Una Madre, un anillo...

y una Unión

por Alondra

Capítulo 3: "Recuerdos... y algo más"


Ya había pasado un mes desde ese épico combate entre el Rey Vegeta y la guerrera misteriosa, que resultó llamarse Kaissa, guerrera de clase alta. El combate había sido espectacular, ya que por primera vez el rey había sido dañado y eso nadie lo había hecho nunca. A causa de eso, la voz se corrió por todas partes... y de la hábil mujer saiya...

Luego de restablecerse en la cámara de recuperación, Kaissa permaneció en el palacio por órdenes del rey Vegeta, además de que también eso era por voluntad propia. El rey se había comportado muy extraño con ella, ya que de haber querido la hubiera matado por su insolencia... pero no lo hizo... ¿orgullo tal vez?... quien sabe... pero ya lo averiguaría tarde o temprano. Por otro lado, ya que tenía a su disposición el campo de entrenamiento de la guardia imperial, su estancia en el palacio era perfecta para ella porque todo ese tiempo lo aprovechó para mejorar sus técnicas y pulir sus habilidades como guerrera... su fortaleza era excepcional... pero también tenía una personalidad muy misteriosa, ya que en sus ratos libres, generalmente en las noches, en lugar de irse con los demás guerreros a algún lugar para divertirse, tenía la costumbre de sentarse en las cornizas del palacio o a veces en las torres y observaba el cielo por horas... mientras en su cabeza daban vueltas muchas cosas... y una de ellas era el imponente soberano... y su mirada de hielo...

Además de entrenar, estaba siempre al pendiente de alguna nueva misión de conquista, ya que como casi toda su vida había viajado constantemente, no podía dejar de hacerlo así de pronto... y además la vida en el castillo se estaba tornando bastante monótona y aburrida... para ella... de carácter siempre activo, no podía quedarse así mucho tiempo. No hablaba con muchos guerreros del castillo, salvo con Nappa, el único saiya con quien parecía llevarse aparentemente bien...

Campo de Entrenamiento - Palacio Real

Se podía escuchar el ruido de golpes y patadas que volaban por todas partes, en el que ambos combatientes pugnaban por ser los mejores. Entre los saiyas de sangre pura... el combate lo era todo.

Kaissa se lanzó a toda velocidad hacia su oponente y lo barrió de un golpe, pero éste pudo evitarlo de un salto y contestó con una patada y que fue fácilmente eludida por la saiya, que tomandó la pierna del enorme guerrero, lo lanzó contra el suelo, para luego saltar sobre él y hundirle la rodilla en el estómago. Nappa gritó de dolor y reaccionó con unos rayos que salieron de sus ojos hacia el rostro de la mujer que cruzando sus brazos los detuvo y sin pérdida de tiempo volvió a golpearlo sin piedad, hasta hacerlo retroceder muy cerca del límite de la arena. Nappa reaccionó y lanzó un puñetazo, pero fue eludido con facilidad, al igual que los otros que le siguieron. Nappa ya se estaba cansando, en tanto que Kaissa conservaba sus energías. Luego del último ataque de Kaissa, que rasgó parte de la armadura del saiya, dijo...

Kaissa se sentó en la arena. Su mirada reflejaba nostalgia y tristeza por el anterior comentario de Nappa. Luego de unos momentos de estar así, se animó a decir...

Karionte era el hermano mayor de Kaissa... y compañero de armas de Nappa en su juventud, allí la razón por qué Nappa la conoce tan bien... y que la dejó muy precozmente. Después de lo que dijo, Nappa volteó a verla y sonrió, le recordaba tanto a su amigo muerto... que también recordaba como un gran guerrero.

Kaissa reflejó el sol en el anillo que tanto atesoraba. Nappa no dijo nada, pero al ver el anillo en manos de la saiya, acontecimientos comenzaron a regresar a su memoria...


Diez años atrás - Estrella AXIS

En toda la superficie del planeta Axis se respiraba olor a muerte, ya que hacía una semana un escuadrón de saiyas desembarcó en ese planeta y arrasó con todo tipo de existencia, sin dejar a ningún nativo con vida. Pronto ese planeta estaría listo para ser vendido...

