Una Madre, un anillo...

y una Unión

por Alondra

Capítulo 5: "Decisiones"


Otro día más corría en Vejitasei, un planeta que nunca cesaba su actividad de conquista, llevada a cabo por sus poderosos guerreros que constantemente salían de misión... incluso el poderoso Rey Vegeta había partido hacía mes y medio a una larga misión que no se sabía cuando tendría retorno. Todos aguardaban en el castillo su regreso... y especialmente alguien, que por un capricho suyo, había hundido para siempre...

Kaissa trataba de hacer llevadera su situación en el castillo, pero los recuerdos siempre invadían su memoria... y cada vez que eso sucedía, desviaba sus pensamientos hacia el rey. Le tenía odio por lo que le hizo, a parte de mantenerla como si fuera una prisionera en el castillo, que ahora era "su" castillo, la tenía harta. Siempre buscaba desahogarse en los entrenamientos que cada vez los volvía más severos, exigiéndose mucho a sí misma para tratar de olvidar... pero no era lo mismo entrenar sola que con un oponente real, así que mientras se dirigía al campo de entrenamiento de la guardía, donde había combatido y sellado para siempre su destino, observó por una de las ventanas del castillo que alguien entrenaba en ese lugar... era Nappa.

A Kaissa le pareció raro verlo solo ya que siempre entrenaba con los demás guerreros, pero ella estaba decisida a cambiar la rutina de entrenamiento, así que sin importarle nada, saltó por la ventana y levitó hacia la arena, en tanto que el enorme saiya seguía con su rutina de entrenamientos sin percatarse de la presencia de la guerrera...

Luego de decirlo, Nappa se quedó de una pieza, pero era cierto lo que dijo, él no podía negarse a la orden de un superior, de la misma altura del rey, como la que ocupaba Kaissa, así que suspirando, respondió...

Kaissa atacó a gran velocidad con una patada al rostro que Nappa bloqueó con un brazo, pero la saiya apoyó sus manos en los hombros del saiya y dando una vuelta en el aire, se colocó a sus espaldas y atacó con una esfera de energía que atinó en la espalda del guerrero empujándolo hacia adelante, quedando tendido en el suelo...

Kaissa sentía cólera, no por el hecho que Nappa no quisiera pelear con ella, sino porque prácticamente lo había obligado a hacerlo, ya que de sobra se veía que el saiya no quería luchar... ¿¿qué demonios le habría dicho el rey antes de irse??... pero no le importaba, ya que quería desquitarse, y lo haría como fuera...

En eso, Kaissa se detuvo de golpe y comenzó a tambalearse mientras sentía que su cabeza le daba vueltas. Tomó su cabeza con ambas manos, pero el mareo que sentía no desaparecía por nada, al contrario, iba en aumento. Nappa se dio cuenta y sin tardanza acudió a ayudarla. Apoyándose en el suelo, Kaissa musitó...

Rato después...

Kaissa reposaba en una camilla, en la enfermería del castillo... cerca de ella un médico estaba al tanto unos análisis y la miraba de reojo. Momentos después, la saiya comenzó a reaccionar y el médico al escucharla, acudió rápidamente...

El médico se quedó sorprendido ante sus palabras, Kaissa lo miró por un rato más, hizo una mueca de disgusto y salió de la enfermería sin decir nada más. Caminó rápido por los corredores mientras contenía su rabia... el rey se había salido con la suya, cumplió con sus planes. Se detuvo en la mitad del pasillo y bajó la mirada. En su rostro se reflejaba miedo, la maternidad era algo que ella nunca esperaba y nunca buscó... colocó una mano en su vientre y suspiró...

Los meses corrieron rápidamente, ya todo el mundo en el castillo y en Vejitasei sabían de la venida del futuro príncipe, el heredero al trono... a parte que el estado de Kaissa era muy notorio. A causa de eso, ya no podía usar sus ropas de siempre, viéndose obligada y muy a pesar suyo, a usar uno de los atuendos que le correspondía como reina, como un amplio vestido. Ella se veía hermosa sin dudas, pero su rostro y mirada reflejaba una profunda tristeza. Había dejado los entrenamientos a causa de su estado, además de que no se lo permitían. Ahora si se sentía prisionera, incapaz de hacer algo sin llamar la atención... de nuevo, la sensación de soledad la invadió...

Faltaban algo de dos meses para que su tiempo de espera terminara, cuando una mañana Kaissa escuchó un gran alboroto, con gritos de júbilo de todos los guerreros, seguido del ruido de varias naves que aterrizaban... eso sólo podía significar una cosa...

La mucama obedeció la orden y Kaissa se quedó sola en la habitación. Hizo un esfuerzo para levantarse ya que su vientre estaba muy grande y le dificultaba movilizarse. Sonrió mientras se observaba, el futuro heredero era muy fuerte... pero al asomarse a la ventana su expresión cambió. A lo lejos, podía verlo mientras descendía de su nave entre los gritos de victoria de los concurrentes.... el muy maldito, ahora se sentiría satisfecho al enterarse que su misión cumplió... y no se refería a su largo viaje precisamente, sino a la "otra" misión. Kaissa miró al rey Vegeta mientras la rabia inundaba su corazón.... y sin querer saber más, se alejó de la ventana.

