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Mantenimiento de una Batería

Con un mantenimiento oportuno, podemos prolongar la vida de la Bateria. En primer lugar, debemos detectar el momento en que nuestra batería comienza a estar cansada o agotada, para ello ponga la llave en la posición de contacto, sin arrancar el motor, y encienda las luces de cruce, si observa que su luminosidad ha descendido considerablemente con respecto a días anteriores, será el momento oportuno de descubrir cuál es su causa. La primera operación de mantenimiento es la observación del estado de los bornes, que deben estar bien apretados y posicionados, evitando que toquen cualquier parte metálica del vehículo. Los bornes de la batería y la garra de conexión deben estar limpios y recubiertos de vaselina, ya que cuando carecen de esta protección se "sulfatan". Si la corrosión ha actuado sobre el borne, debe sustituirse, teniendo en cuenta que son diferentes el positivo del negativo. Según el mantenimiento, podemos encontrar tres tipos de baterías: con mantenimiento, sin mantenimiento y de bajo mantenimiento. En las primeras tenemos que vigilar periódicamente el nivel del electrólito con el coche horizontal; para ello se retiran los tapones y se comprueba si el líquido está entre las marcas de referencia de nivel de la pared de la batería; si no fuera así habría que reponer este nivel, añadiendo agua destilada sin rebasar el límite de referencia superior. Las baterías de bajo mantenimiento necesitan menos inspecciones periódicas que las anteriores, pero en casos excepcionales se puede reponer el nivel del electrólito de la forma descrita anteriormente. Al hacer esta operación es conveniente tener precaución de que la mezcla electrolítica que contiene la batería no nos salpique sobre la piel o en los ojos, ya que es venenosa y corrosiva. Las baterías sin mantenimiento vienen precintadas, por consiguiente no dan lugar a ninguna intervención.