Una Madre, un anillo...

y una Unión

por Alondra

Capítulo 4: "Una orgullosa guerrera"


El sol subía por las colinas de Vejitasei, iluminando todo a su alrededor y despertando a los ultimos habitantes por todos los rincones del planeta. La intensa luz se reflejaba en los hermosos vitrales del palacio real y se colaba por las rendijas de las ventanas... incluyendo a la habitación del rey, donde una figura daba muestras de no querer despertar.

Kaissa se cubría con las mantas sus ojos de la intensa luz del sol y a pesar de los esfuerzos que hacía por seguir durmiendo, finalmente acabó por despertar. Miró a su alrededor sintiéndose un poco desorientada, pero al verse a sí misma recordó todo lo que había pasado la noche anterior, esa noche en la que el rey Vegeta la había hecho suya... una noche que jamás olvidaría. Lentamente se incorporó quedándose sentada sobre la cama con sus ojos fijos en el vacío...

No era para menos, ella estaba muy confundida, su cuerpo se sentía extraño, pero lo más extraño era que el soberano no estaba. Kaissa tocó con su mano su lado de la cama y la sintió fría, indicando que su ocupante ya la había abandonado desde había bastante tiempo. Repasaba una y otra vez los acontecimientos en su memoria... "¿por qué había actuado así?...¿realmente lo deseaba?... pero lo más importante...¿ella sería importante para él?"

Sus pensamientos fueron interrumpidos por unos golpes en la puerta de la habitación que hicieron que la saiyajin se pusiera en alerta, buscando algo de lo que quedaba de su ropa para cubrirse (recordemos que estaba rota...), estaba en eso cuando se oyó una voz...

Sin darle tiempo a ordenar sus ideas, la puerta se abrió dejando pasar a tres jóvenes muchachas en actitud muy humilde. Kaissa las miró fijamente, hasta que una de ellas habló...

Las mucamas salieron corriendo aterradas de la habitación, dejando a Kaissa sola en medio de la habitación... en su rostro asomaban muchas sombras, su mirada era terrible y apretaba los puños con fuerza. El rey se había marchado a quien sabe donde y la había dejado como cualquier basura después de haberle quitado lo más preciado que tenía, su dignidad. Kaissa se sintió como una tonta ya que el Rey Vegeta la había humillado, avergonzado, se divirtió con ella únicamente por gusto para luego irse... ella lo sabía... y aún sabiéndolo cayó en su juego...

Sin pérdida de tiempo, buscó algo con que vestirse entre los armarios dando, para su fortuna, con un traje ajustable como el que usan los saiyas. Terminando de arreglar su atuendo y calzarse sus botas, Kaissa salió por el corredor cuidando de no ser vista y rápidamente caminó por los pasillos tratando de calmarse un poco, pero lo más extraño todavía no acababa de empezar...

Al pasar por un corredor, se topó con un grupo de guardias que al verla, para estupor de la saiya, se inclinaron en señal de respeto. Kaissa los miró más confundida que antes y siguió adelante... esto ya era demasiado, pensaba que la conducta de las mucamas era típica de ellas con cualquier mujer que pasara la noche con el rey, pero que los guardias se comportaran de igual forma era ya algo inexplicable. Cada vez que se encontraba con algún cortesano, y a pesar de estar vestida muy simplemente, Kaissa era saludada como si fuera alguien muy importante en el castillo y eso se repetía a cada minuto. Ya estaba más que confundida y necesitaba encontrarse con alguien que le aclarara todo este dilema, pero por más que caminaba no encontraba a nadie, hasta que al voltear por un corredor, una conocida silueta apareció en su campo visual y al reconocer al dueño, lo llamó...


El Rey Vegeta se dirigía al puente lanzamiento, seguido de toda su escolta, pero antes de abordar, lanzó una mirada hacia la corte y dijo con voz potente...

Luego de decirlo, cruzó unas palabras con algunos guerreros entre los que se encontraba Nappa y con una sonrisa de satisfacción, se introdujo en su nave...


La saiya enmudeció ante sus palabras, eso era cierto... ella misma se había condenado al caer en el juego del Rey. Se sentía miserable, estúpida, tonta...

Kaissa no podía creerlo, la habían privado de su libertad permanentemente al encerrarla en el castillo... tal vez esta sería la venganza del rey después de lo que le hizo al pelear con él... divertirse con ella y luego humillarla. La mujer se sentía muy mal, sus principios traicionados por una estupidez, pero lo que dolía era que ahora todos eran unos extraños para ella, inclusive Nappa había cambiado totalmente su actitud con ella.... era otro extraño más y se sintió sola de nuevo...