El escuadrón de asalto estaba compuesto por seis saiyas... y Nappa se encontraba entre ellos, bastante más joven, con pelo y sin usar barba. Los saiyas descansaban luego de terminada su misión. Hablaban y reían entre ellos, mostrando una conducta típica de salvajes, en tanto que el joven Nappa permanecía a un lado, sin tomar importancia a las tonterías de sus compañeros. De pronto, sintió unas pisadas a sus espaldas y luego el filo de una daga en su cuello...

El corpulento saiya rió al escuchar las palabras de su compañero. Karionte un guerrero de contextura parecida a la de Nappa, aunque un poco más delgado, tez clara y un largo cabello que le llegaba a la cintura, sujeto de una cola. Karionte se sentó al lado de su amigo...

El insolente saiya calló de golpe a causa del potente disparo que recibió por parte de Karionte que lo mandó a estamparse contra unos escombros cercanos. Todos los demás guerreros se quedaron mudos a causa de la violenta acción. Karionte levantó vuelo hacia donde había caído el saiya y al encontrarlo lo levantó de los cabellos y le dijo mirándolo cruelmente...

Todos los otros guerreros se miraron confundidos... en tanto que Nappa esbozó una pequeña sonrisa...


En tanto que Nappa recordaba en silencio, Kaissa observaba su anillo... y los recuerdos también regresaron a su mente...


Karionte se encontraba haciéndole los últimos ajustes a su uniforme de batalla, cuando de pronto se detuvo y miró de reojo a sus espaldas de donde al parecer había escuchado un ruido. Acto seguido se volteó y moviendo la cabeza, eludió el golpe de un bastón. Lo tomó con una mano y dijo con voz tranquila...


Nappa logró escuchar lo que dijo la saiya, pero no se animó a decir ningún comentario. El también había escalado posiciones desde los niveles más bajos y ahora que había llegado a ser guerrero personal de su majestad, no podía quejarse. Observó a Kaissa y luego desvió sus pensamientos hacia las habitaciones del rey... recordando las palabras que dijera el soberano semanas atrás... a pesar de sus opiniones personales, respetaba mucho a su majestad y eso jamás iba a cambiar. De pronto, escuchó la voz de la guerrera que lo sacó de sus pensamientos...

Kaissa caminó por los corredores del palacio en busca del puesto de mando, con la intención de salir en alguna misión al espacio... como era su costumbre. Al llegar, el lugar estaba atestado de saiyas, que esperaban saber a que misión los habían designado, muchas cápsulas estaban siendo preparadas y con los destinos por determinar. Al voltear la mirada hacia el puente de lanzamiento, observó como los saiyas recién nacidos eran preparados para enviarlos a planetas que tuvieran bajo nivel de pelea, para que los destruyeran y conquistaran al ser adultos. Para su fortuna, Kaissa al nacer tenía un poder de pelea aceptable... así que no tuvo que pasar por eso. Sin darle mucha importancia, se acercó al jefe de mando que era un saiya bajo de estatura y preguntó directamente...

Todos se inclinaron ante la presencia del rey, el cual había entrado en compañía de su escolta. El rey Vegeta se le quedó mirando fijamente a Kaissa mientras caminaba hacia ella. Ella sentía que no podía moverse ante esa mirada... fría y la vez, profunda. Cuando estuvo muy cerca de ella, dijo...

A Kaissa se le cortó la respiración cuando escuchó las últimas palabras del Rey... eran iguales como las que su hermano Karionte le dijo alguna vez. Suspirando, bajó la cabeza y respondió...

El jefe de mando observó a Kaissa, que tenía sus ojos fijos en el vacío. La saiya volteó a verlo, luego a los demás saiyas que la observaban y sin decir nada, salió por el corredor...

Dos meses después...

