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Mensaje de Abril 10 del 2005
¿Tiene sentido el creer en el Hijo de Dios?
Introducción
Estamos viviendo en tiempos tumultuosos, donde la creencia popular se confunde con la creencia que encontramos en Las Sagradas Escrituras. La duda asalta a los corazones y viene la pregunta: ¿Tiene sentido el creer en el Hijo de Dios? Y es que estamos expuestos al ataque del medio de comunicaciones, la radiodifución, la internet y otros sistemas de información social, que nos apartan de las verdades que conciernen la fe. Consideremos los siguientes principios que nos dan convicción a nuestros sentidos hacerca de creer en el Hijo de Dios. Primero, nos da un nuevo nacimiento. Segundo, nos profundiza en el amor de Dios. Tercero, nos hace más que vencedores en Cristo Jesus. Por último, nos da vida eterna.
Lectura Bíblica: 1 Juan 5:1-5, 9b-12
Preámbulo
Haciendo la obra de evangelización, una persona nos decía que ella creía en todo. Que para ella, todas las religiones son iguales, si son sinceras. Esto nos recuerda el tiempo que alguien puso cianuro en las cápsulas de Tylenol al azar. Algunos las compraron y murieron. Esto nos muestra dos cosas, como nos ilustra el Pastor Edwin Lutzer. Que el creer en sí, no tiene ningún mérito. Las siete personas que tomaron estas cápsulas murieron, porque creían que eran buenas. O sea, que su creencia los mató. Segunda cosa que nos enseña, la creencia falsa se parece a la verdadera. Las características de la Tylenol se parecía a la verdadera. El paquete, las cápsulas, la forma, todo parecía igual, aun decía que quitaba el dolor. Pero tomar una sola causó la muerte. No podemos decir que creemos en todo, porque puede ser fatal. Lo que sí podemos tener seguridad en el creer en el Hijo de Dios. Y esto nos brinda unas pautas sin igual. No sólo tiene sentido, sino que nos da pruebas rotundas.
I. Nos da un nuevo nacimiento (versículo 1)
La frase clave es todo aquel. Esto nos abre la oportunidad que la persona que decide abrir su corazón a Dios y recibir a Cristo como su Salvador es nacido de Dios. ¿Por qué es importante esto? Cuando estamos sin Cristo, participamos de la naturaleza pecaminosa con la que venimos a este mundo. El Salmista declara en Salmo 51:5 «He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre.» Así que tenemos que deshacernos de la naturaleza pecaminosa para poder gozar de la naturaleza esprititual. Jesús hablando con Nicodemo le dijo que tendría que nacer de nuevo para poder participar del reino de Dios (Juan 3:1-7). Jesús no le dio una opción, sino que se lo puso como una necesidad.
II. Nos profundiza en el amor de Dios (versículos 2-3)
Sabemos que amamos a Dios porque El nos amó primero. Así que nuestro corazón responde a la proposición de Dios. Aceptamos a Su Hijo Jesucristo y El nos llena de Su amor, porque Dios es amor. Si amamos a Dios, amamos a nuestros hermanos de la fe. Cumplimos asi el mandamiento de Dios. «Que creamos en el nombre de Su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros.» (1 Juan 3:23). Cuando nos sometemos a la divina voluntad de Dios, participamos de Su fiel testimonio y nos guía a sabiduría y sencillez de corazón.
El amor de Dios es la regeneración del cristiano. Leamos lo que dice en 1 Juan 4:7-12 «Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros.» Estas verdades descubren el velo de la ley perfecta de Dios, en que
- Si amamos, tenemos a Dios en nuestros corazones
- Si creemos en Cristo, somos limpios de pecado
- Si nos mantenemos en el amor de Dios, somos perfeccionados en Su amor.
III. Nos hace más que vencedores (versículos 4-5)
Si a Ud. le interesa el deporte, y fuera fanático de algún equipo, ¿no le interesaría que su equipo fuera siempre el vencedor? Así mismo con todos que profesan la fe en el Señor, creemos que estamos en el equipo de los vencedores porque Cristo ha vencido al mundo. Nos dice en Colosenses 2:13-15, «Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.»
- Nos busca para hacernos participe de Su Victoria, aunque estabamos muertos en delitos y pecados.
- Nos quita el pecado, clavandolos en la cruz
- Despoja a las huestedes de maldad para abrirnos el camino que nos lleva a Dios
- Triunfa en la cruz para liberarnos del pecado.
IV. Nos da vida eterna (versículos 11-12)
Indudablemente, esto tiene sentido. La Biblia nos declara muy comprensiblemente que «El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.» Esta declaración, asi como clara, es muy sencilla.
- El que cree en Cristo tiene salvación
- El que cree en Cristo tiene vida eterna
- El que cree en Cristo tiene a Dios en su corazón
- El que creyere, verá la gloria de Dios.
Conclusión
Busquemos a Dios en oración para que declarando a Su Hijo Jesucristo en nuestros corazones, se hagan realidad sus promesas de un nuevo nacimiento, de profundizarnos en Su amor, de darnos victoria, y la vida eterna que hemos de disfrutar delante de Su presencia. Amén.
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