sugerencia.
Moisés conoce a Dios en el monte y recibe la misión de darlo
a conocer a su pueblo para rescatarlo de la servidumbre a los sistemas humanos
y llevarlo a una tierra en que sirva al Dios que lo quiere libre (primera
lectura). San Pablo sugiere a los cristianos de Corinto leer con provecho
la Escritura para vivir de acuerdo a ella (segunda lectura). Y Jesús
enseña a sus discípulos cómo discernir los hechos de
vida: no son sucesos casuales, sino una forma de providencia que lleva a
la conversión. Quien los entiende
se convierte; quien no sabe
leerlos pierde la ocasión para encontrar al Dios que salva.
Que la Palabra que escucharemos en nuestra celebración nos vuelva
atentos al Señor y nos permita encontrarlo en cada suceso de la vida,
por oscuro o frío que parezca.
Primera lectura (Éxodo 3,1-8.13-15)
Dios no quiere esclavos de nadie y menos, aún, de poderes que aniquilen
su dignidad y derechos de hijo de Dios. Al revelar su nombre, aclara a Moisés
que ve, oye, se fija en el dolor humano y baja para darle oportunidad de
pasar de la servidumbre a su servicio.
Segunda lectura (1 Corintios 10,1-6.10-12)
La seguridad mata al incauto, dice Pablo a los cristianos de Corinto al
recordarles que su fe en Jesús no les da el derecho a dormir, ser
holgazanes o creer que es monopolio que les ha sido confiado. Lo que sucedió
a los hebreos en el desierto... puede suceder al cristiano aquí o
allá, hoy o mañana.
Evangelio (Lucas 13,1-9)
Según opinión común, la desgracia es un signo de castigo;
según Jesús, ocasión para ver las señales de
la cercanía de Dios. Con dos ejemplos, el Señor Jesús
afirma que si el dolor no nos ha tocado, no se debe a la suerte sino a la
paciencia divina que nos da una oportunidad para la conversión.
Celebrante:
Hermanos, sabemos que la conversión no es cosa fácil para
nadie, pues nos cuesta y empeña a fondo. Pidamos a Dios la capacidad
de escuchar su Palabra para comenzar a convertirnos, es decir, a encontrarnos
y a encontrarlo.
Guía: Oremos con devoción / Padre, escúchanos.
- Por la Iglesia de Cristo, encargada dee llevar el evangelio a los hombres:
para que sepa vivir primeramente en su interior la Palabra que va a comunicar
y participar a los demás. Oremos con devoción
- Por los Jefes de Estado y de Gobierno:: para que alienten a sus pueblos
con la verdad y justicia, sin falsas expectativas de bienestar. Oremos con
devoción
- Por quienes se dedican a la investigacción de técnicas que
beneficien a la humanidad: que lo hagan para hacer el bien y no el mal.
Oremos con devoción
- Por los historiadores y arqueóllogos: que no vean el pasado como
hechos sino como señales de esperanza y modelos de enseñanza.
Oremos con devoción
- Por cuantos celebran la primavera comoo un ciclo más: que el Espíritu
les facilite el descubrimiento de la naturaleza no sólo como el fin
aproximado del invierno sino como el signo de la vida que Dios ofrece a
todos. Oremos con devoción...
- Por los seres humanos que no llegan a nacer: para que sus padres no los
vean como estorbo a su salud y fama, sino como testigos de la vida que no
se puede negar y que Jesús viene a mostrar con su Pascua. Oremos
con devoción...
- Por nosotros que hemos escuchado a Dioos en este tercer domingo de cuaresma:
que seamos dóciles a su Palabra y estemos dispuestos a practicarla
a fondo. Oremos con devoción
- Otras peticiones. Oremos con devoci&oaacute;n
Celebrante:
Dios nuestro, Fuente de todo bien: escucha las peticiones que te hacemos
como hijos tuyos. Auxílianos en nuestras situaciones difíciles y permítenos encontrarte
cuando la dificultad aprieta y "... se oscurece la fe". - AMÉN.
Guía:
El discernimiento es una facultad que todos poseemos pero que no todos estamos
dispuestos a utilizar convenientemente.
Nuestra celebración que concluye parece decirnos: "Dichoso el
hombre que aprende a discernir el significado de las cosas y de los sucesos...
¡verá a Dios!".
Moisés descubrió en una zarza ardiente al Dios de Israel continuamente
presente para acompañarlo; Pablo nos insta a interpretar las Escrituras
para sacar provecho de sus ejemplos; y Jesús nos pide que, luego
de interpretar la realidad, seamos capaces de convertirnos.
