Si es amigable, es un político.
Si es retrado, es un ave rara.
Si toma decisiones rápidas, es arbitrario.
Si es lento en sus decisiones, es un tonto.
Si hace planes todos los días, carece de visión.
Si los hace a largo plazo, es un visionario.
Si pide fuerte asignación, es derrochador.
Si no pide más dinero, es un tímido.
Si trata de eliminar papeleos, es enemigo de sistemas.
Si se ciñe a una fórmula, es un burócrata.
Si llega tarde, se aprovecha de su puesto.
Si llega a tiempo, es un demagogo.
Si todo marcha bien, es un dictador.
Si todo anda mal, es un mal administrador.
Si reúne a su personal, necesita ideas.
Si no reúne, no aprecia la labor del grupo.
Si habla mucho con el jefe, es un lambiscón.
Si lo ve poco, está a punto de ser cesado.
Si sale en comisión, se la pasa paseando.
Si no sale, carece de importancia.
Si pide más personal, quiere darse importancia.
Si no lo hace, quiere explotar a la gente.
Si lleva trabajo a su casa, quiere impresionar.
Si no lo lleva, su puesto es una canongía.
A los ojos del personal, para el jefe nunca faltan las críticas
(De "Dirección y Control")