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  CAPITULO 3

LA IGLESIA, SIGNO DE SALVACION EN EL MUNDO

OBJETIVO: Ayudar al laico a dar razón de su propia iglesia.


La Iglesia Pueblo de Dios.

Dios quiere salvar a los hombres como pueblo, no aisladamente. Nuestra Ley debe ser la caridad para que Dios pueda reinar en nuestros corazones. Somos un pueblo real, sacerdotal y profético. Todos los hombres están llamados a formar parte de ese pueblo.

La Iglesia es necesaria para la salvación, porque solo ella es el cuerpo de Cristo, mediador y camino de salvación.

Todos, aunque no hayan recibido el evangelio, están orientados al Pueblo de Dios. Dios no esta lejos de nadie.

El difundir la fe le toca a todos los miembros del Pueblo de Dios.

Sacramento de salvación integral.

Cristo es solidario con el hombre. En su muerte y resurrección salvo a la humanidad y al mundo. Hace también posible una tarea transformadora no sólo del hombre sino también de toda la creación. La Iglesia es signa de esta transformación cuando vive según el plan de Dios. Es signo de la perfecta glorificación del Padre que ha hecho posible el vivir coma hermanos. Nos envía a realizar en nuestro tiempo la obra de salvación para todo el universo.

La evangelización integral es la tarea de la Iglesia.

La evangelización es un proceso, un camino que hay que hacer. Dar testimonio de Dios, revelado en Cristo por el Espíritu que clama en nosotros Abba, Padre.

Anunciar la Buena Nueva de Jesucristo mediante la palabra de vida: Es conversión de corazón, de la vida; entrega a Jesucristo; participación en su muerte para que su vida se manifieste en cada hombre; denuncia de lo que se opone a la construcción del Reino, ingreso en la comunidad de los fieles que perseveran en la oración, en la convivencia fraterna; envió como misioneros a los que recibieron el Evangelio.

La Evangelización tiene que llegar hasta el cambio de las realidades que se oponen al Reino de Dios estructuras políticas culturales, etc.

Miembros de la Iglesia.

La novedad cristiana es el fundamento y el titulo de igualdad de todos los bautizados en Cristo, de todos los miembros del Pueblo de Dios.

En razón de la común dignidad bautismal, el fiel laico es corresponsable, junto con los ministros ordenados y con los religiosos y religiosas, de la misión de la Iglesia.

Pero la común dignidad bautismal asume en el fiel laico una modalidad que la distingue sin separarlo del presbítero, del religioso y de la religiosa El Concilio Vaticano II ha señalado esta modalidad en lo secular. "El carácter secular es propio y peculiar de los laicos.

Tareas de los diversos miembros.

Los pastores no han sido instituidos por Cristo para asumir por sí solo toda la misión de la Iglesia en el mundo.

Su función consiste en apacentar a los fieles y reconocer sus servicios y carisma de tal suerte que todos, a su modo, cooperen unánimemente en la obra común.

A los laicos corresponde, por propia vocación, tratar de obtener el Reino de Dios gestionando los asuntos temporales y ordenándolos según Dios.

Comunión y participación.

La comunión eclesial está caracterizada por la presencia simultánea de la diversidad y de la complementariedad de las vocaciones y condiciones de vida, de los ministerios, de los carismas, y de las responsabilidades. Por esta diversidad y complementariedad cada fiel Laico se encuentra en relación con todo el cuerpo y le ofrece su propia aportación. Es siempre el único e idéntico Espíritu el principio dinámico de la variedad y de la unidad. La comunión eclesial es un don del Espíritu Santo.

Iglesia y persona.

La Iglesia revela el hombre al hombre, le hace conocer el sentido de su existencia, le abre a la entera verdad sobre él y su destino. Desde esta perspectiva la Iglesia está llamada a servir al hombre. Tal servicio se funda en el hecho prodigioso y sorprendente de que, con la encarnación el Hijo de Dios se ha unido en cierto modo a cada hombre.

El hombre es el primer camino que la Iglesia debe recorrer en el cumplimiento de su misión: es la primera vía fundamental de la Iglesia vía trazada por el mismo Cristo, vía que inalterablemente pasa a través de la encarnación y de la redención.

Iglesia y sociedad.

La perfección del trato fraterno no está en el progreso, sino más hondamente en la comunidad que se establece entre las personas y que exige el mutuo respeto a su plena dignidad espiritual. La revelación cristiana presenta gran ayuda para fomentar la comunión. Nos lleva a una comprensión más profunda de las leyes que regulan la vida social y que el Creador grabó en la naturaleza espiritual y moral del hombre.

Dios quiere que los hombres constituyan una sola familia y que se traten con espíritu de hermanos porque todos han sido creados a imagen y semejanza de Dios y todos tienen el mismo fin.

La índole social del hombre demuestra que el desarrollo de la persona humana y el crecimiento de la propia sociedad están mutuamente condicionados. En el cumplimiento de su vocación la persona humana recibe mucho de esta vida de sociedad. Sin embargo, las circunstancias que se viven pueden apartar del bien e inducir al mal.

Cuando se vive la realidad de la Iglesia, esa misma realidad ayuda a profundizar el que hacer y el ser de la sociedad.

Iglesia y tarea temporal.

Dar fruto es una exigencia esencial de la vida cristiana. La comunión con Jesús es condición absolutamente necesaria para dar fruto. La comunión con los otros es el fruto más hermoso que se puede dar, pero para que esto sea posible hay que tener en cuenta las necesidades del mundo que vivimos. No podemos cambiar el mundo si no se tiene en cuenta la dignidad de la persona y por todos los medios de la sociedad se promueve.

Ante el peligro de disponer arbitrariamente de la vida humana también la Iglesia y el laico tiene que hablar del inviolable derecho de la vida.

Debemos oponemos a la cultura de la muerte (violencia, eutanasia, eugenesia).

Otro de los campos es la defensa de la familia, porque es primer lugar del compromiso social y donde se aprende la caridad.

En el campo político, es indispensable el espíritu de servicio que debe estar unido a la debida competencia y eficiencia para lograr el bien común. El otro campo indispensable para la evangelización es la cultura humana y la economía.

Relaciones entre Iglesia y mundo moderno.

El mundo pone en manos de la Iglesia nuevos medios de transmitir el mensaje; en cambio, la Iglesia pone al mundo el inmenso servicio del sentido de su existencia y de su trabajo, más aún, de la misma persona humana.

IMPORTANTE RECORDAR:

La Iglesia es sacramento de salvación integral.

La tarea de la Iglesia es la evangelización integral.

Los miembros de la Iglesia son diversos y complementarios.

PREGUNTAS:

1.- ¿Qué campos deben de ser salvados por la Iglesia?
 

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