HABLAR DE MODERNIDAD ES CONCEBIR LA GUERRA:
JOSETXO
BERIAIN
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La
modernidad reaviva el fundamentalismo
Por
Iván Pérez Águila
México,
Ciudad Universitaria, 25/04/03 AUNAM.- La modernidad no es la
antesala del paraíso, pues si bien abre el camino a la democracia, a
la paz y al intercambio cultural; por otro lado implica también el
recurso de la violencia y la guerra.
El
Doctor Josetxo Beriain, crítico de la modernidad, afirmó en
conferencia en la Facultad de Ciencias Política y Sociales de la
UNAM que al comprar un proyecto de modernización, en el paquete hay
un apartado que dice: guerra, pues “no hay capitalismo sin Estado
nación, no hay nación sin capitalismo y no hay ninguno de estos
elementos sin la industrialización de la guerra”.
Invitado por el Centro de Estudios Sociales de la institución, el
Doctor en sociología por la Universidad de Deusto comentó que los
individuos, pese a vivir en grupos como la familia, el Estado o las
civilizaciones, poseen tradiciones y recuerdos propios que no se
comparten necesariamente con otros individuos o grupos, lo cual no
implica una guerra permanente en las sociedades.
Hay una
igualdad “todos somos creyentes auque creamos en cosas diferentes”,
esto obliga a los seres humanos a crear un pacto más allá del credo
individual, un “metacredo que es la religión civil, sin ella no
sería entendible hoy los Estados Unidos”, señaló.
En el
mundo no hay civilizaciones privilegiadas capaces de desarrollar una
modernidad exclusiva, sino Estados y civilizaciones que comparten
elementos universales y desarrollan la modernidad dándole un sentido
propio.
El
éxito de la modernidad, precisa Beriain, radica en su capacidad de
adaptación a escenarios variables, “la modernidad es un conjunto de
notas provisorias con gran capacidad de autocorrección” y se aplica
en la sociedad a manera de cambios en la elección de representantes
y de regímenes.
De acuerdo con
Josetxo Beriain, la contramodernidad nace de la modernidad, pues
ésta reaviva el fundamentalismo, entendido éste
como
una reacción a las tensiones e insuficiencias generadas por los
proyectos de modernidad.
Se
puede pensar que esta otra cara del modernismo, el fundamentalismo,
como menciona el también profesor de la Universidad Pública de
Navarra, es un hecho del pasado; pero no, se presenta en las
sociedades actuales y se encuentra tanto en los regímenes de
derecha como de izquierda.
El
medio más eficiente del que se vale el fundamentalismo es el terror,
por ello, considera, los atentados del once de septiembre en Estados
Unidos fueron “un ataque al programa cultural y político de la
modernidad” que no es propio de los norteamericanos sino de “todos
nosotros”.
A decir
de
Beriain,
las
sociedades modernas enfrentan hoy un problema: cómo combatir al
terrorismo, primero, sin generar más terrorismo y, al mismo tiempo,
sin dañar la propia estructura cultural y política de la modernidad.
“Cuando
el método para combatir los efectos nocivos del once de septiembre
consiste en perseguir a otros estados, como Irak o Siria, y en
utilizar únicamente el músculo militar para perseguir, entonces se
generan consecuencias perversas”, expresó.
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