Kaissa continuaba con sus entrenamientos a petición del Rey, y cada día mejoraba más... pero esos pensamientos seguían dando vueltas en su cabeza... ¿por qué el rey insistía en que ella se quedara?... porque había dejado pasar tres oportunidades más de salir de misión, por órdenes del rey, igualmente. Esta situación la estaba confundiendo... pero lo que más la incomodaba era su relación con el Rey Vegeta... que hasta ahora se había basado únicamente en juegos de miradas. A veces cuando ella pasaba por algún corredor, por coincidencia se encontraba con el rey que venía acompañado siempre de su escolta, Kaissa le hacía una respetuosa reverencia, pero sentía que el rey no le quitaba los ojos de encima... incluso cuando entrenaba en el campo, notaba una sombra en las habitaciones del rey que la observaba por horas. Sentía que esa mirada profunda la paralizaba cada vez que encontraba sus ojos... al igual que el dueño de esos ojos. Pero ella debía olvidarse de eso, su atracción hacia el rey... no podía ser posible. Además el rey Vegeta era un ser frío e insensible, incapaz de sentir afecto hacia alguien... nunca nadie podría ser como su hermano Karionte... el único saiya que en verdad la había querido... y que diez años atrás se había ido para siempre... Kaissa no comprendía porqué seguía viviendo en el palacio... no iba a llegar a ninguna parte si seguía en esa situación y eso la perturbaba...

Últimamente se había enterado de una nueva misión de conquista, que al parecer iba a ser muy larga... y también había escuchado rumores de que el rey los acompañaría esta vez. Seguramente esta vez le permitiría viajar a combatir... pero no estaba segura de eso...

Una noche, el rey Vegeta se encontraba en sus habitaciones y observaba fijamente al cielo sentado en su mesa de trabajo y luego desviaba su atención hacia la puerta... como si esperara algo. Luego de unos minutos de estar así, alguien llamó a la puerta...

El rey sonrió mientras observaba a Kaissa detenidamente, ella vestía una camisa sin mangas ceñida a su cuerpo, sin armadura, junto con sus acostumbrados pantalones azules y botas. Kaissa sentía al rey recorrerla con la mirada y quería salir de allí...

Kaissa asintió y dando media vuelta, cerró la puerta... en eso, sintió que la tomaban de los hombros y una de las manos se deslizó por su brazo hacia la manija de la puerta, cerrándola con llave. La saiya ya se imaginaba lo que el Rey Vegeta pretendía de ella y quería enfrentarlo, ya que ahora era más fuerte por sus entrenamientos y seguramente podría derrotarlo... pero algo dentro de ella se lo impedía y no sabía por qué...

Kaissa sentía que se perdía en su mirada, y pronto las manos del rey comenzaron a recorrerla por todas partes, pero ella trató de volver a la realidad... entender que sólo la estaba usando, que no sentía nada por ella, más que simple placer físico... pero, su cuerpo no le obedecía bajo esas cálidas manos que no dejaban de recorrerla. Trató de reaccionar, de recuperar su lugar... de hablar...

Kaissa no podía engañarse, también deseaba que el rey la tomara, aún sabiendo las consecuencias. Al no escuchar salir palabra alguna de su boca, el soberano dijo...

Lo siguiente que se escuchó en la habitación fue el sonido de ropas rasgándose, acompañados por gemidos de placer que se prolongaron sin descanso... y durante toda la noche.

Al amanecer...

El sol asomaba por las ventanas de las habitaciones del Rey Vegeta y afuera se escuchaba el ruido de naves, preparándose para partir de misión, ya que al parecer, la partida iba a ser ese mismo día. El rey le estaba dando los últimos toques a su traje de batalla, ya que esta vez él saldría de misión con sus guerreros... y no sabía por cuánto tiempo. El rey sonrió mientras recordaba los acontecimientos de la noche anterior, que definitivamente había sido la más agitada que había pasado con una hembra saiya. Volteó su mirada hacia la cama y contempló la figura de la mujer que lo había acompañado toda la noche... la mejor de todas y la que había escogido para sus planes...

Pronto, escuchó el ruido de golpes en la puerta y sin demora acudió a abrir, para evitar que su ahora nueva compañera, despertara de su sueño. Quien llamaba era un lacayo, que traía un mensaje para el rey...

Una vez que el lacayo se fue, el rey se dispuso a seguirlo... pero antes de atravezar la puerta, volteó a ver a Kaissa y musitó...

La observó por unos instantes más y pronto salió de la habitación...

 

Fin del tercer episodio...


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