Mensaje de Enero 22 del 2006
Plan de Dios para Nuestras Finanzas
Introducción
En la organización de nuestras vidas tomamos consideración de nuestras finanzas dentro del plan de Dios. Buscamos estar libre de preocupaciones en lo que respecta a nuestras finanzas, para poder concentrarnos en lo que necesita de nuestra apremiada atención. Esto es, de servir a Dios. ¿Puede la presión de las finanzas cautivar nuestro pensamiento? Absolutamente, y más aún, voltear nuestro diario vivir en una esclavitud de responsabilidades financieras que ahogarían nuestras más preciadas aspiraciones. Podemos volvernos esclavos de nuestras finanzas.
Es sorprendente saber que la Guerra Civil en los Estados Unidos de 1861-1865 abolió la esclavitud de las masas opresoras. Pero, hoy en día, tenemos otra clase de esclavitud, y esta es la esclavitud del dinero. La Biblia nos alerta en contra del peligro de caer en esta esclavitud, y nos guía a concentrar nuestros esfuerzos en la dirección correcta. No podemos desentendernos si caemos en un estado desenfrenado de querer hacer fortuna hasta el punto de olvidarnos de Dios. Buscamos la libertad en nuestras finanzas según el plan de Dios.
Peligro de esclavitud financiera (versículo 7a)
Desde el principio, Jehová acusa a Su pueblo de apartarse de Sus leyes y no haberlas guardado. En el tiempo que Israel se apartó de Dios, cayó en esclavitud de sus opresores. Buenos ejemplos tenemos en el libro de Jueces, a donde nos narra que las siete veces que Israel se apartó de Dios, siete veces cayeron en esclavitud. Indudablemente, esto nos alerta de que si nos apartamos de los planes de Dios para nuestras finanzas, vamos a caer en la esclavitud de nuestros deseos de posesión material. La Biblia nos da opción de ser esclavos de Dios o las riquezas. Mateo 6:24 nos declara que «Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.»
Esto elimina la idea de que podemos servir a Dios y a las riquezas a la misma vez. No podemos querer estar a los dos lados de la cerca en un mismo tiempo, o pararnos en la mitad de ella. Tenemos que decidirnos, por lo uno o lo otro. Aceptamos el plan de Dios para nuestras finanzas, o nos enfrascamos en una búsqueda desmesurada por hacer fortuna. Tal parece que es el desenfreno social de hoy en día. La sociedad no se conforma con la suficiente provisión que recibimos, sino que ponen todos sus esfuerzos en buscar más y más cada vez. Buscan de llenar sus graneros, para vivir cómodamente y saciar sus corazones, sin acordarse de los planes de Dios (Lucas 12:18-21).
Desentendimiento de Israel (versículos 7b-9)
Frente al peligro de que Israel continue apartándose de Dios, Él llama a Su pueblo al arrepentimiento de su extravío. En cambio, Jehová promete volverse a ellos, olvidándose de sus pecados. Pero miramos con asombro el desentendimiento del llamado divino por parte de Israel. Primeramente pregunta: ¿En qué hemos de volvernos? La pregunta objeciona inocentemente el haberse apartado de Dios en alguna manera. Quizas le dirían a Dios no sabíamos que nos habíamos apartado de Tu presencia. Hemos estado asistiendo al Templo regularmente; hemos dado nuestros diezmos y ofrendas; hemos participados de todas las actividades. ¿Cómo nos hemos de volver, si no nos hemos apartado? Todo esto sólo demuestra la verdadera condición de Israel. Estaban muy apartados de Dios, envueltos en actividades de prestigio y riquezas que querían aparentar un estado saludable frente a Dios.
Israel no sólo se había apartado del plan de Dios en lo que se refería a la provisión de sus finanzas, sino que retenían los diezmos que le pertencían a Dios. Jehová los acusa directamente y dice: me habéis robado . Una acusación así llamaría la atención de inmediato a cualquiera. El difunto Dr. McGee sugiere que sería un impacto grande si antes de retirarse la congregación se dice desde el púlpito: ladrones, le han robado a Dios . Obviamente, la congregación diría no creo que sea conmigo porque puse una buena ofrenda en el plato . Pero, ¿Robará el hombre a Dios? La Palabra de Dios dice: «En vuestros diezmos y ofrendas».
Tristemente nos damos cuenta que hoy en día se sufren de estos mismos males. El hombre se desentiende de las cosas de Dios y se sumerge en su propia mezquindad. Llegan al punto de retener sus ofrendas, y cargan a Dios con sus pecados y maldades. No siguen el plan de Dios para sus vidas, sino que siguen sus propias agendas, catalogando de insuficiente lo que Dios provee.
Liberación financiera (versiculos 10-12)
Lo ideal sería que el creyente siga el plan de Dios para sus finanzas, que encuentre conformidad en la provisión de parte de Dios, y que honre las dádivas de Jehová trayendo sus diezmos y ofrendas al alfolí. ¿Cuál es este plan de Dios que hemos estado mencionando? La Biblia nos invita a:
- Buscar de Dios activamente para saber de Su voluntad en nuestras finanzas (Mateo 6:33)
- Preparar un presupuesto personal (Lucas 14:28)
- Separar lo que le pertenece al Señor (Mateo 22:21)
- Separar lo que le pertenece al César (Mateo 22:21)
- Ayudar al menesteroso (Lucas 12:33; Mt 19:21)
- Envolvimiento en las misiones (Mateo 28:19)
- Reajuste de presupuesto, como Dios nos haya prosperado (1 Corintios 16:2)
Indiscutiblemente, estaríamos en buen camino si ponemos en práctica los pasos estipulados en el plan de Dios. Él nos invita a que probemos de Sus benevolencias para que reafirmemos nuestra fidelidad a Dios. No es que nos motive el hecho de retribución material por lo que traigamos al altar, sino las riquezas espirituales que Dios promete. Lo que experimentamos de parte de Jehová es:
- Complacencia de lo alto
- Bendiciones
- Promesas de abundancia
- Protección del enemigo
- Frutos saludables
- Testimonio deseable para los que nos rodean
- Ser seleccionado como linaje escogido
Conclusión
Que Dios no ayude a organizar nuestras vidas dentro de los parámetros de la voluntad de Dios. Pidámosle que nos ayude a sobreponernos a los riesgos de apartarnos de Dios para seguir nuestra propia voluntad. Busquemos el servir a Dios y que no seamos desentendidos cuando Él nos hable. Propongámonos hacer nuestro el plan de Dios y seguirlo con sabiduría y perseverancia. Estemos seguro que Él ha de recompensar nuestra fidelidad, para honra y gloria de Su Nombre. Amén.
<< Anterior |
Siguiente >>
| ^ Ir arriba
|