pop modular

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De alguna forma la agrupación vería afianzada su reputación a partir del inesperado éxito conseguido por el Refried Ectoplasm (1995), una recopilación de rarezas y de temas inéditos, con títulos tan desconcertantes como "Revox" y "Farfisa" (referencias a elementos de su parafernalia particular) y homenajes directos (caso "John Cage Bubblegum") que alcanzó el Nº 1 en el indie chart inglés y el casillero 30 de la lista general. Ese buen paso se vería consolidado definitivamente con el maravilloso Emperor tomato Ketchup, el mejor álbum de 1996 para varias firmas prestigiadas, ensalzado por la crítica en general. No pudo ser distinto. La inmensa "Cybele's Reverie", el zumbido adictivo de "Percolator", la reactualización en versión mejorada de sus incursiones primerizas ("OLV 26", con punteos a lo New Order) y la increíble vitalidad de "The Noise of Carpet" resultaron suficientes para hacer de ésta una obra maestra, disco de cabecera de miles de musicómanos alrededor del mundo. La aparición de una nueva placa del quinteto era aguardada con expectación y felizmente no se hizo esperar mucho.

Dots and Loops, su último tour de force hasta la fecha mantiene frscas sus virtudes, introduciendo ligeros cambios. Esto, obviamente, tiene una explicación. Como lo cuenta Tim: "Hemos estado escuchando grupos del género electrónico, apreciando cómo ellos logran hacer música interesante sin necesitar guitarras. Estamos escuchando también soundtracks italianos, pop brasileño, Aphex Twin...sentimos más afinidad con ellos que con los grupos de guitarras".Másclaronielagua
Para la grabación de este material la banda ha contado con dos colaboradores insignes: el talentoso John McEntire, figura principal del post-rock y dueño de un curriculum tan extenso como brillante (Tortoise, Gastr del Sol y Sea and Cake se cuentan entre sus proyectos más importantes), ha co-producido siete de los diez temas del álbum en el estudio Idful Music de Chicago. Los surcos restantes, cosa interesante por cierto, cuentan con la co-producción de Andy Toma, miembro del dúo electrónico alemán Mouse on Mars, esta vez en Academy of St. Martin de Düsseldorf. Stereolab compartió durante el 96 un extensa gira con los Mars y la participación de Laetitia y Mary en su reciente Cache Coeur Nail EP no hizo sino afianzar las bases para esta fructífera interrelación.

La participación de músicos tan imaginativos como los mencionados y la combinación de los distintos referentes que éstos manejan con el particular y distintivo sonido de Stereolab ha traído como resultado que Dots and Loops posea la capacidad de sorprender desde la primera audición, desde el contacto inicial con sus armonías. Así, los ruidos cacofónicos que abren "Brakhage" desaparecen para dejar paso a un tema de ejemplar estructura pop. Breves trazos de guitarra y la marimba de McEntire se ven armoniosamente combinados con las angelicales voces de Laetitia y Mary Hansen.

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"Miss Modular", probablemente la mejor canción del disco, representa una saludable recuperación de esquemas fifties y sixties, concepto que se extiende incluso hasta el video-clip del tema. Entre felices riffs de órgano, guitarra y trompeta, Sadier y Hansen sobreponen equilibradamente -una vez más- sus preciosas florituras vocales. De lo mejor. La serenidad llama a tu puerta con "The Flower Called Nowhere", un buffete de efectos y sonoridades de una exquisitez cativante. Pasando luego a la rítmica musculosa de "Diagonals", impuesta por las eléctricas y la trompeta de Jan St. Warner, el otro 50% de Mouse on Mars, quien solo participa como instrumentista.

En "Prisoner of Mars" domina el sonido del Farfisa sobre unas arropantes percusiones de caracteres más acústicos y naturales, ideadas por Andy Ramsay, mostrando algunas coincidencias con el estilo que el difunto Serge Gainsbourg solía manejar. Al llegar a "Rainbo Conversation", la banda alcanza uno de sus momentos más inolvidables, a estas alturas ya perfectamente ajustada, gracias al contagioso ritmo impuesto por el bajo, ahora empuñado por Richard Harrison, quien reemplaza dignamente al talentoso Duncan Brown, en plena forma durante la grabación del Emperor, complementado con el estupendodesempeñoinstrumentaldelosdemásmiembros.

Con "Parsec" se sumergen de lleno en el drum'n'bass, combinándolo genialmente con los requiebros del Farfisa de Morgane Lhote. El jazz se ve tímidamente recogido en la apertura de "Ticker Tape of the Unconscious" para terminar cediendo frente al influjo funk desprendido por las programaciones, en perfecta comunión con el -casi- omnipresente sonido del órgano.

Lo más experimental viene del lado de "Refractions in The Plastic Pulse", un brillante rompecabezas de 17 minutos y cinco partes claramente identificables. Arrancando con lo que podría calificarse como "balada del hiper-espacio" -en donde aflora esa perfecta sínteiss de elementos de vanguardia y referentes clásicos- que luego se torna alegremente bailable, recalando -acto seguido- en terrenos cósmico-siderales, pasando a algo más electrónico -empleando beats jungle- y retomando finalmente al esquema del inicio.

La amargura se juega su parte en "Contronatura", pero sólo al principio, pues sus introspectivas sonoridades se transforman hacia la mitad en un estupendo funky espacial, una irrechazable invitación a sacudir el cuerpo entero, recreando seguramente los jam sessions que Stereolab y Mouse on Mars solían protagonizar al final de sus shows.

Pese a los elogios recibidos y al punto artístico singularmente expectante que han alcanzado, estos muchachos siguen pisando tierra. No consideran que su propuesta sea en absoluto original. Un exceso de modestia que no se condice con la realidad. Seamos justos. La versatilidad de sus miembros, su sólido ensamblaje musical y la belleza de sus canciones resultan imposibles de ignorar o dejar de elogiar. Stereolab es una banda que recupera lo mejor de la tradición musical para unirlo a referentes más actuales, empleando herramientas que la tecnología pone a su alcance, llegando a facturar un estilo directamente entroncado con lo mejor de la vanguardia, o como dice O'Hagan al hablar de Tim, ellos miran hacia atrás, hacia adelante, pero también a su alrededor. La disyuntiva entre el modernismo y la nostalgia está, pues, resuelta. A buen entendedor pocas palabras.

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