Tercer Encuentro del ICER

Globalización y Diversidad Religiosa

Invitan:

y el

Instituto Colombiano para el Estudio de las Religiones (ICER)

Página principal

Presentación

Programación

Antecedentes

Justificación

Objetivos

Comité Organizador

Justificación

 

 

Lo sagrado ha sido desde la época prehispánica un elemento constitutivo de las poblaciones establecidas en el actual territorio de la República colombiana. Eje de las relaciones sociales, tanto endógenas como exógenas, fue un canal de articulación de las relaciones de poder y fundamento central de la conformación no sólo social, sino de la propia identidad de los sujetos.


La presencia hegemónica del catolicismo marcó la colonización española y la vida republicana, al entrar a competir dominantemente con los espacios ocupados por las religiones amerindias, y establecer normas y doctrinas que apoyaron un proceso de homogeneización social, cultural, política y económica. Esto no quiere decir que se desconozcan las formas religiosas amerindias. Ellas han estado en la base de las dinámicas históricas de la religión popular desarrolladas a lo largo de los siglos.

 

En Colombia hasta mediados del siglo XX prevaleían relaciones tradicionales de carácter rural y sus áreas urbanas no registraban el impacto migratorio de otros países latinoamericanos. El proceso de Violencia que asoló los campos colombianos desde finales de la década del 40, desató la migración campo-ciudad. El éxodo, producto de la Violencia, desestructuró la vida comunitaria tradicional en un porcentaje altamente significativo, y en muy pocos años, ocasionando su mayor impacto en ciudades como Bogotá, Medellín y Cali.

 

Con la transformación y desarrollo de la ciudad, ceremonias y prácticas religiosas establecidas para localidades de pocos miles de personas, en muchos casos no respondieron a los nuevos problemas urbanos. La religiosidad popular y urbana tradicional encontró cada vez más dificultades para ofrecer alternativas viables a las grandes masas de población.

 

A las transformaciones estructurales se sumaron los cambios producidos al interior del catolicismo. Los ecos en Colombia del Vaticano II y de las Conferencias Episcopales Latinoamericanas tuvieron significativa resonancia. En barrios marginados de las grandes ciudades, por ejemplo, sectores del clero que se enfrentaron a las grandes consecuencias sociales del proceso de urbanización unido a la violencia, quisieron apoyarse en los cambios institucionales internacionales para propiciar una nueva forma de presencia religiosa. Pero la jerarquía eclesiástica no vio la necesidad de esta renovación, porque junto con las autoridades gubernamentales observaron esas exigencias de cambio propuestas por el clero, como una expresión más de la Guerra Fría. Esta posición le impidió a la jerarquía colombiana ver el abrupto y veloz viaje que realizaban en el tiempo. En pocas horas las personas que llegaron a las ciudades, debieron recorrer caóticamente la experiencia histórica que las sociedades europeas lograron a lo largo de los siglos, entre el mundo agrario y el mundo urbano. Así se produjo un vaío cultural e histórico con profundas repercusiones. La primera de ellas: el desarraigo, puesto que la distanci a cultural es enorme entre el punto de partida y el punto de llegada. Los migrantes perdieron y siguen perdiendo sus raíces culturales sin hallar otras con que remplazarlas. Ello creó en nuestra sociedad urbana, el caldo de cultivo propicio para que se desarrollara, especialmente en los centros urbanos, una de sus principales características: la coexistencia de varios mundos culturales.

La urbanización unida a visos modernizadores, fue transformando lentamente el universo coherente de los recién llegados. El universo tradicional le permitía a cada uno entender el mundo que les tocó vivir, conocer cuál era su papel y saber cómo enfrentar las calamidades. Calamidades y perturbaciones aparecen así insoportables, al romper dicho sistema. En él, cada actitud, cada valor, cada acontecimiento, tení a asignado un lugar. Lo perturbador fue que se introdujo un vaío de sentido en las gentes del campo, que provenían de una sociedad que había dado una significación unánime a cada cosa.

La tradicional concepción religiosa de la vida, del universo, de los valores y actitudes, que eran parte esencial del sentido y de las raíces culturales, se fueron diluyendo con la urbanización y modernización. Lo primero que aprendieron es que esos valores eran objetos de risa y de burla y un obstáculo serio para su integración, lo que les produía una inmensa inseguridad. La sociedad moderna destruyó entonces los medios cerrados a través del desarraigo, lo que no significó el paso automático del cristianismo a la incredulidad. La rápida ruptura producida por la modernización no ha generado un proceso de secularización, debido a que esto produce inseguridad cultural, y los nuevos habitantes urbanos buscan con desesperación los restos de la sociedad primitiva que aún se puede hallar en ciertas formas religiosas de la nueva sociedad. Christian Parker, analizando una realidad similar en Santiago de Chile, dice: "Porque en el sentido religioso la colectividad reencuentra su solidaridad fundante y es capaz de reconstruirse como colectivida d que supera (real o ritualmente) los imponderables y arbitrarios que amenazan su propia subsistencia como colectividad. Es cierto que la búsquedad de la restitución del lazo fundante de la colectividad encuentra tambié n otros senderos, pero el camino de las religiones estásiempre disponible y es el que está utilizando la aplastante mayoría de los pueblos del tercer mundo"1. Se produce entonces todo tipo de re-simbolización y re-semantización de las prácticas religiosas2.

