PÁGINA DE JORGE DE LA TORRE


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EL APARECIDO DE LA ESTANCIA
O
LA HISTORIA DEL BUEN CARTERO.
Hace muchas, muchas lunas
que un cartero aqu viva
y sus labores cumpla
sin causar fallas ningunas.

Todo el pueblo lo estimaba
por ser un hombre sincero
y era amigo verdadero
de todo el que lo trataba.

l tena por devocin
el andar buscando entierros
y haca pozos en los cerros
con la f en el corazn.

Y recorri este distrito
andndolo muy despacio,
con un San Ignacio
que traa un aparatito.

Mas no le sonri la suerte
y muy triste y cabisbajo,
volvi el Cartero al trabajo
del que se encontraba ausente.

Un da lleg la ocasin,
el Cura de este pueblo
le dijo muy reservado
lo que supo en confesin.

Dizque en el pueblo vecino
un alma en pena aparece,
que gime, llora y padece
por errar el buen camino.

Y un alma que anda penando
como puedes comprender,
de seguro ha de ser
que un tesoro est guardando.

-"Haz t de valor derroche
y que sea lo que ha de ser,
pues lo han visto aparecer
al filo de medianoche.

Toma esta palma bendita
y con ella haz la cruz,
y en el nombre de Jess
hblale al aparecido.

Dile porqu anda perdido
de los caminos de Dios,
y dile que somos dos
los que aliviamos la cuita.

T me llevars en parte
de todo lo que te d,
y yo aqu te esperar
rezando por ti al Seor".

Tom el cartero la palma
y con ella hizo la cruz,
y sinti que una gran luz
iluminaba su alma.

Y provisto de una vela
para encenderla al llegar,
se dispuso a caminar
tomando cierta vereda.

Y va como el jibarito
todo lleno de contento,
pues lleva en el pensamiento
un haz de felicidad.

Ya se acorta la distancia
y muy ttrico y sombro,
va surgiendo el casero
del poblado de "La Estancia".

Armado de un gran valor
en el pueblo ha penetrado,
est todo abandonado,
no se oy ningn rumor.

Y en una casa muy vieja
entra y enciende la luz,
mas de pronto Oh Jess!
se oye una triste queja.

Y un lgubre lamento
que va a perderse en gemido;
de cadenas mucho ruido
se escucha en ese momento.

Tiembla de espanto el cartero
y mira con estupor,
que se le escapa el valor
que crea tan verdadero.

Mas si grande era su miedo
fue ms grande su ambicin,
pues temblando de emocin
al fin exclam muy quedo:

-"Alma que vagas errante
por este poblado obscuro,
por esta cruz te conjuro
que aparezcas al instante.

Y me digas con franqueza
porqu andas t penando,
y a los vivos asustando
hasta perder la cabeza.

Dime si tienes parientes
y el recado que he de dar,
si es que tengas que regar
de agua bendita tu fosa.

Y tambin otra cosa:
es que guardas un entierro"
pues si es cuestin de dinero
yo me lo puedo llevar.

Dicen que aqu han visto arder
y que donde arde hay dinero,
pues dile a tu buen cartero
lo que haya de menester".

Y la respuesta esper
con un nudo en la garganta,
pues su emocin era tanta
que antes no se desmay.

La vela tiembla en su mano
y con dbil luz alumbra.
ah en aquella penumbra,
ha invocado a ultratumba
un nima del arcano.

Y por si acude a la cita
va rezando quedamente,
apretando fuertemente,
la cruz de palma bendita.

En aquel dintel de la puerta
de aquella mansin derruda,
de un ser que es de la otra vida
se dibuja la silueta.

Y en un chillar agorero
rompe el silencio profundo,
una voz del otro mundo
que hel la sangre del cartero.

-"Yo soy el aparecido
del poblado de "La Estancia",
y te dir aqu en confianza
lo que tienes t qu hacer.

Primero que no te asustes
y que me escuches con calma,
para que saques esta alma
de su eterno padecer.

Y con santa devocin
para que de dudas salgas,
emprstame tu las nalgas
para darte un sofocn.

Pues quiero en esta ocasin
para evitarnos enredos,
poder sacarte tres pedos
del rincn del mas all.

Ya ves que muy claro est;
mis palabras son sinceras,
djate de chingaderas
y dame lo que te pido.

