¡Si
sólo
hubiese corrido, carajo! Si hubiese corrido en vez de quedarme ahí
parao...¡Chatoemierda...! El allá ajuera y yo aquí, a la
sombra...
wEntramos,
nos bajamos la lámpara esa, la araña o como se llame, y a oscuras,
con linterna nomás, los cuadramos. En dos papazos, juá...bobos,
bambas y demás cojudecitas -comenzó a explicar Jolmes, "el
jefe".
w¿Y
la lana? —preguntó Huapson con su tradicional cara de perro sin
árbol.
wTambién
pues carajo... Elemental mi querido Huapson, elemental... —contestó
Jolmes casi sin amargarse.
wTa
que...¿y si alguno carga cuete? —entró a tallar el Chato.
wNever,
se los quitan en la puerta el negro huevón ese —respondió Jolmes.
w¿Y
el negro? —preguntó nuevamente el Chato.
wEs
lo suficientemente güevon como para bajárselo de un sólo Kechi
—aclaró Jolmes, para beneplácito del Chato. w
¿Y qué hacen allí tanto ricachón, Jolmes? —insistió Huapson,
como si alguien le hubiese dicho que había puntos por
"intervención en clase".
wTimbean
Huapson, timbean. Es
una casa pa' timba pirata.
w¡Ay
chucha! —saltó el Chato— o sea que vamos a ser mismos
justicieros de la ley...
w¿Me
has visto cara de delincuente acaso? —contestó Jolmes al toque,
como siempre, y todos nos cagamos de la risa.
El
Jolmes se había pasado como tres semanas "estudiando" la
casa, haciendo visión. Creo que casi sacó plantilla del jato. De
allí, calabaza y nos vimos hasta la misma noche, esa noche.
...
... ...Cuando yo llegué, el único que estaba era el lorna del
Huapson. Huapson sólo tenía que cargar la linterna y alumbrar.
Para mí que el Jolmes se daba cuenta que Huapson era medio
retardado, pero como le seguía la corriente y le decía "yes"
cada vez que él se hacía el que chamullaba inglés, "el
jefe" lo dejaba pasar piola.
wJelou
Huapson.
wYes,
Jolmes.
wJelou
Richar.
wY
compare... —contesté el saludo de Jolmes.
wFalta
el Chato. ¿Onstá el Chato?
wYes
Jolmes...
w¡Onstá
el Chato, carajo...!
wYa
viene, Jolmes. No te acalores. Yo lo ví en el taco ahora en la
tarde y me dijo que iba a estar en punto —contesté antes que
Jolmes se comiera vivo al Huapson.
Como
al cuarto de hora se apareció el Chato. Yo ya estaba muñequeao. El
Chato se había tomado sus aguas, pero yo no dije nada. Le dí un
"jals" y chitón boca. Total, el Chato sólo tenía que
meterle el kechi al negro y quedarse de campana. Subimos al auto y
largamos.
...
... ... Por un momento me imaginé comprándole la licuadora a mi
cocha (hace tanto que la vieja quiere una "sambin"
de-esas). Hubiese sido la cagada. Y era justo. ¡Era justo, carajo!
Aparte
de uno que otro achaque de sanguches del Pato, en la primaria, yo
nunca me había tirado nada. Pero esta vez era justo: timbear, así
como esos ricachones, está prohibido en el Perú. (Bueno en
realidad, ahora que me acuerdo, yo sí había tenido uno que otro
trabajito por ahí. Pero cuando andaba la onda del pai y sólo como
para ganarme el alguito para comprar la huevada esa...pero hacía un
culantro de tiempo y yo ya había superado la yerba, el pastel y
cuanta droga me pongan por delante...Este trabajo era mi primer
trabajo de a de veras, y era justo.
...
... ... En eso llegamos al parque donde íbamos a dejar el roca y de
un carajo el Jolmes me descojudeó...
w¡Oye
Richar, carajo! ¿Vienes o te quedas?
Casi
digo "me quedo", pero a esas alturas el Jolmes me hubiese
vaciao el chimpún en la cara. Ya estaba con la yuca adentro o sea
que tiré pa'elante sin pensar mucho en el asunto...
