Su fe en las ciencias
|
Tamaño de fuente

|
|
|
|
|
|
Una
esperanza creía en los tipos fisonómicos, tales como los ñatos, los
de cara de pescado, los de gran toma de aire, los cetrinos y los cejudos,
los de cara intelectual, los de estilo peluquero, etc. Dispuesto a
clasificar definitivamente estos grupos, empezó por hacer grandes
listas de conocidos y los dividió en los grupos citados más arriba.
Tomó entonces el primer grupo, formado por ocho ñatos, y vio con sorpresa
que en realidad estos muchachos se subdividían en tres grupos, a saber:
los ñatos bigotudos, los ñatos tipo boxeador y los ñatos estilo ordenanza
de ministerio, compuestos respectivamente por 3, 3 y 2 ñatos. Apenas
los separó en sus nuevos grupos (en el Paulista de San Martín, donde
los había reunido con gran trabajo y no poco mazagrán bien frappé)
se dio cuenta de que el primer subgrupo no era parejo, porque dos
de los ñatos bigotudos pertenecían al tipo carpincho, mientras el
restante era con toda seguridad un ñato de corte japonés. Haciéndolo
a un lado con ayuda de un buen sandwich de anchoa y huevo duro, organizó
el subgrupo de los dos carpinchos, y se disponía a inscribirlo en
su libreta de trabajos científicos cuando uno de los carpinchos miró
para un lado y el otro carpincho miró hacia el lado opuesto, a consecuencia
de lo cual la esperanza y los demás concurrentes pudieron percatarse
de que mientras el primero de los carpinchos era evidentemente un
ñato braquicéfalo, el otro ñato producía un cráneo mucho más apropiado
para colgar un sombrero que para encasquetárselo. Así fue como se
le disolvió el subgrupo, y del resto no hablemos porque los demás
sujetos habían pasado del mazagrán a la caña quemada, y en lo único
que se parecían a esa altura de las cosas era en su firme voluntad
de seguir bebiendo a expensas de la esperanza.
Cortázar, Julio; Historias
de cronopios y de famas, Buenos Aires, Sudamericana, 1994
|