Noms no hagas mucho ruido
y vayas a despertar
mis parientes que han de estar
por ahorita bien dormidos.

Y te dir quienes son
para bien y para mal
yo soy hermano carnal
del ÁNIMA DE SAYULA.

Aquel fantasma decente
que buscaba algn profano,
que con la fuerza del ano
le arremangara el mosquete.

Y mi primo el DIENTE DE ORO
te contar, no te acostumbres,
era aquel que en los placeres
despreciaba a las mujeres
y se tronaba a los hombres.

Y mi cuado el CHARRASCAS
es aquel muy alto y flaco,
que debajo del tinaco
se coja a los borrachitos.

Y s que ya da pasitos
mi ahijado el ANDARN,
mas esto no tiene fin,
pues mal hayas si le buscas.

Mi pap esta retirado,
gan la jubilacin
cuando tuvo la ocasin
de cojerse al mismo diablo.

Quien al sentirse prendido
por ojos, boca y nariz,
lumbre echaba el infeliz
para asustar a mi padre.

Mas fue a chingar a su madre
porque lo que es por detrs,
muy bien claro se vea
que ni humito le sala,

Y a un seguro servidor
le dicen el ajolote,
pues se me tiembla el garrote
siempre que huelea fundillo.

Ya ves como fue sencillo
mi familia conocer,
y para mi fue un placer
recordarles con amor.

Y ahora que no te asusto
agchate, buen cartero,
voy a ampliarte el agujero
para que cages agusto".

Muy sorprendido qued
y aterrado el buen cartero,
quien con clamor lastimero
de este modo se expres:

-"Por todos los sacramentos
que salga con bien de aqu
qu pecados comet,
para estos merecimientos"

En qu bonita aventura
me fui a meter por pendejo"
y todo por el consejo
que me dio aquel pinche cura.

"Un tesoro te dar;"
y qu me vine a encontrar?
un cabrn que quiere ampliar
lo que a su medida est.

Amprame, Virgen Santa,
que de miedo no lo duden,
ya siento que se me suben
los huevos a la garganta.

Pues si no pones remedio
al mal del aparecido,
para siempre estar jodido
y agujereado de enmedio.

Vine tesoros buscando
y miren qu me pas
ahora si que me creci
por andrmela jalando!

Solo un consuelo me queda
si ste me llega a forzar,
que se la vaya a cagar
todito lo mas que pueda.

Mas yo juro que tendrs
tu parte en esta aventura,
te tocar Tata Cura
de la mitad para atrs.

Iba a seguirme quejando
cuando fue interrumpido,
y la voz del aparecido
de pronto sigui escuchando".

- "Calla, no seas majadero,
ya mi lista consult,
y por suerte encontr
que ya me coj a un cartero.

Lo agarr alla por enero
cuando se estaba baando
hoy solo me estn faltando
un Cura y un Curandero.

Y como me has conmovido
ye voy a sacar un trato,
que firmes aqu un contrato
con tu amigo aparecido.

Saldrs bien de la aventura
salvando tu puo de aos,
si me traes con engaos
al Curandero o al Cura.

Mas si no los traes maana
el convenio queda nulo,
y te desparpajo el culo
al rigor de mi macana".

- "Acepto el trato encantado,
te lo agradezco con creces,
solo te pido tres meses
para cumplir lo pactado.

Porque el cura es muy ladino
y no se deja engaar,
y para no fracasar
debo obrar con mucho tino.

Y ahora si que arda Troya,
confa en tu buen cartero,
ya te traer al curandero
noms que venga de Ajoya".

El sol ya se va ocultando
cayendo poco a poquito,
muy triste va caminando
el cartero de un pueblito.

Piensa que la suerte a veces
le hace mas negra su cuita,
hoy se cumplieron tres meses
fijados para una cita.

Y es tanto su desconsuelo
como grande su amargura,
que con fervor pido al cielo
que calme su desventura.

- "Santa Virgen de Quil:
t que eres tan milagrosa,
trae al Cura para ac
que miro muy fea la cosa.

O que venga el Curandero
que tanto se ha retrasado,
se llega la hora cero
y me siento acobardado.

Cuntos pesares me abruman;
concede lo que te imploro;
te doy si no me lo tumban
una charola de oro.

