Nuestra vida juntos

Capítulo 5: "Indigestiones"


Unas horas más tarde, Vegeta y Bulma se disponían a cenar. La verdad es que la cena estaba deliciosa: carne asada, papas cocidas, arroz y varios tipos de ensaladas, jugo de naranja (con lo que tomaron en la fiesta tenían más que suficiente), y de postre tuttifrutti con helado.

Todo iba bien, hasta que Vegeta se llevó a la boca la segunda cucharada de su postre. Tragó, puso una cara de entre sorprendido y angustiado y miró a Bulma que seguía comiéndose su postre, pero al sentir la mirada de Vegeta, levantó la vista y lo vio.

Vegeta tenía la cuchara en la mano y estrujaba una servilleta con la otra. Estaba sudando y su cara pasó rápidamente por toda la gama de rojos y morados.

Él no le contestó nada. Se levantó tirando la silla y corrió hacia el baño. Bulma se levantó rápidamente y lo siguió.

Cuando su estómago dejó de convulsionarse, Vegeta trataba de recuperar el aliento y permanecía de rodillas en el baño. Así lo encontró Bulma y le ofreció una toalla. Vegeta la aceptó y se limpió la boca.

Bulma se agachó junto a él, trataba de ayudarlo, pero no era mucho lo que podía hacer. Cuando las convulsiones terminaron, ella lo ayudó a ponerse de pie y lo condujo a la cama.

Estaba muy pálido y tenía una cara de enfermo que nunca le había visto, ni siquiera cuando había estado herido en tantas oportunidades por su entrenamiento. Lo cubrió hasta la cintura con una manta y llamó al médico.

Bulma acompañó al doctor a la puerta.

Entró a la cocina y llenó un jarro con agua (único líquido permitido en la dieta a parte del té) y junto con un vaso se lo llevó a Vegeta.

Cuando llegó a la habitación, lo encontró en la cama y con los ojos cerrados como si durmiera. Bulma entró cuidando no hacer ruido.

Bulma dejó el jarro y el vaso en la mesita de noche y se acercó a él con el frasco que contenía el remedio.

Luego se tendió en la cama y cerró los ojos. Bulma se acercó a él y lo besó tiernamente en los labios.

Vegeta le dedicó una sonrisa y la observó salir de la habitación.

Bulma fue a la cocina y leyó la lista de lo que podía comer Vegeta, así que se puso a revisar los estantes y encontró todo lo que necesitaba (que no era mucho).

Después de apartar algunas cosas en la cocina, Bulma comprobó mirando el reloj de la pared que se había hecho muy tarde y decidió irse a dormir. Entró muy despacio para no despertar a Vegeta, se puso su pijama y se metió a la cama donde fue recibida con un beso y luego sintió unos fuertes brazos rodeándola. El calor del cuerpo de su príncipe la envolvió relajándola y pronto ambos se durmieron.

Al otro día Vegeta se levantó muy temprano, se vistió con su ropa de entrenamiento y como ya se había mejorado (como buen saiyajin se recuperaba muy pronto de todo), se decidió a recuperar el tiempo perdido por la fiesta y por su indigestión. Ya no tenía náuseas y tenía más hambre que nunca, pero se tomó su remedio ¡por si acaso! Luego de esto se dirigió a la cámara de gravedad. Estuvo entrenando alrededor de dos horas hasta que no pudo resistir más el hambre y fue a la cocina. Allí encontró a Bulma preparando el desayuno.

Vegeta se sentó a la mesa mientras sentía que se le hacía agua la boca, y Bulma le sirvió su "desayuno".

Un té con tres galletas de soda sin nada, obviamente no era el desayuno que él deseaba. De hecho creo que ninguna persona normal, sea saiyajin o no, desearía desayunar eso por cuenta propia.

Vegeta miró a Bulma y luego miró la hoja. La tomó y comenzó a leer. Mientras más leía, más abría los ojos.

Vegeta la quedó mirando con una mezcla de rabia y pena y se sentó a tomarse su "desayuno".

¿Ustedes creen que Vegeta pudo saciar su "apetito" con este "desayuno"?

Noooooooo.

Y el almuerzo fue peor.


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