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Mensaje de Febrero 6 del 2005
La Misión del Siervo de Dios: Capacitación
Lectura Bíblica: Mateo 10:1-7
Introducción
A estas alturas, encontramos a Jesús predicando y haciendo milagros y prodigios. Pero, si miramos un poquito más detenidamente, Jesús estaba limitado en tiempo y lugar. ¿Por qué? Porque físicamente le era imposible estar en mas de un lugar a la vez. Reconoce que «la mies es mucha, mas los obreros pocos» (Mateo 9:37) por tanto, decide enviar a los doce Apóstoles al pueblo de Israel. Aunque este mandato fue para Sus Apóstoles, y el territorio a cubrir, el pueblo de Israel, a nosotros nos encomienda mas allá de nuestras fronteras, hasta lo último de la tierra (Hechos 1:8). Observemos, pues, como Jesús hace el llamado a Sus siervos, la capacitación para la obra, y los objetivos de la obra para que la misión sea un éxito.
Llamado a la obra
Por lo general, cuando somos llamados para ser empleado en algún trabajo, tenemos que pasar entrevistas y chequeos para que el empleador pueda determinar si estamos capacitados para el trabajo. Cuando Jesús llama a Sus discípulos, El no tiene que examinarnos para determinar si estamos elegibles o no. El ya sabe de antemano, quienes han de ser obreros fieles y sinceros para que Su obra se extienda. Dios mira en los que llama:
- La predisposición para servir. Como el siervo fiel está ansioso porque sea elegido para tal magna obra. Tenemos el ejemplo de Isaías que al escuchar el llamado del Señor a predicar, con plena disposición dijo: «Heme aquí, envíame a mí» (Isaías 6:8) Esto es lo que busca Dios, cristianos dispuesto a trabajar en lo que El nos encomienda.
- El corazón del creyente. La convicción y la certeza del plan de Dios para dar a conocer el Reino de los Cielos. Desarrollamos esta firmeza por la fe que es Cristo Jesús y alentamos a los demás para que sean arraigados en esta convicción. Vendrán tiempos difíciles en lo que hemos de ser probados en nuestras creencias y hemos de salir victoriosos, solamente, si somos encontrados alabando y glorificando a Dios por todas Sus grandezas.
- La potencialidad de dar frutos. Podemos ser comparados a los árboles frondosos, que en su tiempo dan frutos-si somos considerados buenos árboles. La Palabra de Dios dice: «43 No es buen árbol el que da malos frutos, ni árbol malo el que da buen fruto. 44 Porque cada árbol se conoce por su fruto; pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas.» Todos que han sido escogidos, tienen la potencialidad de dar buen fruto. ¿Qué es lo que hace la diferencia? La predisposición a dar lo mejor para la obra de Dios. El éxito de dar buen fruto reposa en la sumisión y fidelidad a Dios.
Capacitación para la obra
Subsiguiente al llamado que nos hace el Señor, tenemos el tiempo de capacitación. Los discípulos disfrutaron y aprovecharon el tiempo disponible para ser instruidos en el Camino que lleva a la salvación. Cuando Jesús envía a los Doce a evangelizar, ya no los considera aprendices, sino que los llama Apóstoles, o sea, emisarios. Se considera que ya han caminado año y medio con Jesús y han recopilado conocimiento suficiente para dar el mensaje que le es encomendado. Jesús los arma con herramientas que solo El las puede otorgar. Los mismos privilegios que gozaba Jesús en esos tiempos, le concede a Sus discípulos para que los utilicen como señales de la Grandeza de Dios.
Si leemos el primer versículo, notamos que Jesús les concede la autoridad sobre los espíritus inmundos y para sanar toda enfermedad y toda dolencia. La lista no termina ahí, porque leemos en el versículo 8, que el Señor les extiende privilegios adicionales que incluye el de resucitar muertos. Estas habilidades distintivas solo se aplicaban a Jesús, pero como los Apóstoles iban en representación de Jesús, El les concede estos dones por la gracia de Dios. Por eso los insta a dar por gracia también.
No podemos decir que gozamos de estos mismos privilegios hoy en día, porque a ninguna persona contemporánea se le puede atribuir el privilegio de resucitar muertos. Sí estamos seguros que el Señor nos capacita bajo otros términos, pero no al mismo nivel que le concedió a los Apóstoles. Nosotros estamos capacitados bajo la influencia de la gracia de Dios que es por medio de la fe. Primeramente, tenemos los escritos de la Santa Biblia, en la cual tenemos el recuento completo de lo que Dios nos ha querido revelar. La Palabra de Dios nos capacita en el conocimiento de lo que El ha hecho en el pasado, lo que está haciendo en el presente y lo que hará en el futuro. Pablo escribiendo a Timoteo le dice que «toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.» (2 Timoteo 3:16-17)
Luego, también tenemos a Cristo morando en nuestros corazones que nos capacita en Su amor para que así demos a conocer de Su amor y la plenitud de Dios (Efesios 3:17-19). También, tenemos la capacitación por medio del Espíritu Santo de Dios. «12 Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, 13 lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.»
Objetivos de la obra
Por último, El Señor le da instrucciones especificas a Sus discípulos para que tengan objetivos claros de lo que tienen que cumplir. Les previene de los lugares a donde no tienen que ir (versículo 5b), mas bien concentrarse en los perdidos y la casa de Israel (versículo 6). A nosotros nos es encomendado un territorio mucho más extenso y nos encomienda no hacer acepción de personas. La Biblia nos dice: «recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.» (Hechos 1:8)
El mensaje que les encomendó Jesús a Sus discípulos fue de que «el reino de los cielos se ha acercado» (versículo 7). Así nos encomienda a nosotros también, de propagar el evangelio de salvación y que el reino de Dios está mucho mas cerca de lo nos pensamos. Enseguida que recibimos a Cristo como nuestro Salvador, pasa a morar en nuestros corazones para vida eterna.
Conclusión
Que el Señor nos ayude a someternos a la voluntad de Dios, y que busquemos en El, la capacitación que necesitamos para dar a conocer la salvación que es por medio de Su Hijo Jesucristo. Amén.
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