Sentía rabia e impotencia por no poder hacer nada para remediar eso, pensaba en volar los muros con un disparo y escapar por allí, pero aunque lo hiciera sería inútil ya que en segundos tendría a todos los guardias detrás de ella y aunque ella era muy fuerte, no podría con todos a la vez y sería peor... ya no quería ver más sangre por el momento. Lentamente se deslizó apoyada en la pared hasta quedar sentada en el suelo y de sus ojos brotaron lágrimas que corrieron libremente por sus mejillas...

Los días corrieron lentamente, Kaissa era tratada tal y como había dicho Nappa, como la esposa del Rey... pero este trato no la hacía sentirse feliz y le incomodaba tremendamente. Había pasado de ser una activa guerrera a un objeto de cristal que debía ser cuidado celosamente y esto era intolerable para ella. Ni siquiera podía buscar alivio en las peleas porque todos evitaban luchar con ella, ya que era "la mujer" del rey... rehuía todo contacto con los sirvientes del palacio, incluso rechazó la idea de vestirse como la reina, lejos de todo eso vestía sus ropas de siempre, a parte de ocupar una habitación diferente ya no que quería dormir en la del Rey de ninguna manera.

"¿Por qué? -- se preguntaba Kaissa cada noche mientras contemplaba las estrellas en el cielo -- ¿Por qué me hizo esto?... ¿por qué me privó de mi libertad, de mi condición de guerrera, de mis derechos?... Yo no quería esto, acabar de esta manera como un objeto..."

"¿Acaso no buscabas esto?... ¿lograr un lugar importante dentro de tu clase de guerrera saiya, la posición más alta entre las mujeres saiyajin?" -- escuchó una voz en su cabeza.

"Eso no es cierto... quería encontrar mi propio destino y valor... ser la mejor de los guerreros como se lo prometí a Karionte, pero en esta situación me siento limitada... nunca debí acudir con el rey cuando me llamó... sabía perfectamente lo que él quería y no opuse resistencia a sus deseos... fue mi culpa también y ahora lo estoy pagando. Lo peor es que el muy maldito se largó para evitar darme la cara, buscó una salida fácil... y eso es algo que me las pagará... lo juro... pero sobre todo, este asunto es muy sospechoso... estoy segura que hay un interés en todo esto, ¿pero qué podrá ser?" -- observó su inseparable anillo y cerró los ojos, no quería sentirse sola y trababa de reconfortarse con su pequeño objeto. Pero lejos de esos pensamientos, recordaba la forma como el rey la había hecho suya, pensó que era diferente y que sentía algo por ella... trató de evitar esos pensamientos pero no rechazó la idea.

Pronto sintió hambre y decidió entrar al castillo en busca de algo para comer... pero a pesar de contar con la autoridad de mandar que le preparacen un banquete, prefirió hacerlo por sí misma. Había estado sola casi toda su vida y de esa manera prefería hacer sus cosas. Se introdujo por una de las ventanas y mientras caminaba por uno de los cientos de corredores, pasó por la puerta del laboratorio del castillos, donde un grupo científicos trabajaba desde hacía mucho tiempo buscando la manera de crear guerreros más fuertes entre los saiyajin. En ese momento habían dos de ellos hablando de algo, Kaissa los miró de reojo resumió pasar de largo restándole importancia, cuando en eso un comentario llamó su atención...

Un disparo de energía salido de la nada mandó a volar a los científicos por diferentes direcciones y el rayo al chocar contra las máquinas causó una violenta explosión. Los científicos se miraron desorientados y en eso la figura de Kaissa asomó entre el humo que se había levantado. Ella los miraba con una expresión feroz, como si quisiera borrarlos del mapa en ese momento. Sin mediar palabra alguna, se acercó a uno de ellos y tomándolo de los cabellos lo levantó con violencia y dijo...

Antes que el sujeto pudiera decir algo a su favor, unos guardias llegaron apresuradamente alertados por el ruido de la explosión. Uno de ellos habló...

Todos los presentes obedecieron la orden y Kaissa al ver el despliegue se quedó admirada de la autoridad que tenía sobre ellos, pero ahora eso era lo de menos... otra cosa la mortificaba y no quería creerlo. Nappa se había quedado mirándola seriamente y no se movió cuando Kaissa volteó a verlo...

Kaissa ya no podía más, era demasiado para ella... ya no tenía dudas de que el rey la había usado para que tuviera a su hijo. Ahora entendía todo, el porque de su interés con ella, su retención en el castillo, ¡era sólo para eso!... también recordó la noche que pasaron juntos, la manera como la tomó... el muy cretino se aseguró de hacer un buen trabajo y luego de eso se marchó para no tener que confrontarla, seguro de haber cumplido sus objetivos... canalla, ella no era nada para él, sólo un medio de engrendrar guerreros poderosos... un objeto.

Ahora Kaissa se sentía más sola que antes, el saber que había sido utilizada era muy doloroso para ella... y sin poder contener más el llanto, se abrazó a sí misma y lloró en silencio...

 

Fin del cuarto episodio...


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