Conservación de los recuerdos
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Los
famas para conservar sus recuerdos proceden a embalsamarlos en la
siguiente forma: Luego de fijado el recuerdo con pelos y señales,
lo envuelven de pies a cabeza en una sábana negra y lo colocan parado
contra la pared de la sala, con un cartelito que dice: "Excursión
a Quilmes", o: "Frank Sinatra".
Los cronopios, en cambio, esos seres
desordenados y tibios, dejan los recuerdos sueltos por la
casa, entre alegres gritos, y ellos andan por el medio y
cuando pasa corriendo uno, lo acarician con suavidad y le
dicen: "No vayas a lastimarte", y también:
"Cuidado con los escalones". Es por eso que las
casas de los famas son ordenadas y silenciosas, mientras
en las de los cronopios hay gran bulla y puertas que
golpean. Los vecinos se quejan siempre de los cronopios,
y los famas mueven la cabeza comprensivamente y van a ver
si las etiquetas están todas en su sitio.
Cortázar, Julio; Historias
de cronopios y de famas, Buenos Aires, Sudamericana, 1994
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