A las transformaciones estructurales
se sumaron los cambios producidos al interior del catolicismo. Los ecos en
Colombia del Vaticano II y de las Conferencias Episcopales Latinoamericanas
tuvieron significativa resonancia. En barrios marginados de las grandes
ciudades, por ejemplo, sectores del clero que se enfrentaron a las grandes
consecuencias sociales del proceso de urbanización unido a la violencia,
quisieron apoyarse en los cambios institucionales internacionales para
propiciar una nueva forma de presencia religiosa. Pero la jerarquía
eclesiástica no vio la necesidad de esta renovación, porque junto con las
autoridades gubernamentales observaron esas exigencias de cambio propuestas
por el clero, como una expresión más de la Guerra Fría. Esta
posición le impidió a la jerarquía colombiana ver el abrupto y veloz viaje
que realizaban en el tiempo. En pocas horas las personas que llegaron a las
ciudades, debieron recorrer caóticamente la experiencia histórica que las
sociedades europeas lograron a lo largo de los siglos, entre el mundo
agrario y el mundo urbano. Así se produjo un vaío cultural e histórico con
profundas repercusiones. La primera de ellas: el desarraigo, puesto que la
distanci a cultural es enorme entre el punto de partida y el punto de
llegada. Los migrantes perdieron y siguen perdiendo sus raíces culturales
sin hallar otras con que remplazarlas. Ello creó en nuestra sociedad
urbana, el caldo de cultivo propicio para que se desarrollara,
especialmente en los centros urbanos, una de sus principales
características: la coexistencia de varios mundos culturales.
La urbanización unida a visos modernizadores,
fue transformando lentamente el universo coherente de los recién llegados.
El universo tradicional le permitía a cada uno entender el mundo que les
tocó vivir, conocer cuál era su papel y saber cómo enfrentar las
calamidades. Calamidades y perturbaciones aparecen así insoportables, al
romper dicho sistema. En él, cada actitud, cada valor, cada acontecimiento,
tení a asignado un lugar. Lo perturbador fue que se introdujo un vaío de
sentido en las gentes del campo, que provenían de una sociedad que había
dado una significación unánime a cada cosa.
La tradicional concepción religiosa de
la vida, del universo, de los valores y actitudes, que eran parte esencial
del sentido y de las raíces culturales, se fueron diluyendo con la
urbanización y modernización. Lo primero que aprendieron es que esos
valores eran objetos de risa y de burla y un obstáculo serio para su
integración, lo que les produía una inmensa inseguridad. La sociedad
moderna destruyó entonces los medios cerrados a través del desarraigo, lo
que no significó el paso automático del cristianismo a la incredulidad. La
rápida ruptura producida por la modernización no ha generado un proceso de
secularización, debido a que esto produce inseguridad cultural, y los
nuevos habitantes urbanos buscan con desesperación los restos de la
sociedad primitiva que aún se puede hallar en ciertas formas religiosas de
la nueva sociedad. Christian Parker, analizando una realidad similar en
Santiago de Chile, dice: "Porque
en el sentido religioso la colectividad reencuentra su solidaridad fundante
y es capaz de reconstruirse como colectivida d que supera (real o
ritualmente) los imponderables y arbitrarios que amenazan su propia
subsistencia como colectividad. Es cierto que la búsquedad de la
restitución del lazo fundante de la colectividad encuentra tambié n otros
senderos, pero el camino de las religiones estásiempre disponible y es el
que está utilizando la aplastante mayoría de los pueblos del tercer
mundo"1. Se produce entonces todo
tipo de re-simbolización y re-semantización de las prácticas religiosas2.
Por otra parte, pasada la Guerra Fría, se ha
presentado un ambiente de mayor pluralismo, de apertura a nuevas y
contradictorias tendencias. Para muchos resultó entonces, más atrayente
optar por nuevas significaciones culturales, en cambio de reproducir
tradiciones heredadas. Se creó un clima más propicio para la aceptación de
las disidencias políticas, culturales y religiosas, tolerando que sus propagadores
acceed ieran a los medios de comunicación porque no tenían posibilidad de
poner en cuestión e l sistema imperante.
De esta manera, la ruptura con los
elementos culturales propios producida primero por la Violencia y luego
reforzada por el consumismo, en una sociedad del Tercer Mundo como la
colombiana, frenó un posible proceso de secularización y creó necesidades
de fortalecimiento espiritual que han propiciado la revitalización de
prácticas religiosas y el surgimiento de nuevas instituciones dedicadas a
lo sagrado. Así el campo religioso del país se ha fragmentado en una
multiplicidad de Iglesias y de espacios de interacción económica, política
y social de base religiosa que atraviesan a su vez a las Iglesias
institucionalizadas. El propio sistema religioso católico ha vivido
internamente un proceso de diversidad, de modo que hoy día coexisten en una
misma Iglesia, distintas expresiones y organizaciones, e incluso corrientes
e ideolog ías, que a veces chocan entre sí por la preponderancia dentro del
sistema.
La nueva conformación del campo
religioso estáincidiendo en la reelaboración de las relaciones sociales
urbanas y transformand o la identidad ciudadana; posiblemente en múltiples
sentidos se puede redefinir la cultura, su ética y sentido de pertenencia,
aspecto desconocido y que necesita ser investigado.
En este sentido es pertinente
interrogarse por el cariz del proceso de diversidad religiosa, que al igual
que en Colombia se está presentando en todos los países del continente.
- ¿Qué función
estácumpliendo la religión en esta nueva etapa de la historia, frente
a un pasado donde este aspecto fue cohesionador social y legitimador
del poder político?
- ¿La diversidad
religiosa que se manifiesta en lo local, es una forma de resistencia o
de acomodo al proceso de homogeneización cultural, que plantea la
globalización?
- ¿La diversidad
religiosa es fruto de un rechazo a la institucionalidad religiosa,
reafirmando una religiosidad individual o por el contrario, es un
punto de consolidación, de pertenencia e identidad, mediado por la
pequeña comunidad a nivel local?
El III encuentro de investigadores sobre el hecho religioso pretende buscar
pistas que orienten a la respuesta de estos interrogantes y a la vez,
propiciar un espacio de encuentro Interdisciplinario e interreligioso.
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1 PARKER,
CRISTIAN. Otra Lógica en América Latina. F.C.E. Santiago. 1993.pp.398
2 "Re-semantización
indica" que es posible que un corpus de símbolos emanados de un centro
y adoptados por una localidad distante de aquél puede mantenerse
formalmente pero, al mismo tiempo ser re-semantizados de acuerdo con
contenidos propios de la localidad que los adopta."Resimbolización
hace referencia al proceso contrario, por el cual contenidos tradicionales
y vinculados a la experiencia social de un grupo adquiera nueva expresión a
través de formas simbólicas importadas. Estos cambios no se introducen de
manera drástica sino a través de puentes semánticos o equivalencias
simbólicas entre culturas que entran en contaco. Tambié n existe la
posibilidad de que la entrada de una nueva forma como de un nuevo contenido
se integren de manera que debido a las características propias de este
nuevo componente se torne capaz de minar, destruyendo desd e dentro el
sistema al cual se incorpora. Estos conceptos han sido tomados de SEGATO,
RITA LAURA. Cambio religioso y Desmificación: La expansión evangélica en
los Andes Centrales de Argentina.en: Religiones Latinoamericanas
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