Por otra parte, pasada la Guerra Fría, se ha presentado un ambiente de mayor pluralismo, de apertura a nuevas y contradictorias tendencias. Para muchos resultó entonces, más atrayente optar por nuevas significaciones culturales, en cambio de reproducir tradiciones heredadas. Se creó un clima más propicio para la aceptación de las disidencias políticas, culturales y religiosas, tolerando que sus propagadores acceed ieran a los medios de comunicación porque no tenían posibilidad de poner en cuestión e l sistema imperante.

De esta manera, la ruptura con los elementos culturales propios producida primero por la Violencia y luego reforzada por el consumismo, en una sociedad del Tercer Mundo como la colombiana, frenó un posible proceso de secularización y creó necesidades de fortalecimiento espiritual que han propiciado la revitalización de prácticas religiosas y el surgimiento de nuevas instituciones dedicadas a lo sagrado. Así el campo religioso del país se ha fragmentado en una multiplicidad de Iglesias y de espacios de interacción económica, política y social de base religiosa que atraviesan a su vez a las Iglesias institucionalizadas. El propio sistema religioso católico ha vivido internamente un proceso de diversidad, de modo que hoy día coexisten en una misma Iglesia, distintas expresiones y organizaciones, e incluso corrientes e ideolog ías, que a veces chocan entre sí por la preponderancia dentro del sistema.

La nueva conformación del campo religioso estáincidiendo en la reelaboración de las relaciones sociales urbanas y transformand o la identidad ciudadana; posiblemente en múltiples sentidos se puede redefinir la cultura, su ética y sentido de pertenencia, aspecto desconocido y que necesita ser investigado.

En este sentido es pertinente interrogarse por el cariz del proceso de diversidad religiosa, que al igual que en Colombia se está presentando en todos los países del continente.

  • ¿Qué función estácumpliendo la religión en esta nueva etapa de la historia, frente a un pasado donde este aspecto fue cohesionador social y legitimador del poder político?
  • ¿La diversidad religiosa que se manifiesta en lo local, es una forma de resistencia o de acomodo al proceso de homogeneización cultural, que plantea la globalización?
  • ¿La diversidad religiosa es fruto de un rechazo a la institucionalidad religiosa, reafirmando una religiosidad individual o por el contrario, es un punto de consolidación, de pertenencia e identidad, mediado por la pequeña comunidad a nivel local?



El III encuentro de investigadores sobre el hecho religioso pretende buscar pistas que orienten a la respuesta de estos interrogantes y a la vez, propiciar un espacio de encuentro Interdisciplinario e interreligioso.

_______________________

1 PARKER, CRISTIAN. Otra Lógica en América Latina. F.C.E. Santiago. 1993.pp.398

2 "Re-semantización indica" que es posible que un corpus de símbolos emanados de un centro y adoptados por una localidad distante de aquél puede mantenerse formalmente pero, al mismo tiempo ser re-semantizados de acuerdo con contenidos propios de la localidad que los adopta."Resimbolización hace referencia al proceso contrario, por el cual contenidos tradicionales y vinculados a la experiencia social de un grupo adquiera nueva expresión a través de formas simbólicas importadas. Estos cambios no se introducen de manera drástica sino a través de puentes semánticos o equivalencias simbólicas entre culturas que entran en contaco. Tambié n existe la posibilidad de que la entrada de una nueva forma como de un nuevo contenido se integren de manera que debido a las características propias de este nuevo componente se torne capaz de minar, destruyendo desd e dentro el sistema al cual se incorpora. Estos conceptos han sido tomados de SEGATO, RITA LAURA. Cambio religioso y Desmificación: La expansión evangélica en los Andes Centrales de Argentina.en: Religiones Latinoamericanas

Página principal - Antecedentes - Justificación - Objetivos - Comité Organizador - Inscripciones - Programación - Curso sobre modernidad, cristianismo y diversidad religiosa en la UN- Horizontes de la Humanidad. Cultura islámica- Contáctenos a: icercolombia@yahoo.es