PÁGINA DE JORGE DE LA TORRE


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PATÉTICO SERMÓN DE
Fray Barrabás
CARÁCTER Y TEMPERAMENTO DEL HOMBRE, SEGÚN SU PEDO.
IMITACIÓN . . . DEL NATURAL

(HEREJÍA)


MIERDÁPOLIS
"Absurdum est atque durum
Térgere lapidis culum:
Suavissimun sicut mell
Papiro tengere eum.

(Melol. LX, 67.)

Es absurdo y también duro
limpiar con piedras el culo:
Y es más suave que la miel
limpiarlo con un papel.

(Melolías. Cap. LX v. 67)

Qué plato tan sabroso, oyentes míos,
Hoy con toda mi rústica franqueza
Me he propuesto a serviros a la mesa!
Si gusto aleja todos los astíos:
Y quisiera juntar todos mis bríos
Para haceros gustar de estos manjares
Dignos siempre de nuestros paladares.

Ah! y como creo que mi discurso acierta,
Estadme atentos con la boca abierta,
Por ser esta materia que hoy se trata
para vosotros sumamente grata.

Entre todas las obras del sabio Ente,
La más maravillosa ciertamente
Fué la organización del cuerpo humano:
Obra estupenda de su fuerte mano!

Pues para colmarlo de excelencias
Un alma le infundió con tres potencias,
Le dió también su amor cinco sentidos
Con diferentes usos conocidos,
Que, al ejercer cada uno sus funciones,
Dan al alma distintas sensaciones.

La vista, el gusto y el tacto,
Ponen el alma en contacto
Con el mundo exterior que los rodea:
El oido le lleva mil rumores,
El olfato, el aroma de las flores
Con que feliz se goza y se recrea.

Pero ay! hermanos míos,
Hoy vengo a combatir a los impíos,
Que han tenido olvidado,
Lo que mejor al cuerpo se le ha dado.

Y me siento feliz
Al explicaros, de este cuerpo hermoso
Lo que tiene de más maravilloso.

Autores hay que están por la nariz,
y han escrito razones de defensa;
Mas yo les digo desde aquí: Mentís!
Defender la nariz es desvergenza.
Otros autores dicen que es la boca;
Mas rechazo su sentencia loca,
Porque bien puede un mudo
A quien le falte tan inútil pieza,
Besar y hasta tragar con un embudo.
Si hay quien salte y defienda los oídos,
No hay quien salte y defienda las orejas.

Ah! si . . . sólo las viejas,
Por los zarcillos y otras saradajas
Que siempre traen desde el nacer prendidos.
Otros dicen por miles y a manojos.
Que lo mejor del cuerpo son los ojos . . .

Mas digo yo, con el Dr. Angulo,
"Que el órgano mejor es el del culo".
Porque es verdad, (y es cosa bien sabida)

Si a alguno le faltara
Un ojo o la nariz,
U otra parte del cuerpo o la cara,
Aunque triste, penosa o desabrida,
Pasaría con gusto su cansada vida;
Pero, si al más galán, al más invicto
Se le frunciere para siempre el ano,
Decidme, hermanos míos, en tal conflicto
Cómo vivir pudiera aquel hermano?

Meditad; y seguid esta opinión
Fundada en la experiencia y la razón.
Y así direis con mi acertado juicio,
"Que no hay prenda mejor que el orificio."

Yo vengo en su defensa, y ya que ha sido
tan olvidado este órgano querido,
Escuchad las pruebas y razones
Ya que predico en donde hay puros cagones.


Absurdum est atque durum
Térgere lapidis culum:
Suavissimun sicut mell
Papiro tengere eum.

(Ibidem).

Que haya tantas personas imprudentes,
Fieles hijos, católicos oyentes,
Que habiendo tanta suma de papeles,
Tanto de trapos y otros arambeles
Para el regalo del fundillo, deja
El limpiarlo con una dura teja!

Es posible esto, hermanos,
Que teniendo los dedos en las manos
nuestro culo limpiárais con cosa dura,
A riesgo de abrirle, ay! inhumanos,
Alguna escoriación a matadura?

No hay duda que es muy necio
Quien a su culo hace tal desprecio,
Yo exigiría que siempre en desagravio,
Lo limpiárais después con vuestro labio,
No siendo el pobrecito en nada malo,
Deberíais de asistirlo con regalo:
Porque él nos da descanso y conveniencia
Cuando vamos a hacer la diligencia:
es un bendito y cándido inocente
Y es el que padece más con esta gente.

Va un muchacho a la escuela, y al momento
Si la gracia no impetra
Quiere, entonces, el maestro sin talento
Que a fuerza de reatazo entre la letra
Por el culo de aquel pobre jumento,
El culo había de darles entendimiento?

Si la cuaresma a penitencia inclina,
Al culo la sangrienta disciplina
Oh terquedad de necios infinitos!
Decidme sin temor no disimulo:
La sagrada cuaresma a los delitos
Qué parentezco tienen con el culo?

