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Mensaje de Marzo 13 del 2005
Jesús Murió por Ti
Lectura Bíblica: 2 Co 5:18-21
Introducción
El mensaje de Pablo es poderoso. El explica en estos pasajes el verdadero significado de la vida y muerte de Jesús. Notemos en estos pasajes que el principal propósito de Cristo fue de reconciliar este mundo con Dios. El Apóstol Pablo nos dice que los cristianos somos bendecidos con este ministerio, porque tomamos participación del mensaje de reconciliación. Consideremos las siguientes verdades fundamentales que se asume en estos pasajes de la Biblia:
- Que toda la humanidad es pecaminosa, y por eso necesita ser reconciliado por Dios.
- Dios mismo, reconcilia al mundo con El, a través de Cristo, porque el mundo no puede hacerlo por sí mismo.
- Cristo fue puro y sin pecado.
- Cristo pagó las penas de nuestras culpas a cambio de la justificación del pecado. El fue hecho pecado por nosotros.
- Aunque nosotros hemos ofendido a Dios, El siempre inicia nuestra reconciliación, pero apela al mundo a través del mensaje que llevan los cristianos.
Todo esto es la esencia del mensaje del evangelio, de las cuales participamos Ud. y yo.
Ser cristiano es ser reconciliado con Dios. Y como cristianos somos llamados a participar en el ministerio de la reconciliación, persuadiendo a todas las personas, en el nombre de Cristo a ser reconciliado con Dios. Así que, la reconciliación, es el tema de la verdadera cristiandad. Es el acto por el cual, el pecador, no tiene ningún mérito. Es más, la verdadera reconciliación se cumple solamente a través de la obra de Cristo. El ministerio de la reconciliación que ha sido encomendado a los cristianos es el mejor trabajo en el mundo; y el mensaje de la reconciliación es el mensaje más importante. Esta es la razón por la cual el mensaje estuvo en el corazón de Pablo. En 1ra Corintios 1:17, él dice: «Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio; no con sabiduría de palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo». La preocupación de Pablo radicaba en la pureza del mensaje. El adulterar el simple mensaje de la cruz, sería despojar todo el poder del mensaje.
Dios ha llamado a todos los cristianos a ser embajadores en el nombre de Cristo. ¿Sabemos lo que es un embajador? Es el representar al Rey, una nación o gobierno, en asuntos diplomáticos y el de llevar el mensaje de altos dignatarios. Pablo nos enseña que los cristianos somos investidos con alto honor y dignidad en llevar el mensaje de la reconciliación. Si examinamos 2da Corintios 5:18-21 más detenidamente, otras verdades emergen para clarificar el mensaje de la reconciliación.
Somos reconciliados por la voluntad de Dios
Fue concebido e iniciado por Dios. «Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo (versículo 18) ¿a qué se re fiere con todo esto? Se refiere a los versículos 14 al 17. La transformación que se describe ahí: conversión, salvación, todo lo conectado con la nueva naturaleza en Cristo, proviene enteramente de Dios. Los pecadores no pueden reconciliarse con Dios por ellos mismos, ya porque decidan el hacerlo cualquier momento, no tienen el poder para satifascer la ira de Dios. No tienen ni el poder para cambiar ellos mismos, dudamos que puedan cambiar a Dios. Jeremías 13:23 dice: «¿Mudará el etíope su piel, y el leopardo sus manchas?Así también, ¿podréis vosotros hacer bien, estando habituados a hacer el mal?». El pecador no puede cambiar por sí mismo, necesita del poder de Dios. Por esto es que el evangelio conlleva buenas noticias de salvación: de tal manera amó Dios al mundo, que El mismo preparó el camino de reconciliación para hacernos Sus hijos, sin violar Su justicia.
Pablo nos declara que la soveranía de Dios es la base para la reconciliación, así como le escribe a los creyentes de Roma: «Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de Su Hijo, mucho más, estando reconciliados seremos salvos por Su vida. Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación (Romanos 5:10-11) . Dios hizo posible la reconciliación, enteramente a través de Su Hijo Jesucristo. ¿Por qué? Jesucristo es el único mediador entre Dios y los hombres que pudo satisfacer las demandas de un Dios santo y justo.
Somos reconciliados por un decreto de Dios
Este es un decreto legal que nos concede el perdón del pecado. Dios no es que simplemente permite la entrada del pecador al círculo de Sus elegidos sin ser limpios de pecado. Dios absuelve al pecador de sus culpas y le imputa una justicia perfecta, para que pueda comparecer delante de Dios, sin culpas ni manchas de pecado. 2da Corintios 5:19 hace referencia a esta verdad bíblica de la justificación, cuando dice: «que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo mismo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados». La única forma que los pecadores pueden ser reconciliados con Dios es que si el pecado que nos separaba, ya deja de ser un obstáculo. Por eso es que, la situación del pecado tiene que ser resuelto, echado a un lado (Colosences 2:13-14). Es importante entender que la justificación es un decreto de Dios y no un proceso. Esto ocurre de inmediato, cuando el pecador acepta lo que Cristo hizo por nosotros en la cruz del Calvario.
Somos reconciliados por la obediencia de la fe
¿Quiénes son los justificados? Los que creen. Fe es el instrumento de la justificación. Es lo que demanda el evangelio 2da Corintios 5:20 hablando del llamado a la fe. Pablo declara: «Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios». ¿Qué es lo que la gente debe hacer para ser reconciliado con Dios? «Cree en el Señor Jesucristo y seras salvo, tú y tu casa (Hechos 16:31). Así que cuando persuadimos a la gente que sea reconciliada con Dios, los estamos llamando a tener fe en Cristo. Y la fe es un regalo de Dios. El llama a quien ha de llamar. Los llama al arrepentimiento y a creer en Cristo. Los pecadores que rechazan el llamado son responsables de su incredulidad y desobediencia.
Somos reconciliados por la obra de substitucion de Jesucristo
La esencia de las Escrituras que leímos al principio es la verdad gloriosa de como fue el pago de nuestro pecado. Cristo fue la expiación del pecado, tomando el lugar de nosotros. El versículo 21 nos da esta poderosa verdad: «Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él». Este versículo nos da a conocer y nos resuelve el plan divino de Dios de redención. ¿Cómo puede un Dios santo redimir al pecador? Por medio del sacrificio, de la muerte substitudinaria de Cristo en la cruz del calvario. El Apóstol Pedro nos escribe en 1ra Pedro 2:24 «quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuesteis sanados».
Conclusión
Para concluir, debemos reconocer que Jesús murió por ti y por mí, y nos facilita a una reconciliación con Dios. Lo único que nos acerca a recibir este beneficio es la fe que depositamos en Cristo Jesús, por todo lo que El hizo en la cruz. Esta fe nos lleva a reconocer ciertas cosas. Primeramente, a confesar que somos pecadores y que estamos apartados de Dios. Debemos, también, reconocer que por nosotros mismos, no podemos reconciliarnos con Dios, y si no nos arrepentimos, vamos a estar eternamente separados de Dios y sufrir tormento eterno. Debemos de creer que Dios envió a Su Hijo a este mundo, en forma de hombre, para morir por los pecadores y recibir la ira de Dios sobre El. Debemos creer que la justicia de Dios fue complacida por el sacrificio de Cristo y concluida en la resurrección. Y finalmente, que «Dios tambien le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que estan en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para Gloria de Dios Padre. (Filipenses 2:9-11). Amén.
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