Indice de: Autores Peruanos

Era justo

Agregar a Favoritos.

¡Si sólo hubiese corrido, carajo! Si hubiese corrido en vez de quedarme ahí parao...¡Chatoemierda...! El allá ajuera y yo aquí, a la sombra...

wEntramos, nos bajamos la lámpara esa, la araña o como se llame, y a oscuras, con linterna nomás, los cuadramos. En dos papazos, juá...bobos, bambas y demás cojudecitas -comenzó a explicar Jolmes, "el jefe".

w¿Y la lana? —preguntó Huapson con su tradicional cara de perro sin árbol.

wTambién pues carajo... Elemental mi querido Huapson, elemental... —contestó Jolmes casi sin amargarse.

wTa que...¿y si alguno carga cuete? —entró a tallar el Chato.

wNever, se los quitan en la puerta el negro huevón ese —respondió Jolmes.

w¿Y el negro? —preguntó nuevamente el Chato.

wEs lo suficientemente güevon como para bajárselo de un sólo Kechi —aclaró Jolmes, para beneplácito del Chato. w ¿Y qué hacen allí tanto ricachón, Jolmes? —insistió Huapson, como si alguien le hubiese dicho que había puntos por "intervención en clase".

wTimbean Huapson, timbean. Es una casa pa' timba pirata.

w¡Ay chucha! —saltó el Chato— o sea que vamos a ser mismos justicieros de la ley...

w¿Me has visto cara de delincuente acaso? —contestó Jolmes al toque, como siempre, y todos nos cagamos de la risa.

El Jolmes se había pasado como tres semanas "estudiando" la casa, haciendo visión. Creo que casi sacó plantilla del jato. De allí, calabaza y nos vimos hasta la misma noche, esa noche.

... ... ...Cuando yo llegué, el único que estaba era el lorna del Huapson. Huapson sólo tenía que cargar la linterna y alumbrar. Para mí que el Jolmes se daba cuenta que Huapson era medio retardado, pero como le seguía la corriente y le decía "yes" cada vez que él se hacía el que chamullaba inglés, "el jefe" lo dejaba pasar piola.

wJelou Huapson.

wYes, Jolmes.

wJelou Richar.

wY compare... —contesté el saludo de Jolmes.

wFalta el Chato. ¿Onstá el Chato?

wYes Jolmes...

w¡Onstá el Chato, carajo...!

wYa viene, Jolmes. No te acalores. Yo lo ví en el taco ahora en la tarde y me dijo que iba a estar en punto —contesté antes que Jolmes se comiera vivo al Huapson.

Como al cuarto de hora se apareció el Chato. Yo ya estaba muñequeao. El Chato se había tomado sus aguas, pero yo no dije nada. Le dí un "jals" y chitón boca. Total, el Chato sólo tenía que meterle el kechi al negro y quedarse de campana. Subimos al auto y largamos.

... ... ... Por un momento me imaginé comprándole la licuadora a mi cocha (hace tanto que la vieja quiere una "sambin" de-esas). Hubiese sido la cagada. Y era justo. ¡Era justo, carajo!

Aparte de uno que otro achaque de sanguches del Pato, en la primaria, yo nunca me había tirado nada. Pero esta vez era justo: timbear, así como esos ricachones, está prohibido en el Perú. (Bueno en realidad, ahora que me acuerdo, yo sí había tenido uno que otro trabajito por ahí. Pero cuando andaba la onda del pai y sólo como para ganarme el alguito para comprar la huevada esa...pero hacía un culantro de tiempo y yo ya había superado la yerba, el pastel y cuanta droga me pongan por delante...Este trabajo era mi primer trabajo de a de veras, y era justo.

... ... ... En eso llegamos al parque donde íbamos a dejar el roca y de un carajo el Jolmes me descojudeó...

w¡Oye Richar, carajo! ¿Vienes o te quedas?

Casi digo "me quedo", pero a esas alturas el Jolmes me hubiese vaciao el chimpún en la cara. Ya estaba con la yuca adentro o sea que tiré pa'elante sin pensar mucho en el asunto...