Y triste camina
aquel cartero tan noble,
penetra en una cantina
y pide un tequila doble.

Se sienta ante la mesa
con una botella llena;
quiere matar su tristeza,
quiere matar su gran pena.

De pronto queda escuchando
Qu voces se oyen lejanas?
pero no, no est soando
es un tair de campanas!

Es que el cura ha llegado
a vender aqu la gloria,
va a brindarles el prelado
la fluidez de su oratoria.

El buen cartero sonre
y dice para su adentro,
"si logro que en m confe!
saldr con bien del encuentro.

Sabrs mucho de sermones
y de la vida de Cristo,
mas cuando haya arremangones
haber si eres tan listo.

Porque yo te he de llevar
quieras o no a "La Estancia",
contigo me he de salvar:
eres toda mi esperanza".

Ya encaminaba sus pasos
a la casa en la que viva,
y vi gente que corra
cuando escuch unos balazos.

Todos estaban sonrientes,
todos llenos de alegra;
Qu pasaba a aquellas gentes?
Qu es lo que suceda?

Oy que alguien deca
con voz llena de emocin:
"Sucedi lo que tema
ya nos cay el sarampin".

Y otro riendo gritaba
"Ya se nos fué todo al traste,
sucedi lo que tema,
ya nos cay el newcastle.

Ya lleg en su camioneta,
l acaba de llegar
y salan a la banqueta
para mejor devisar.

Quin era tan popular
pa levantar tal tramoya?
en Dimas se le dirn:
EL CURANDERO DE AJOYA.

Y el buen cartero sonri
y lanz un grito sonoro
y sin querer se cord
de la charola de oro.

EL CURANDERO DE AJOYA

En accin:

Tal como era costumbre
el consultorio fue a abrir,
"llegando y haciendo lumbre"
alguien le escuch decir.

(1)

- "Atindame al instante
que ya no soporto ms,
me duele aqu adelante
como si fuera ac atrs.

Se me entume esta rodilla
como si no se me entumiera,
y me duele la costilla
como si no me doliera.

Siento un desgano al comer
y tengo mucho apetito
la verdad no s que hacer,
recteme, usted compadrito.

- "No tenga temor compadre,
que la cosa la veo clara,
vaya a chingar a su madre
y como si no la chingara".

(2)

- "Quiero consultar mi caso
antes que el dolor me ataque,
me tom de leche un vaso
y quiero que me la saque".

- "Est cabrn el mandado,
creo que me quieres chingar,
tu caso no es de cuidado
pero djame pensar.

Pal paludismo la quina,
alcanfor pal corazn,
dolor de muela, aspirina:
ya tengo la solucin.

Tres horas hay que observar,
no voy a cobrarle nada
y te lo voy a sacar
al volvrsete cagada".

(3)

- "Espero que me comprenda,
me encuentro viuda doctor,
y vengo a que usted me vanda
la paz de un consolador.

- "Tengo mondas importadas
en tamaos diferentes,
las cuales son recetadas
al gusto de mis pacientes

La alemana es muy gruesa
aunque de tamao chico,
y es muy larga la inglesa
aunque no tenga ella pico.

La espaola hace un ao
consuela las soltaronas,
son de regular tamao
pero eso s, cabezonas".

- "Por Dios, doctor, que me asusta<
y me hace ruborizar,
asi cualquiera me gusta
ms si me hace consolar.

Rectala combinada
para no sentirme sola,
una alemana inglesa
con su cabeza espaola.

(4)

- "Psele mi buen cartero
que ahorita me lo receto".
- "No se alegre, curandero,
que yo me traigo otro cuento.

Deseo me d una manita
como prueba de confianza,
y me acompae ahorita
al poblado de "La Estancia".

Se trata de un gran tesoro
que guard un aparecido,
consiste en barras de oro
de todos apetecidos".

- "Hace tiempo que yo s
lo que en "La Estancia" sucede,
y por su bien le dir
que mejor aqu se quede.

Varios han ido a buscar
ese tesoro escondido,
y se han venido a curar
del mal del aparecido.

Son malos los resultados
de esa enfermedad, hermano,
traen los ojos saltados
y desparpajado el ano.

Pero si t estas dispuesto,
yo te acompao con gusto,
y por mi vida te apuesto
que a alguien damos un susto".