La
casa era verde. Había un huevo de meches y otros carrazos.
Caminamos solapa un par de veces por la vereda de enfrente. Entró
una pareja. Vi al negro. Sí, tenía cara de monse. Creo que hasta
llegué a ver la laraña.
w¿Listos?
—preguntó Jolmes.
wYes
-dijo Huapson y Jolmes lo hizo un sí-nema pal barrio.
En
ese momento, me acordé de todas las caras de los curas del colegio.
Pensé que dirían ellos, los curas, si me vieran ahí, de ratero.
Pero yo, tranquilo (no tanto),(cagado de miedo, mejor dicho), pensé
"es justo" una vez más.
Y era justo. ¡Claro que era justo!. De allí no recuerdo bien que
pasó, hasta que me vi arrinconado por tres tiras.
...
... ... Sé que el Chato se peló casi con el timbre mismo. Se
disparó por el jardín y se saltó el muro. Fue fuga. Jolmes hizo
la misma y Huapson, seguro que sin saber qué mierda pasaba, lo
siguió. Y yo, cual cojudo, mismo poste, me quedé ahí parado...
w¡La
PIP, carajo! ¡Esto es una batida!
Creo
que yo creí que podía pasar piola. Creyéndome muy sapo, me acordé
que a los ricachones no los meten a la cana. Yo como soy medio
blanquiñoso, decidí hacerme el bacán. Y no creí que me
encanaban...
Los
tiras interrogaron a uno por uno. Y allí seguro que arreglaron.
Alguno de esos malditos bacancitos me tiró dedo. Los tiras me
arrimaron y me metieron fierro rico. Yo traté de explicarles que...
Pero se cagaron en la nota.
Los
tiras soltaron —lógico— a todos menos a mí. A mí, por no
correr, me metieron pa'dentro. En realidad, yo tenía razón: a los
ricachones no los meten a la cana. Pero yo no soy ni seré ricachón,
jamás. Nací jodido, jodido estoy por eso y seguramente más jodido
moriré.
...
... ... Y pensar que era justo... Y pensar que casi la hacemos...
(Mi vieja con su "sambin"...). Y pensar que el Chato, mi
pata, el que me convenció de la movida,
debe
estar feliz hueveando en el taco.
Hernán
Garrido-Lecca.
hglm@amauta.rcp.net.pe
Hernán
Garrido-Lecca, casado con tres hijos, nació en Lima en 1960, ha
obtenido Mención Honrosa en el "Cuento de las 1000
Palabras", de la Revista Caretas, por "De
cómo quedé estando aquí" (1993); Tercer
Puesto en el Premio José María Arguedas, de la Federación de
Escritores del Perú (1989), por "Era
Justo"; y Segundo Puesto en el Saúl
Cantoral, de la Casa de Estudios del Socialismo Sur (1989), por "Valicha
y el halcón sin nombre". En 1989, publicó
su primer libro, "El Reino en una Botella Gorda", (Editorial
Atlántida). En 1996, publicó su segundo libro "Piratas
en el Callao"(Ed.Alfaguara), su primer relato
para niños. En 1997, publicó "La
vicuña de ocho patas" (Ed. Bruño), otro
relato para niños. Actualmente, la revista peruana "Business"
viene publicando sus cuentos en cada una de sus ediciones.
Garrido-Lecca
realizó estudios de economía en la Universidad del Pacífico.Maestría
en Administración en la Universidad de Harvard; y Maestría en
Ciencia y Tecnología en el Massachusetts Institute of Technology
(MIT).
Actualmente
es Presidente del Grupo NorAndina, conformado por empresas de
servicios de banca de inversión, y Presidente de la Asociación de
Estudios Económicos del Medio Ambiente y Recursos Naturales -
ECONATURA.
En
1993, Garrido-Lecca incursionó en el campo de diseño gráfico y
obtuvo, en conjunto de la Sra. Marilú García de Pizarro, el Primer
Premio por el diseño de la estampilla conmemorativa del XXV
Aniversario del CONCYTEC
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