Durante todo el día la celebración se llevó a cabo en el gran salón del castillo. El escuadrón del rey había conquistado cerca de veinte planetas, todos ellos con guerreros muy poderosos. El Rey Vegeta se jactaba de sus hazañas en la celebración junto con sus guerreros, pero pronto notó que alguien faltaba... imaginándose quién podría ser...

El rey Vegeta no dijo nada más y la celebración continuó hasta muy entrada la noche, pero en todo ese tiempo, Kaissa no quiso bajar, a pesar de que había sido llamada varias veces, incluso Nappa había ido a llamarla por encargo del rey, pero ella no quiso salir.

Cuando todo hubo terminado, el rey Vegeta subió a sus habitaciones y se detuvo delante de la de Kaissa, sonrió con ironía y entró si avisar. La encontró sentada en su silla observando por la ventana. Kaissa volteó la mirada y mostró una sonrisa fingida...

El Rey Vegeta la observó de arriba a abajo, el embarazo de la saiya era muy acentuado y le dificultaba moverse. La observó a los ojos y notó una mirada de rencor, muy diferentes a como los había dejado antes de irse.... pero no le tomó importancia...

Kaissa lo miró con ojos inyectados de furia, al mismo tiempo que un hilo de sangre corría por su boca. El rey Vegeta la miraba fríamente y levantó su mano como si fuera a lanzarle un disparo. Kaissa cerró los ojos esperando su destino...

Kaissa lo miró a los ojos casi a punto de llorar... él era un ser despreciable, insensible, inhumano... pero su destino estaba escrito y por ahora no podía hacer nada...

El silencio inundó el cuarto... estaba sola de nuevo. Kaissa se levantó como pudo ya que su vientre pesaba mucho y con una de las mangas de su vestido, limpió la sangre de su boca y cerró los ojos en un esfuerzo por contener el llanto. Se sentía humillada, indefensa, marginada... ya no quería estar así, no lo soportaba, así que de un momento a otro, salió de la habitación...

Con los ojos fijos en el vacío, Kaissa caminaba por los corredores del castillo, apoyándose de vez en cuando en las paredes para no caer.... no había nadie en los corredores ya que era muy tarde y sin darse cuenta, Kaissa llegó a las torres del castillo... estaba en la más alta y sobre su cabeza, se extendía el inmenso firmamento. Miró al cielo que tanto la consolaba cuando estaba sola y luego desvió sus ojos hacia abajo donde a una considerable distancia estaba el patio principal del castillo. Kaissa se apoyó en una de las cornizas de la torre y fijó su atención hacia abajo... si era una distancia impresionante, ni el más fuerte de los saiyajins podría sobrevivir a una caída así...

"¿Qué pasaría si alguien se cayera desde aquí?... con seguridad no sobreviviría..." -- pensaba. Desde donde Kaissa se encontraba podía ver las habitaciones del Rey claramente y frunció el ceño... maldito, quería destruírlo como fuera, hundirlo a modo de venganza. Cruzó por su mente una idea... si ella se arrojaba desde esa altura, arruinaría los planes del rey ya que tanto ella como el niño que llevaba dentro morirían. Sonrió al imaginarse la cara de impotencia del rey al no poder hacer nada... todos sus proyectos a futuro arruinados. Kaissa comenzó a reír primero suavemente, pero después de manera ruidosa, pero nadie la escuchó... mejor, si se mataba, se libraría de esa cruz y nadie se daría cuenta... encontraría la paz... se encontraría con su hermano y no volvería a estar sola. Ya estaba decidida a hacerlo, era la manera perfecta para desquitarse con el rey. Apoyó sus manos en la corniza dejando que su peso la llevara hacia adelante...

"Será rápido..." -- pensaba -- "No lo sentiré y me libraré de esto para siempre... ya no sufriré más..." -- ya estaba a punto de levantar la pierna para dejarse caer cuando en eso sintió algo...

Kaissa se sobresaltó de pronto... había sentido una patada desde dentro de ella y volvió a sentir otra. Era como si su bebé se diera cuenta de lo que planeaba hacer su mamá y le estaba llamando la atención... que ella no estaba sola. Kaissa tocó su vientre y lentamente se alejó del borde de la corniza. Una suave brisa agitó sus cabellos y las lágrimas afloraron de sus ojos...

"Es cierto... ¡¡he sido una egoísta!!" -- pensaba sin dejar de tocar su vientre... -- "Tal vez yo si quiera matarme, pero... este pequeño inocente no tiene la culpa de nada... no tengo porqué arrastrarlo conmigo..."

Volvió a sentir otra patada en su vientre... clara señal que el futuro príncipe era fuerte y sobre todo, que estaba lleno de vida... quería aferrarse a la vida, una vida que nadie se la podía quitar y que no era decisión de nadie hacerlo.

Kaissa sonrió al sentir a su bebé... por lo menos sabía que no estaba sola, pero se sentía avergonzada por lo que había estado a punto de hacer... así que dejándose caer en el duro suelo de piedra... lloró amargamente...

 

Fin del quinto episodio...


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