El Centro Cultural Universitario .- Espacio y lenguaje en arquitectura.- Continuación.
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El espacio como solución.
El 21 de Septiembre de 1551 se expide La Cédula para la creación de la "Real y Pontificia Universidad de México", ordenada por Carlos V y firmada por el príncipe Felipe. En esos documentos se manda su creación y se le dota con mil pesos de oro de minas al año. En ese entonces, la Universidad se organizó a imagen y semejanza de las universidades europeas de tradición escolástica.
La actual Polis universitaria se concibe sobre los principios urbanístico espaciales de la Ciudad Jardín; los amplios espacios , bosquecillos y explanadas verdes; el respeto al paisaje y la cuidada perspectiva buscada en la siembra de sus notables edificaciones, la significaron como un modelo de urbanismo ecológico a nivel mundial.
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El idioma de "Cultisur" combina el macizo con el hueco; gracias a este último, el macizo se vuelve escultórico; la luz del sur de la ciudad de México penetra en el espacio y modela las formas estructurales.
Otro cantar es el del material, el concreto aparente se dulcifica con el terminado estriado, abandona su artificialidad para sugerir una remembranza de la rugosidad de la piedra; así, aún los grandes paramentos cerrados tienen luz y sombra.
El elemento unificador, el alfabeto básico de "Cultisur" es el pórtico; el pórtico individual de cada edificio, los pórticos comunes del conjunto. El pórtico es el espacio público por excelencia; su contraste con la plaza abierta radica en su individualidad; en una explanada el hombre es parte de la masa; al abrigo de un pórtico, es individuo.
Pero el pórtico tiene otra función, la de transición entre el espacio cerrado y el espacio a cielo abierto; al abrigo del pórtico la familia observa a los de afuera: esta liga visual también individualiza al espacio exterior; el niño, el joven, el adulto y el anciano sienten a su alcance la hospitalidad del pórtico; esta cercanía brinda confianza; brinda bienestar; hace habitable el exterior.
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Las plazoletas, las áreas jardinadas, las escalinatas exteriores, la fuente y el mismo estacionamiento, se antojan acogedores por su cercanía física o visual a los espacios porticados; y también, sin duda, por una escala particular y de conjunto diseñada también a la medida del hombre.
Pero el lenguaje arquitectónico de "Cultisur" obedece también a unas estrictas reglas gramaticales y de sintaxis. La escala y significancia del pórtico se ve claramente diferenciada cuando se aplica a los elementos del programa destinados a la administración o servicios del conjunto. Por ello, casi subliminalmente, el habitante del centro puede reconocer la entrada y ubicación de aquellos sitios que no le están destinados.
Así, la proporción, dimensiones y profundidad de los pórticos y su relación con el volumen de la edificación, todo ello apoyado por los elementos de diseño y distribución correspondientes a los espacios de tránsito exterior, definen claramente el uso no público de las oficinas de extensión universitaria, o el acceso restringido a las áreas de servicio y trabajo de los locales de espectáculos.
No por ello esta definición significa un rechazo. El espacio y la escala aplicada a su tratamiento, hacen que los pórticos privados se integren, diferenciándose entre sí, a la concepción básica del conjunto. Aún dentro de la diversidad formal y de dimensiones, continúa existiendo la idea de continuidad entre el interior y el exterior; fluidez y continuidad de un espacio y una obra que, al fin y al cabo, nos pertenecen a todos.
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