- "El asunto se ventila -
exclam el buen cartero,
- me tomar otro tequila,
y a esperar la hora cero".

Andando la veredita
que de Dimas va a "La Estancia",
van a acudir a la cita
los dos llenos de confianza.

Nada les infunde miedo,
pues ya tienen sus abriles,
y van discutiendo quedo
ya los dos a medios chiles.

Han penetrado al poblado,
ya estn en su casero,
y sienten que les ha dado
atrs un escalofro.

De pronto el buen cartero
se detiene bruscamente,
- "Es ah, mi curandero,
en esa casa de enfrente.

Ya las doce van a dar,
la hora cero ha venido,
ahorita saldr a penar
por aqu el aparecido.

Penetremos a la casa
donde dicen que ha salido
ah esperemos qu pasa
con su ponche aparecido.

Tenga su mente muy viva
cuando ya estemos ah,
se queda a la espectativa
y me deja obrar a mi."

Y como dijo el chinito
"NO MUELTO POLQUE LESOLLA",
quien es, sabrs muy prontito
el Curandero de Ajoya".

. . . El buen cartero pens:
- "sin embargo algo me espanta,
> al cabo por si o por no
escndete, madre santa".

Y al entrar a la mansin
con voz clara dijo as,
- "He cumplido mi misin,
el Curandero est aqu".

Y espera con ansiedad
lo que ha de venir despus;
es tanta la obscuridad
que apenas se ve sus pies.

Se oye arrastrar de cadenas
se escucha un leve quejido,
almas que vagan en penas
que de este mundo se han ido.

De pronto a un metro de ellos,
una sombra se levanta;
se le paran los cabellos
al cartero, que se espanta.

Se oye una detonacin
y el curandero que grita:
- "Suba las manos, cabrn,
que aqu le vengo a su cita.

Aqu tiene, mi cartero,
a su pinche aparecido,
carne y hueso y todo entero
a cuntos se habr cojido"

- Seores, quiero aclarar
yo no soy aparecido,
yo solo vine a cagar
nunca a nadie me he cojido.

- "Ya vi que no se le hizo
y nos quiere embabucar,
pero cllese el hocico
porque ora se va a chingar.

No le sali el truco bien,
lo que es aqu se hizo bolas",
y arrimndole a la sien
el can de la pistola.

Le dijo: " - Aqu se muere,
mas para ser justiciero
dganme usted cual prefiere
la de la carne o la de acero".

Para no perder la vida
con un afn de vivir,
dijo con voz compungida
la de carne preferir.

ah est el aperecido
otrora tan arrogante,
lloroso, triste, vencido,
casi siempre agonizante.

- "Amigo, me dió en la pata con eso que usted prefiere,
pues siempre el que a hierro mata
ya sabe que a hierro muere.

Ahora, buen carterito,
venga a vengar sus desvelos,
mtale su cuchillito
que tiene cacha de pelos".

- "La verdad no le hago al barro, mejor sin parte me dejas,
si quieres yo te lo agarro
del tronco o de las orejas".

Ya la luna va saliendo
parece que quiere ver,
lo que ah est sucediendo
y lo que va a suceder.

Qued aqu como constancia
lo que hoy ha sucedido,
al temible aparecido
dueo y seor de "La Estancia".

Nada de enviarle es
el apuro en que se haya,
y menos an lo que vaya
a suceder despus.

La luna ya va filtrando
sus rayos en la mansin,
late fuerte el corazn
al ver lo que va alumbrando.

Un cuadro que el mismo Dante
ni siquiera imagin,
tal vez porque no vivi
esta era de combate.

Del tronco, de las orejas
el Cartero tena asido,
dizque al pobre aparecido
que no callaba sus quejas.

En posicin agachada
con las nalgas bien en alto,
espera ah estupefacto
se lo lleva la chingada.

Por la popa el Curandero
con el chile bien templado,
anuncia a aquel desdichado
que le lleg la hora cero.

Se ha escuchado de repente
un triste gemir de culo,
es que por un disimulo
ha errado el primer piquete.

Y viene el segundo errado,
qu suerte de aparecido,
tiene el ese bien fruncido!
completamente cerrado!

Mas he ah que el tercero
le tumba la cacharola,
y suelta ya la pistola
de la mano el curandero.

