¿Está tratando de asustar al público
[con sus loops]?
-Es mi manera de tomar venganza contra la gente sin tener que asesinarla.
Adrian Thaws, Tricky Kid, a Caren Myers de Details, 1995.
Ruina. Corrosión. Toxicidad. Asfixia. Pisotea mi alma/mátame con prontitud. En "¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?", del genial Philip K. Dick (novela en que Ridley Scott basa su Blade Runner), el tontorrón John Isidore lucha angustiado contra el creciente desorden y ruina que se apoderan inexorablemente del edificio abandonado en el que habita. "Kippel" llama él al paradójico desorden generado a diario para que el orden de su mundo sea viable. Los asombrosos universos musicales que ha develado a los mortales Adrian Thaws, alias Tricky Kid (demiurgo, médium, iluminado, ángel caído, demonio), desde los reptantes riffs y sampleos sucios de "Overcome" (Maxinquaye), hasta los agónicos loops de "Poems" (Nearly God), o la paranoia asmática y pesadillesca de "Vent" (Pre-Millenium Tension) no son sino la representación sónica de esa realidad entrópica, fatalmente condenada a la desaparición, a marchitarse, de la desquiciante amenaza que pendía sobre el personaje -pero vomitada lentamente en forma de ritmos seductores, cadenas melódicas enturbiadas y disfuncionales, voces de ultratumba. Junto con Massive Attack y Portishead (diablos, esto debe haber sido dicho cientos de veces), Tricky abrió la surreal caja de pandora del trip-hop, con sus cadencias funk ralentizadas, ingredientes ideológicos maniacodepresivos, producción espaciosa y espectral. De los tres, los diabólicos sonidos liberados/exorcizados por él son los que, por su naturaleza enajenante, rugosa, destartalada, nos resultan más difíciles de clasificar, de acomodar a nuestras taxonomías y estructuras de apreciación musical, entumecidas y anestesiadas por años y años de géneros marcadamente codificados. ¿Cómo apropiarte, en tanto oyente de rock, del ímpetu mutante de "Black steel", de las avezadas reconversiones de referencias pop como "Brand new you're retro" (maligna vampirización del "Bad" de Michael Jackson), del febril delirio de "Christiansands" (chequea cómo la usa John Woo para una escena de droga en su semi-horrenda Face/Off)? Desconcertantemente, sin embargo, público y crítica cayeron rendidos ante el genial hechizo de esta poesía marciana y feísta: Maxinquaye (el debut en largo de 1995, así titulado en homenaje a la madre de su autor, epiléptica y de tendencias depresivas, que se suicidó cuando él aún era un niño) se estrenó directamente en el número 2 de los charts británicos, el video de "Black steel" se propaló por todas partes como una epidemia,la televisión inglesa estrenó el documental Naked and famous sobre su obra y, de pronto, medio mundo, desde Elvis Costello hasta Garbage, quiso colgarse del saco del nuevo héroe.
Escribe:
Marco Rivera
Interzona 3, Octubre 1998