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Mensaje de Mayo 8 del 2005
Características de una Madre
Introducción
Cada uno de nosotros tenemos rasgos característicos que son únicos, pero por una razón u otra, las madres tienen algo muy especial. Dios las ha creado para que se desenvuelvan en la parte funcional del hogar con atención única y especialmente en lo que concierne al detalle con los hijos. Una anécdota cuenta que en el sexto día, mientras Dios se encontraba formando a la mujer, se acerca un ángel y le pregunta: “¿por qué pones mucho tiempo en esta especie?” Dios le responde: “esta futura madre tiene que tener más de mil y una habilidades. Debe de tener mas de 200 partes movibles y ajustables, habilidad de pasar un día entero con solo una taza de café, fortaleza para aguantar en sus faldas a tres niños a la vez, que sane con sus besos a rodillas lastimadas o corazones rotos, y que tenga 6 pares de manos, 3 pares de ojos, y oídos para escuchar a 4 personas a la vez”. El ángel le llama la atención a Dios porque nota que el modelo que está formando, tiene la cara húmeda y Dios le responde: “estas son sus lágrimas, porque con ellas expresan su gozo, sus tristezas, sus frustraciones, su dolor, su soledad, su aflicción, y su orgullo”. El ángel muy impresionado le dice: “tú eres un genio Señor. Piensas en todo, porque las madres son verdaderamente maravillosas”.
Notemos las características de una madre, que pone a un lado su orgullo, su procedencia, sus desventajas y se humilla delante del Señor para buscar el saneamiento de su hija. Aun guardando en su corazón el temor de ser rechazada porque no tenía ningún derecho por no ser del pueblo escogido.
Lectura Bíblica: Mateo 15:21-28
Toma decisiones correctas - supo a Quién acudir (versículo 22)
La Biblia nos habla acerca de la procedencia de esta mujer que vino a Jesús a implorar por su hija. De acuerdo al relato paralelo de Marcos, era de procedencia griega y sirofenicia. Si nos basamos en el recuento de la historia, los cananeos eran idólatras y practicaban cultos abominables a sus dioses. Desde el principio de la conquista, Dios había decretado la exterminación de los pueblos cananeos para evitar la contaminación de estas prácticas a Su pueblo escogido.
Aunque la historia nos relata que los cananeos sacrificaban a sus hijos a sus dioses paganos, aquí tenemos a una madre que amaba a su hija. Percibimos en ella el amor maternal, que más bien busca por el bienestar y la salud de su hija. Indudablemente había escuchado de la fama de Jesús, que no le importó la humillación que podía pasar por ser de origen cananea. Sabía que sólo Jesús podía ayudarla y no los dioses paganos que su pueblo idolatraba. Correctamente lo llama «Señor, Hijo de David», confesando que este era el Mesías - el que había de venir. La fuente misma de la misericordia de Dios, era el único que podía extender misericordia en aquel momento crítico en la vida de esta mujer y su hija atormentada por un demonio.
No se desanima - persiste en lo correcto (versículos 23-25)
La respuesta de Jesús no fue como en otras ocasiones. Su misericordia siempre lo movía a conceder la petición del necesitado. Pero, en este caso, Jesús no respondió de inmediato a la petición de la mujer cananea. A pesar del silencio de Jesús, la mujer espera Su respuesta con esperanza en el corazón. Entonces, le declara el Señor la misión de buscar las ovejas perdidas de Israel primero. Así como lo expuso en la parábola de la oveja perdida, donde dijo: «Porque el Hijo del Hombre ha venido, para salvar lo que se había perdido» (Mateo 18:11) refiriéndose al pueblo de Israel. Jesús vino como Rey de los Judíos y así fue inscrito en la cruz «ESTE ES JESÚS, EL REY DE LOS JUDÍOS» (Mateo 27:37). Nos imaginamos la expresión de desesperación de parte de la mujer que intensifica sus ruegos, al punto de postrarse a los pies de Jesús y clamar con grave expresión «¡Señor, socórreme!» Este es un clamor desgarrador de una madre desesperada por el bienestar de su hija. Se aferra a la convicción de que Jesús es el único Ayudador Divino y le pide reverentemente por Su ayuda.
No es argumentativa - pide con humildad (versículos 26-27)
Aunque Jesús persiste con palabras fuertes acerca de por qué no podía complacer su petición, podemos determinar que Su actitud probaba a la mujer su confianza en el Señor. La declaración de Jesús - en la forma que fue expresada, hubiera desmoralizado a cualquiera de nosotros, pero esta mujer soportó con paciencia, por amor a su hija. Mas bien, le refuta con humillación y sigue el hilo de la ilustración de Jesús, que aún los menospreciados viven de las migajas de los pudientes. El término perrillo se refiere a los gentiles y no se toma en forma de insulto porque creemos que Jesús no vino para despreciar a quien se acerca a Él en humildad de corazón. Más bien dio Su vida «para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna» (Juan 3:16b). Esta mujer consintió aguantar este reproche porque creyó en el Señor Jesucristo y Su poder de echar fuera demonios. Quizás su fe se inclinaba más favorablemente que los que rodeaban a Jesús.
Testifica por medio de la fe - es recompensada (versículo 28)
El Señor se maravilló de la fe de la madre gentil. Previamente Jesús había declarado en Mateo 11:28: «Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar» y esto fue lo que hizo por la mujer cananita. Nos llama a cada uno de nosotros que confiamos en el Señor, a poner todas nuestras cargas en Él. El testimonio de la mujer cananita había revelado una fe grande y sincera hacia el Señor, y esto le agrada a Dios. Cuando pidamos, pidamos creyendo y el Señor recompensará la oración de fe.
Las características de abnegación por parte de la madre cananita sacó lo mejor de las virtudes que guardaba en su corazón. Demostró determinación, perseverancia, humildad y fe. Todo esto tiene su lugar en la forma que Dios quiere formarnos. Siempre busca en Sus elegidos que reflejen los perfectos atributos de Dios. Si nos sometemos a Su Divina Providencia, Él nos amolda a Su voluntad y nos prepara para el llamado como buenos hombres y mujeres de Dios.
Conclusión
Oremos para que el Espíritu Santo de Dios toque nuestras vidas, así como lo hizo con esta mujer cananea. Pidámosle que desarrolle en cada uno de nosotros las mejores características para el buen desenvolvimiento de nuestros hogares. Que el Señor ponga en nosotros la determinación, la perseverancia, la humildad, y sobre todo, el amor y la fe. Amén.
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