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INYECCION DE COMBUSTIBLE

La idea de inyectar combustible en la cámara de combustión o en los conductos de admisión de un motor es muy antigua; es una idea en la que ya empezó a trabajar Rodolfo Diesel a finales del pasado siglo, aunque la inyección para motores Diesel tiene una problemática diferente de la de los motores de gasolina  dada la diferencia de cómo se produce la explosión en  cada uno de los motores. Pero a pesar de que Diesel trabajó a fondo el sistema de alimentación de combustible para sus motores, la inyección de combustible para motores de ciclo Otto ya dio sus primeros pasos hacia el año 1893.

Hasta los fabricantes de motores de aviación no comenzaron a interesarse por este procedimiento de alimentación de motores, no se puede hablar de los comienzos reales del desarrollo y aplicación de la inyección de combustible. Los primeros estudios con resultados positivos (y siempre aplicados a motores de aviación) fueron realizados por Mercedes-Benz, Fiat y Renault. Hacia 1935, la marca alemana en colaboración con Bosch puso en práctica sus primeros prototipos, pero hubo que esperar hasta el año 1948 para que llegase la primera aplicación de la inyección de gasolina a un motor de explosión de un automóvil.

Ese año, un grupo de fabricantes alemanes encabezado por Hansa y Goliath, crearon un prototipo provisto de un sistema de inyección directa que no tubo mayor trascendencia, y sobre esa base, Mercedes-Benz trabajó y desarrollo un sistema que acabó aplicando con éxito a su modelo 300SL en 1954. Al año siguiente continuaron los sistemas de inyección en motores de automóviles de serie, de la mano de la marca inglesa Jaguar para su "D Tipe", y la americana Chevrolet para su conocido modelo Corvette.

Pero antes que la inyección llegase a los modelos de producción en serie ya se había experimentado y aplicado en la competición, y fue Oldsmobile la marca pionera en este sentido con su motor V8 empleados en la carreras de Indianápolis, maraca a la que imitaron rápidamente y con mas éxito si cabe Offenhauser y Connaught.

Volviendo a la fabricación en serie y tras los logros conseguidos por Mercedes-Benz, Jaguar y Chevrolet, hubo un largo periodo de tiempo (hasta 1961) en que no tubo gran difusión, principalmente por motivos económicos, ya que la aplicación de la alimentación por inyección era extremadamente cara en comparación con el sistema tradicional de carburador.

Este lapsus de tiempo terminó cuando algunos fabricantes se decidieron por su aplicación en modelos de altas prestaciones. Peugeot en el modelo 404, Lancia en el Flavia 1.800, Ferrari en el Dino 246 y Maserati en el 3.500 GT, marcaron el pistoletazo de salida en una carrera que no ha parado de evolucionar y encontrar aplicaciones cada vez más ingeniosas.

La razón de existir de los sistemas de inyección de combustible radica en que la aportación de combustible no este realizada directamente, sino que sea inyectada directa e independientemente de acuerdo con el caudal de aire que penetre por el tubo de admisión. De esta forma, la longitud o forma de los conductos de admisión no influye, ya que el inyector está situado junto a la válvula de admisión y orientado hacia el punto más conveniente para mandar el combustible cuando la válvula de admisión se abra. La presencia obligada de un inyector en cada cilindro elimina el defecto de una irregular alimentación en los cilindros, como es frecuente que pase en los motores alimentados por medio de carburador.

La aplicación de la electrónica a los sistemas de inyección, ha elevado a cotas altísimas el grado de eficacia a la hora de introducir en un cilindro la cantidad exacta de combustible que necesite. Las grandes posibilidades de la electrónica aplicada a la alimentación, permite medir todos los parámetros indispensables para conseguir una dosificación perfecta en función de múltiples parámetros que influyen directamente en este proceso, hasta el punto de que sistemas combinados de control de inyección y encendido, son aplicados con profusión en los modelos que se fabrican hoy día.

Gracias a las últimas tecnologías desarrolladas en los sistemas electrónicos de inyección-encendido, la alimentación de los motores de explosión se acerca a los límites de la perfección y, para conseguirlo, existen una serie de condiciones que han de cumplir.

La alimentación debe tener un sistema de medición del peso específico del aire y de la gasolina, de forma que en cualquier condición se obtenga la dosificación adecuada. De la misma manera, debe controlar la temperatura tanto del aire como de la gasolina, que hace variar sus pesos. Con estos parámetros bajo control, sistema electrónico permite modificar la aportación de gasolina con respecto a la de aire, y así mantener siempre una dosificación correcta para cada uno de los múltiples estados de funcionamiento del motor.

Otra parcela a controlar por los sistemas electrónicos de inyección es el régimen de giro del motor para determinar la dosificación más correcta, y así enriquecer o empobrecer la mezcla gaseosa según sea necesario. Otro tanto de lo mismo ocurre en función de la temperatura de funcionamiento del motor; en el momento del arranque en frío se requiere una mezcla mucho más rica en gasolina y, progresivamente, ha de ir empobreciéndose según aumenta la temperatura del motor.

Otra de las características importantes de los sistemas electrónicos de inyección de combustible, consiste en que sus centralitas inteligentes disponen de analizadores de gases de escape, que permanentemente proporcionan información sobre las proporciones de gases contaminantes de los residuos de la combustión, de forma que estos se corrijan inmediatamente, con la consiguiente reducción de emisiones nocivas a la atmósfera.

Como antes se mencionaba, los sistemas de inyección de gasolina que actualmente se utilizan en motores de explosión de automóviles son múltiples y variados, y su aplicación y nivel de sofisticación tecnológica depende de las características del motor al que vaya destinado. Para establecer una clasificación global de los sistemas de inyección de combustible que se emplean, hay que recurrir a la naturaleza del sistema utilizado para el control de funcionamiento de la dosificación; y desde ese punto de vista, tenemos los sistemas de inyección de accionamiento mecánico y los sistemas de inyección electrónicos, además de un tercer grupo denominado mixto, en el cual la electrónica aporta algunas mejoras al sistema clásico de accionamiento mecánico.