Respondedme: - Oh cabritos! . . .
Le duele a alguno el corazón o el brazo;
El médico le ordena jeringazo;
Tiene aquel calentura maliciosa?
Al ano que le apliquen las ventosas!

Ay del culo infeliz, pobre criatura,
Cuántas injusticias y cuanta desventura!
El siempre ha de andar por esas danzas,
Y con lucro pagar tantas libranzas!

Siendo lo más humilde que tenemos
Nos sentamos sobre él, sobre él comemos,
Y la única protesta es su retiro
Es lanzar a veces un suspiro:
Cosa que para todos es tormento,
Porque nos causa gran desabrimiento.

Y sabeis que no miento,
Pues cada vez que gime, le decis:

- Silencia ano infeliz!
Aprieta! Fuch . . . ! y calla tus deslices,
Que ya me sofocaste las narices.
Aunque es razón de todos conocida
Que él solo con los pedos dá la vida;
Además ya lo dijo el gran Quevedo:
"No hay un solo doctor que saque un pedo".

Y donde habrá mayor placer que iguale
Al que se siente cuando un pedo sale?
Sólo, acaso, será mayor contento
Arrojar un retazo de escremento,
De suerte que uno alegre y descansado
Queda, después de haber bien evacuado.

Lo contario a vosotros sucediera
Con una impertinencia cagalera
O con sangrientos pujos o almorranas
Que os hicieran saltar por las ventanas.

Ingratas, crueles fortunas!
Dígalo aquel que se atacó las tunas;
Como anda el infeliz desesperado
con el culo bien tapado.!

Pero ved como se cómo se hace delincuente
Extropeándose el ano el impaciente:
Escoge un palo, su cuchillo saca,
Lo labra y lo transforma en esta estaca;
Y va con diligencias exquisitas.

Desangrando una a una las pepitas,
Suda, tiembla, descansa, al cielo mira,
Vuelve a escabar; puja, suspira,
Hasta que al fin desjaretó el brocal.
Hace el último esfuerzo y con violencia,
Se arrancan el estorbo y la dolencia,
Y arroja una mazorca condenada,
Con pellejo sangriento adobada.

Reparad, fieles míos, en esta historia
y guardarla por siempre en la memoria!

Preguntando una vez con gran cautela
Al teóologo y doctísimo Origuela,
Si sería de justicia y de razón
Que las damas de media y palizón
Y otras mil catrincitas de copete
Se limpiarán con piedras el ojete,
Indignado contesta el argumento:

- "Ven acá, oh retazo de jumento, Si con peine de nácar excelente
Se frotan la cabeza suavemente;
Si con cremas y polvos los más finos
Se limpian los semblantes tan divinos;

Si tienen con mascadas mas costosas
Para limpiar narices tan mocosas;
Si usan suaves pomadas y cepillos
Para limpiar los dientes amarillos;
Cómo siendo el ojete lo mejor,
Fuera justo limpiarlo con lo peor?"
Ay! . . . que una piedra dura y desabrida,
Siempre puede causar una honda herida.

A vosotros predico, Madamitas,
O no habéis culo las que sois bonitas?
Porque si éste ante el público negais,
Oíd lo que nos dice el sabio Olais:

"Nadie de cagar se escapa
Por más bonita que sea;
Caga el Rey y caga el papa".

"Nadie me puede negar
que pare permanecer
Ha de cagar y comer.
So pena de reventar.

Esto lo podrá probar
Toda rica y toda guapa,
El pobre, el rico, el de capa,
El extraño y el pariente;
Porque entre todo viviente,
Nadie de cagar se escapa.

Caga el enfermo en su cama
Para alivio de sus males;
Tembién caga en sus pañales
El muchachito que mama.

La más presumida dama
Se peé, se caga y se mea
Hasta en su propia zalea
Para mitigar su dolor;
Y arrojará el alfajor
Por más bonita que sea."

"Caga la hija de Carranza,
Aunque sea del rechupete;
También afloja el ojete
La nieta de Sancho Panza.

Cerotes por calles lanza
El de poblado o aldea,
Por hacer lo que desea;
El culo les da tal prisa,
Que hasta en la propia camisa
Cagan la linda y la fea.

"Y en fin todo el que se caga,
La prueba nos esta dando
Que por abajo está echando
Lo que por arriba traga.

Y así buen provecho le haga,
La vida no se le escapa
Quien a su culo destapa.
Cagan hombres y mujeres
Cago yo, cagan ustedes,
Caga el Rey y caga el Papa."

Hasta aquí las pruebas el citado;
Por lo que, cada quien está obligado
A conservar con lujo y atención,
Prenda de tanta estimación.

