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Mensaje de Febrero 13 del 2005
La Misión del Siervo de Dios: Expectativas
Lectura Bíblica: Mateo 10:16-23
Introducción
No hay ganancia si no hay trabajo. No se desarrollan los músculos si no ejercitamos. No hay conocimiento si no hay estudio. No se conoce la Palabra de Dios si no se predica. Lo que queremos decir es que para lograr resultados positivos, tenemos que trabajar, ejercitar, estudiar, predicar. Cada una de estas cosas toma esfuerzo, dedicación, perseverancia. Nada viene por sí solo, especialmente si comenzamos desde cero. Dentro de la misión del siervo, existen expectativas que van a probar la fe y la perseverancia del creyente. Jesús, hablándole a Sus discípulos, le menciona las dificultades y persecuciones que iban a experimentar en el ministerio, pero al final, recibirían recompensa de vida eterna.
La conducta del Siervo (versículo 16)
Como medida preventiva, El Señor les hace recomendaciones a Sus siervos antes de enviarlos al campo misionero. Los principios a los cuales fueron introducidos fueron válidos en esos tiempos, como se también aplican a nosotros en estos tiempos. Les dice que los hijos de Dios deben ser «prudentes como serpientes, y sencillos como palomas». Indiscutiblemente podemos decir que lo uno va con lo otro. No se puede ser (gr. phronimos) astuto o sutil como la serpiente, sin dejar de ser (gr. Akeraios) inocente y sencillo como paloma. Los dos extremos deben existir en el siervo de Dios para que exista un balance de distintiva característica.
Habrán personas que la balanza se inclina hacia la astucia y la perspicacia. En estos casos, la persona tiende a tomar ventaja sobre los demás. Por otro lado, si la persona es muy inocente esta tiende a ser blanco de las personas astutas. Tal es el mundo en el que el siervo de Dios se desenvuelve, que necesitamos los ingredientes necesarios para llevar a cabo la misión de Dios. Hemos de ser acechados por los enemigos del evangelio, pero estemos seguros que Cristo está intercediendo a Dios por nosotros, para que nos libre del mal (Juan 17:15).
El Siervo experimentará persecución (versículos 17-18)
No podemos decir que la obra de Dios no tendrá sus tropiezos. Jesús mismo les advierte a Sus discípulos que vendrán persecuciones. Aunque no seremos entregados a Concilios o Sinagogas, pero sí experimentaremos sufrimientos en nuestras propias Iglesias. Los ultrajes y abusos verbales se han experimentado a través de todos los tiempos. El hermano hablando negativamente del otro hermano. Críticas en contra de los dirigentes de la Iglesia. Oposición a cambios positivos y la degradación a eventos para alcanzar al perdido.
Vendrán en los últimos tiempos intensas persecuciones con señales de guerras, hambre, pestilencia, terremotos, tribulación, los cuales serán considerados «principios de dolores. Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre» (Mato 24:8-9). Aunque las características de desgracia mundial estará a través del tiempo de la Iglesia, no es hasta que estemos acercándonos al final que vendrán las desgracias con mayor intensidad. Para ese entonces, la Iglesia habrá ascendido a los cielos con Cristo y el remanente (los Judíos) sentirá la fuerza de la persecución. Los santos de la tribulación serán despreciados (Mateo 10:21-22).
El Siervo testificará con poder (versículos 19-20)
Mucho nos preocupamos en qué decir y cómo hablar acerca de las cosas de Dios y Su salvación. Cuando estemos en momento de urgencias, El Señor nos ha de poner Sus Palabras en nuestras bocas para testificar con poder y convicción. No significa que no debemos instruirnos en La Palabra de Dios en su momento oportuno. Encomendamos que siempre estemos escudriñando Las Escrituras, que estemos estudiando y meditando en La Palabra de Dios para que en el momento preciso tengamos qué decir. El Señor nos ha dado de Su Santo Espíritu para que nos asista en momentos críticos que fuéramos llamados a testificar. No mal interpretemos estos versículos, creyendo que no necesitamos preparación para instruir o predicar en eventos que proporcionan el crecimiento espiritual de los santos. Existen casos que los predicadores no preparan sus mensajes de antemano, con la esperanza que el Espíritu Santo les conceda el mensaje cada vez que suben al púlpito. Los resultados no pueden ser efectivos.
El aliento para el Siervo (versículos 27-32)
Cualquiera pensaría que es poco alentador el saber que ser cristiano y estar involucrado en dar La Palabra de Dios es peligroso. La Biblia nos inspira confianza y nos motiva a seguir adelante en la obra. Jesús hablando a Sus discípulos les dice: «Lo que os digo en tinieblas, decidlo en la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde las azoteas. Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas al alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno. ¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre. Pues aun vuestros cabellos están todos contados. Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos. A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos».
La predicación de La Palabra de Dios no debe tener barreras. Somos llamados a testificar el evangelio de salvación a los perdidos. Seamos como atalaya proclamando el mensaje de Dios y no seamos intimidados con falsos presagios o amenazas en contra de nuestra persona. Anunciemos el temor a Dios, el futuro de aquellos que no aceptan a Cristo como el Salvador de sus vidas y sus consecuencias. Por último, guiemos a los predestinados a confesar a Cristo como el Señor que da la vida. La misión del Siervo de Dios establece sus expectativas en la fe y confianza en La Palabra de Dios. Tendremos pruebas y aflicciones, pero Cristo dice: «confiad, yo he vencido al mundo» (Juan 16:33b).
Conclusión
Oremos a Dios para que nos fortalezca en el ministerio que nos ha dado. Que Su Santo Espíritu nos llene de poder y sabiduría en el momento que tengamos que testificar de Su Santo Nombre. Amén.
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