Aprovechemos la oportunidad que Dios nos ofrece como a la higuera infructuosa
de la parábola de Jesús. El tiempo de cuaresma es apto para
ello; y los acontecimientos chicos y grandes de nuestras vidas
también.
Celebrante: En el nombre del Padre... (y despedida)
Nuestro tiempo se caracteriza por el uso de los medios
de comunicación. Estos son un vínculo útil y necesario
entre las personas y los países:
- acortan las distancias,
- evocan la creatividad humana
- y son camino para hablar del Señe;or.
Los medios de comunicación social también pueden volverse
un peso para el mismo hombre pero, al mismo tiempo, un peligro, un instrumento
de manipulación y escándalo que exalte al lucro, al sexo,
a la muerte y al desastre o causen y provoquen "una visión deformada
de la vida, de la familia, de la religión y de la moralidad".
En esta hora de la comunicación social, el hombre también
debe abrirse y sintonizarse con el lenguaje o los lenguajes de Dios, es
decir: debe estar dispuesto al diálogo con lo religioso, con todo
lo sobrenatural y lo divino que rebasa su arco de influencia técnica
y puramente intelectual o práctica.
Por este sendero van los mensajes del tercer domingo de la cuaresma.
El Libro del Éxodo propone un cuadro dramático: Dios ve y
encuentra al hombre en estado lamentable y así lo hace saber a Moisés.
Le revela, en primer lugar, que la tierra es un lugar sagrado y que el hombre
debe caminar en ella con cuidado, dignidad y sin pisotearla. A continuación
le comunica que El conoce las desgracias que ocurren a su pueblo, acentuando
su carácter de drama y desastre: ("He visto... oído...
conocido... y bajado..."). Y, finalmente, le revela que va a ser el
"Dios efectivo" que libera a su pueblo haciéndolo pasar
de la servidumbre al servicio, del sometimiento a la identidad consigo y
de la nada a la igualdad como fue su proyecto desde el principio (primera
lectura).
Con una interpretación pastoral, el apóstol Pablo explica
la Escritura a los cristianos de Corinto. Ellos deben ser inteligentes y
comprender y entender los textos de la Escritura captando el lenguaje que
Dios habla. Durante el éxodo, el pueblo se rebeló, murmuró
y desobedeció la voz de su Señor. Por eso, no llegó
a la tierra prometida ni pudo gustar la liberación total como se
les había prometido. Del mismo modo, los cristianos de Corinto deben
reaccionar a tiempo para evitar un desastre igual o mayor (segunda lectura).
Jesús hace lo propio con sus contemporáneos al descifrar dos
sucesos de su época. Cuando algo resulte mal, no deben buscarse culpas
y pecados que lo hayan provocado; ni destino o casualidad. No se trata de
cazar brujas o hacerle pagar el pato a alguien. Para ser honestos, dice
el Maestro, debe comprenderse el lenguaje de Dios, ya que el dolor humano,
propio o ajeno, es invitación a la conversión y no un delito
que perseguir. Por ello, desde el punto de vista de Jesús, los sucesos
de la vida son:
- lección válida y ocasi&ooacute;n para aumentar la fe,
- propuesta para la renovación dee la persona y comunidad
- y estímulo a la esperanza y a lla confianza en Dios (evangelio).
A medida que crece la cuaresma, el mensaje de la Palabra de Dios se vuelve
incisivo y comprometedor. Al cristiano se le invita a conocer el lenguaje
de Dios, a distinguir sus signos y medios de comunicación que no
son los del conformismo, sino los del empeño; no aquellos de la piedad
aburrida o solitaria, sino los de la comunión fraterna y solidaria;
no los que dan emotividad, sino los que provocan madurez, conversión,
transformación.
El teléfono de Dios al hombre suena con timbre alegre; su pantalla
es diversa de las de los televisores; y su voz no habla con la extravagancia
del cantante, la pedantería del comercial, la manipulación
del cuerpo semidesnudo de la diva o el arma asesina de los numerosos "Rambo"
que siempre triunfan sobre los supuestos malos.
En cambio, la voz de Dios prefiere el silencio, retiro, oración,
confianza y esperanza en el cambio. Por ello, dialogar con Dios lleva a
convertirse libremente y con empeño y no a "quedarse igual"
como en la canción.
En definitiva: la vida, según el evangelio... o se renueva o se pierde;
pero ¡nunca podrá ser igual que antes de la Cuaresma o luego
de celebrar la Pascua!