Si un vaso delicado alguien tuviera
Y limpiarlo quisiera,
Siendo un fino cristal, Dónde un vaso
Encontrar, más pulido y mas airoso

Más fino y oloroso,
Más tierno y más dorado,
Que aquel en que mi cuerpo está sentado?
Mas yo os conjuro a que os limpiéis tampoco
Con yerbas, ni zacates, ni verduras.

Hable por mi este caso verdadero
Que al culo le paso de un caballero:

Andaba éste paseando muy lucido,
Estirado de piernas, presumido,
Pisando el césped con talante hermoso,
con gesto audaz y porte magestuoso;
Mas le llegan las ganas de cagar
Tan fuertes, que ya apenas podría andar.

El pobre caballero trasudaba,
Y con pedos el valle retumbaba,
Se encuentra, al fin, en un hermoso prado
De variedad de flores esmaltado
Que a su dicha el destino le prepara,
Para que sin ser visto ahi cagara;
Con prontitud revienta los tirantes,
los broches y el ojal de los botones;
Y, oh desgraciada! Al tumbarse los calzones
Capió un cerote en los purititos guantes,
Y sin fijarse embadurnó de caca
Los choclos y el faldón de la casaca.

Pero en fin, oh! qué gusto y qué regalo.
Ver en corto intervalo,
Sembrados al azar, sobervios tejos,
Matizando las hierbas y las flores,
Y con ellas mezclando sus olores,
Rollizos, y robustos, y bermejos . . .

Y, en su loca alegría
Tiende en su derredor la mano limpía
Y escogiendo, según su necio antojo,
De yerbas perfumadas un manojo
Tan verdes y tan suaves y tan bellas,
Quiso que el ano se gozase en ellas.

Pero este pobre, aún no se ha limpiado
Cuando siente que el culo le ha quemado . . .
Llevaba entre la fresca yerbecilla
Hiedra picante y hojas de hortiguilla>

Cómo os ponderaré el ardor fiero
Que sufría este ingrato caballero?
Bramaba como un toro y se torcía
Como mordido por serpiente limpía.
Llegó a babearse y su abundante baba

En el merito ciezo se la untaba;
Y era tal el ardor que aquel bendito;
Que hacía por todo el llano, cochecito,
Así estuvo sufriendo largo rato
Hasta que al fin en el fruncido joyo
Se aplicó la chinela de un zapato.

Como un loco, corrióa greña parada,
Y consiguió al final de su jornada
Darse un baño de asientos en un arroyo.
Mas sólo alivio completo
Cuando le recetó el doctor Patela
Cataplasmas de leche y mermelada:.

En vista de este caso, hermanos fieles,
Sólo con trapos limpios o papeles,
Refrigerad vuestro precioso culo!:

Porque en verdad, las yerbas,
Desde hoy por peligrosas, las anulo.
No hagais caso jamás de aquel sofisma
Que ha abierto entre la gente un hondo cisma:

"Cuando vayas a cagar
No te limpies con papel;
Porque el papel tiene letras
Y el culo no sabe leer."

Antes bien imitad este otro ejemplo
Que vale como un templo:
Cierto Yankee, brutal o comodino,

Surraba de continuo,
Y era tal la abundancia de cerotes,
Que a fuerza de limpiarse con olotes,
Se le inflamó el ojete.

Raja un papel, y en él, el dedo mete:
Y cuando va a cagar, limpia el boquete
Primero con el dedo, y en seguida
Sin que le importe un bledo,
Con el mismo papel se limpia el dedo.

Aprended este método sencillo
Y tratad con honor vuestro fundillo.

Y si hasta aquí, mis buenos feligreses,
Os habeis conducido descorteses
Tratando vuestro culo con raspones,
Dadle yo veintemil satisfacciones.
De rodilla decid todos conmigo:

"Querida y adorada prenda mía,
Dulce encanto de toda mi alegría,
Culo amado, desde hoy yo te bendigo.

Siento haberle injurado,
Haberte hecho sentir estos reveses.

Nomás no limpiarte
Con algo que pueda incomodarte"!

Os ruego, oyentes míos, que así lo hagais:
Si no, con vuestro pan os lo comais,
Mas si alguno ha juzgado que mi tema
Es inmoral, o falsas mis razones,
A ese tal que le caiga este anatema:
Que le den fuertes pujos y torzones:
Que le salgan sangrientas almorranas;
Que le prendan terribles comezones;
Y un enjambre infernal de moscardones
Le quite de cagar hasta las ganas.

Pero no, fieles míos, digo que miento,
Y de tales blasfemias me arrepiento.

Pero sí, a vosotros interesa
Que veas al ano con mayor pureza,
Para poder gozar sin disimulo
De las delicias que promete el culo,
Más dulces y sabrosas que la miel;
A todo el que lo limpia con papel,
Y así os promete un parabién eterno.

O eterno parabién,
En la tierra, en el cielo, o en el infierno,
Por los siglos de los siglos, Amén:.


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