Y se aferra a la cadena
y por fin se tira a fondo,
haciendo un viaje redondo
con maestra verdadera.

- "Espera, por compasin,
yo no soy el aparecido,
y mira que me has metido
los cordones del calzn".

- "No levante tanta jerga
ni me hable al tiro, cabrn,
que cordones de calzn:
son las venas de la verga!

Y pa entonarme jerga
órale aunque sea quedo,
haga por tirarse un pedo
que me chapalee los huevos".

- Qu dijo usted, se la sampo,
luego que me eche un pedo?
pero seor, si no puedo . . .
como deja tanto campo!

El cartero sonrea
y azorado contemplaba,
lo que uno se mandaba
y lo que otro resista.

De pronto un alarido
de la boca se escap,
es que un huevo le mordi
el supuesto aparecido.

Las orejas les solt
y aprovechando el descuido
se sac el aparecido
y entonces corri y corri.

Corajudo el Curandero
qued en aquella obscurana,
palanquiando la macana
mirando feo al cartero.

- "Ora si que la chingu
se fue antes de acabar,
cmo har pa terminar
el trabajo que empec?

Todos mis esfuerzos nulos,
pues no va a ser tan sencillo
que la iguale otro fundillo,
porque hay de culos a culos.

Mientras tanto el buen cartero
la pistola ha recogido
y en pos del aparecido
intenta lanzarse, pero . . .

En el dintel de la puerta
de aquella mansin derruda,
de un ser que es de otra vida
se dibuja la silueta.

Y en un callar agorero
rompe el silencio profundo,
una voz de otro mundo
que hace que se arrugue el cuero.

- "Yo soy el aparecido
del poblado de "La Estancia",
y quede aqu cual constancia
que a mi nadie me ha cogido.

Y vas a ver curandero
lo que te va a suceder,
ahora me lo vas a peer
pa quitarte lo matrero.

Y no me sigas tirando
tanto pinche balacillo,
trale con el fundillo
que es lo que vengo buscando".

- "Espera si va deveras
t me tendrs que escuchar,
lo que te voy a explicar:
nunca cre que t eras.

Porque t y yo somos cuates
trato as yo tambin pertenezco
pues yo tambin pertenezco
a la hermandad de mayates".

- "Muy bien, tendrs la ocasin
de lo que dices probar,
pero te lo he de preguntar
y t dars contestacin.

Si por la noche muy quedo
se oye rechinar un pedo,
entonces t qu dijeras?:
no rompan que aqu hay tijeras!

Si en sonido intermitente
varios pedos de repente,
van tronando despacito:
cunto por el pitito?

Si un gordo con chica pena
alza la pierna y te lanza
semejante pedorrn:
hay te voy, bocn!

Y si al cantar de los gallos
viene una lluvia de pedos
que no cuentas con los dedos:
mi macana es pararrayos!

Si de un perfume francs
te ofrecen de marca diez:
prefiero el frijol basuche
con su respectivo estuche".

Todo est correcto, hermano,
no hubo respuestas vanas,
ya chocaron sus macanas
en vez de darse la mano.

- "Antes de irme, aparecido,
ya que t eres ms viejo
quiero pedirte un consejo,
pues me encuentro compunjido.

Cmo har para encontrar
ese cabrn que se fue?
un trabajo que empec
me gustara terminar".

- "Pues bien, escucha mi plan
y llegars a su fin,
t llama: tiln tiln
y dirn: taln taln.

Pero cuando alguien responda:
taln taln al llamado,
ese es el culo buscado
y ve encuerando la macana".

Viene alegre el curandero
por la misma veradita
y a distancia muy cortita
lo procede el buen cartero.

Que siempre con gran recelo
va volteando para atrs;
ha jurado que jams
ir a buscar otro entierro,

- "Mi buen cartero, al fin
ya vamos llegando Dimas,
quiere rezar un poquito,
pues se encuentra arrepentido.

V al cura con unas viejas
y al acercrsele . . . uy!
ha visto que tiene muy
coloradas las orejas.

Y todo toca a su fin;
solo el terco curandero
va diciendo tesonero,
a todos: tiln tiln.

Triste ahuyan los perros,
la luna ya se ha metido
y sus amigos aparecido
qued amolando sus fierros.



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