La casa era verde. Había un huevo de meches y otros carrazos. Caminamos solapa un par de veces por la vereda de enfrente. Entró una pareja. Vi al negro. Sí, tenía cara de monse. Creo que hasta llegué a ver la laraña.

w¿Listos? —preguntó Jolmes.

wYes -dijo Huapson y Jolmes lo hizo un sí-nema pal barrio.

En ese momento, me acordé de todas las caras de los curas del colegio. Pensé que dirían ellos, los curas, si me vieran ahí, de ratero. Pero yo, tranquilo (no tanto),(cagado de miedo, mejor dicho), pensé "es justo" una vez más.
Y era justo. ¡Claro que era justo!. De allí no recuerdo bien que pasó, hasta que me vi arrinconado por tres tiras.

... ... ... Sé que el Chato se peló casi con el timbre mismo. Se disparó por el jardín y se saltó el muro. Fue fuga. Jolmes hizo la misma y Huapson, seguro que sin saber qué mierda pasaba, lo siguió. Y yo, cual cojudo, mismo poste, me quedé ahí parado...

w¡La PIP, carajo! ¡Esto es una batida!

Creo que yo creí que podía pasar piola. Creyéndome muy sapo, me acordé que a los ricachones no los meten a la cana. Yo como soy medio blanquiñoso, decidí hacerme el bacán. Y no creí que me encanaban...

Los tiras interrogaron a uno por uno. Y allí seguro que arreglaron. Alguno de esos malditos bacancitos me tiró dedo. Los tiras me arrimaron y me metieron fierro rico. Yo traté de explicarles que... Pero se cagaron en la nota.

Los tiras soltaron —lógico— a todos menos a mí. A mí, por no correr, me metieron pa'dentro. En realidad, yo tenía razón: a los ricachones no los meten a la cana. Pero yo no soy ni seré ricachón, jamás. Nací jodido, jodido estoy por eso y seguramente más jodido moriré.

... ... ... Y pensar que era justo... Y pensar que casi la hacemos... (Mi vieja con su "sambin"...). Y pensar que el Chato, mi pata, el que me convenció de la movida,

debe estar feliz hueveando en el taco.

Hernán Garrido-Lecca.

hglm@amauta.rcp.net.pe


Hernán Garrido-Lecca, casado con tres hijos, nació en Lima en 1960, ha obtenido Mención Honrosa en el "Cuento de las 1000 Palabras", de la Revista Caretas, por "De cómo quedé estando aquí" (1993); Tercer Puesto en el Premio José María Arguedas, de la Federación de Escritores del Perú (1989), por "Era Justo"; y Segundo Puesto en el Saúl Cantoral, de la Casa de Estudios del Socialismo Sur (1989), por "Valicha y el halcón sin nombre". En 1989, publicó su primer libro, "El Reino en una Botella Gorda", (Editorial Atlántida). En 1996, publicó su segundo libro "Piratas en el Callao"(Ed.Alfaguara), su primer relato para niños. En 1997, publicó "La vicuña de ocho patas" (Ed. Bruño), otro relato para niños. Actualmente, la revista peruana "Business" viene publicando sus cuentos en cada una de sus ediciones.

Garrido-Lecca realizó estudios de economía en la Universidad del Pacífico.Maestría en Administración en la Universidad de Harvard; y Maestría en Ciencia y Tecnología en el Massachusetts Institute of Technology (MIT).

Actualmente es Presidente del Grupo NorAndina, conformado por empresas de servicios de banca de inversión, y Presidente de la Asociación de Estudios Económicos del Medio Ambiente y Recursos Naturales - ECONATURA.

En 1993, Garrido-Lecca incursionó en el campo de diseño gráfico y obtuvo, en conjunto de la Sra. Marilú García de Pizarro, el Primer Premio por el diseño de la estampilla conmemorativa del XXV Aniversario del CONCYTEC  

Cuento Anterior

Indice de: Autores Peruanos

Siguiente Cuento

Quieres que te envie un E-mail cada vez que actualice ésta página?

Críticas ó Sugerencias