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- Acúseme Padre, - decía
una beata al confesarse -
que mi marido me coge
solamente al acostarse.
- Y en la mañana, hija mía?
- Pues la puñeta es pecado.
- Es posible, señor Cura?
- Como te digo, hija mía,
- Pero como hacer
- Repito que la puñeta
Allí te daré un remedio
- Muchas gracias, señor Cura,
Y al templo se fue la beata,
Al traspasar el umbral
- Muy buenos días, señor Curaa.
Yo desde anoche juré
- Seguramente, hija mía
Arrodíllate a mis pies
- Y el remedio salvador?
- Lo tendrás con mil amores,
- Eso si que no lo haré,
- Entonces cómo saber
- No me corra, señor Cura
- Acuéstate en ese catre
- Pero padre, eso es pecar
- Si es necesario mirar
Y al mirar al sacerdote
Tienes un culo sobervio
- Te lo mama tu marido?
- Si padre mío, me lo mama,
- Y gozas tu por ventura?
- Quítese de preguntarme,
- Y a él se lo mamas tú?
- No me siga preguntando,
- Contesta, le mamas tú?,
- Si padre, nos la mamamos,
- Y te coge por detrás
- En que postura te coge?
- En las que quiere, Dios Santo,
- Calma, mi vidita, calma,
- Si no me da el remedio,
- No te lo tapes, primor,
- El Cura se lo mamó;
Después de la mamada
Una verga que la beata
- Este sí que es el remedio
- Entonces no te he contado
- Pues échele salivita
El Padre dio un empujón,
- Aguantarás lo que falta?
- Métamelo por piedad.
- Pues entonces, hija mía,
Y de otros dos empujones,
Cuando se reformó un poco
- Qué le parece mi culo?
- Y lo preguntas, primor?
Ya no puedo resistir
Culos como el culo tuyo
Y los culos que no aprietan
- Y mi verga le gustó?
- Oh, Padre, seguramente,
Cuando me metió la mitad
Me vine cuarenta veces
- Pero mujer, estás loca,
Si quieres por el chiquito . . .
- No mi culeador querido,
- No quiero que pase igual
- Pierde cuidado querido,
Y a la mañana siguiente
- Papacito, voy a misa.
tengo que hacerme la puñeta
frotándome la pepita.
dejar el vicio procura.
para mis ansias calmar?
me asaltan con tanta furia
que no las puedo aguantar.
es un pecado, hija mía,
mas, vente de mañanita,
te espero en la sacristía.
que te calme sin pecar.
- le prometo no faltar.
a la siguiente mañana,
y al fraile ya la esperaba
luciendo nueva sotana.
la beata se santiguó,
Y pensando en el remedio
satisfecha suspiró.
- que tú los tengas mejores.
- ya vengo por el remedio,
que ha de calmar mis ardores.
jamás volver a pecar,
y de eso que ayer le dije
usted me va a perdonar.
tu noble resolución
de no hacerte mas puñetas,
merece mi bendición.
y reza un credo muy bien,
"In nomine Patri et filis
Ego te absuelvo, amén"
pero antes has de enseñarme
donde sientes los ardores.
pues si lo sabe mi esposo
será capaz de matarme
al saber que le enseñé.
la enfermedad que te aflige?
si no quieres que te vea
puedes retirarte . . . Elige.
Y todo lo enseñaré,
mas deme pronto el remedio
que ya se lo pagaré.
para examinarte bien
luego álzate las enaguas
y abre las piernas también.
y faltar a mis deberes.
- Con los curas no se peca,
pregúntaselo a otras mujeres.
para sacar el remedio.
pues míreme cuanto quiera
pero aplíqueme el remedio.
de aquella carne el temblor
tragando mucha saliva
se puso a tartamudear:
de pelos bien guarnecido.
preguntándole extasiado:
el remedio ya me apura.
deme luego el remedio,
no ve que me estoy quemando?
ese pecado es muy leve.
hacemos sesenta y nueve.
y por el chiquito- Si padre,
pero deme ya el remedio,
se lo pido por su madre.
mas si no me da el remedio
de esta cama me levanto.
que vas a gozar un rato.
le juro que me lo tapo.
que el remedio te he de dar,
pero antes con tu permiso
yo te lo voy a mamar.
quién sabe cómo lo haría,
porque ella se retorcía
y hasta los ojos volteó.
se levantó la sotana
enarbolando orgulloso
una preciosa macana.
saboreaba desde el lecho,
y con la cual el Curita
se daba golpes de pecho.
contra el mal de las puñetas;
espere, Padre, no me la meta
porque me sangra las getas.
que con calma y salivita,
un elefante muy grande
se la metió a una hormiguita.
y tenga de mi piedad.
y le introdujo la mitad.
retumbaron cuatro pedos
que escuchó la vecindad.
deveras tienes valor,
aquí te va el hijo santo,
para el servicio de Dios.
le metió lo que faltaba,
y tantas vainas le echó
que la dejó desmayada.
la beata al cura decía:
Estoy buena todavía?
soberbia estas sin disputa,
aprietas como una perra
y coges como una puta.
de tus moveres los bríos;
me sacaste toda la leche,
mis huevos están vacíos.
son culos de Cardenal,
porque la gente de iglesia
no coge cualquer tamal.
se los dejo a los menguados
por aquí ni el sacristán
los agarra tan aguados.
esa verga satisface
al culo mas exigente.
se me extravió la memoria;
pero al metérmela toda
me transporté a la gloria.
de atole estoy inundada;
pero . . . oye, antes de irme
deja darte una mamada.
no digas esa simpleza,
pues fíjate que en la boca
no te cabe la cabeza.
el chiquito se lo dejo
al cabrón de mi marido.
que con la mujer de Roberto,
que cuando viene en las tardes
ya me trae el gallo muerto.
que no pasará ese caso,
el tonto de mi marido
no me dará ni un abrazo.
con sarcástica sonrisa,
la beata dijo a su marido: