CIENCIA

  

 MUSEO DE LA LUZ: ÚNICO EN EL MUNDO

 

Nora Cecilia Torres Macías

 

México, 24/06/03 (AUNAM).- Con el propósito de acercar a  los niños a la ciencia, el Museo de la Luz se consolida como el único espacio científico en el mundo, que se dedica por completo al estudio de  los fenómenos luminosos, pues “la luz es la base de la vida misma y su presencia ha influido de manera esencial en la evolución del hombre y su pensamiento”, aseguró Isaías Hernández, Jefe de Servicios Académicos del museo.

 

El Museo de la Luz no se centra en una sola disciplina científica, sino que explora diferentes facetas de este tema, abarcando áreas como biología, física, química, matemáticas, optometría, filosofía y comunicación. Por lo tanto, se trata de un espacio en el que se conjugan la ciencia, el arte y la historia.

 

La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a través de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia, crea en 1996 este espacio con la finalidad de difundir conocimientos científicos referentes a la importancia de la luz, pues “los fenómenos luminosos han atraído, desde siempre, la atención y curiosidad del hombre”, aseguró el administrativo.

 

El museo recibe, en promedio, 250 visitantes al día y de 800 a 1200 los fines de semana; a este respecto, el también físico por la UNAM afirmó que “este espacio es un apoyo importante para la comprensión de diversos temas incluidos en los programas escolares; por esto, nuestro principal público son los alumnos del nivel básico que asisten a las visitas guiadas acompañados por sus maestros”.

 

El museo está dividido en siete secciones; ahí, los visitantes pueden encontrar información referente a la naturaleza de la luz, los colores, la luz y la biosfera, la luz de las estrellas, la visión, la luz en las artes y la luz en el tiempo.

 

Con estos temas, “nuestros visitantes se pueden dar cuenta de que la ciencia, además de fomentar el avance y bienestar de la sociedad, enriquece las posibilidades de interpretar, disfrutar y aprovechar la naturaleza”, aseguró.

 

El Museo de la Luz es un lugar para aprender y entender, para recrearse y entretenerse, y también para mirar y deleitarse con la vista; por ello se procura calidad estética y visual en el diseño de los equipos y de los muebles; además, se busca la armonía con el edificio y los elementos arquitectónicos, artísticos y  decorativos que contiene.  En la mayor parte del área de exposición, la luz es tenue; hay zonas de penumbra  para una mejor apreciación de los fenómenos luminosos presentados.  Las áreas adicionales son dedicadas a la exhibición de las tecnologías ópticas y de aprovechamiento de la energía solar; a la realización de talleres, de obras de teatro y proyecciones.

 

Dentro de las instalaciones del museo se llevan a cabo, todos los jueves, actividades complementarias como conferencias y charlas de los anfitriones con los visitantes.  Además, como apoyo didáctico se realizan talleres y demostraciones diseñados para distintas edades; las actividades incluyen exposiciones temporales y proyección de diaporamas.

 

Ubicado en el edificio que ocupó el Templo del Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo en el Centro Histórico de la Ciudad de México entre las calles El Carmen y San Ildefonso, el Museo de la Luz ofrece, también todos los jueves,  exámenes de la vista.  Los interesados en obtener este servicio deben pagar 15 pesos.

 

 

El ambulantaje

 

Por la ubicación de este recinto, el museo se enfrenta con el problema del ambulantaje. Por esta razón, cada año se ve obligado a cerrar sus instalaciones desde diciembre hasta abril,  “la gente camina hasta acá para hacer sus compras, no para asistir a un museo”, aseguró el Jefe de Servicios Académicos.

 

 

Para solucionar esta problemática, la subdirectora del museo, Pilar Contreras Irigoyen, emprenderá en agosto un programa llamado “Viva Vivaldi”, el cual tiene la finalidad de trabajar, por medio de talleres, con los hijos de los ambulantes y con niños en situación de calle. La intención de este programa, aseguró Isaías Hernández, es realizar actividades lúdicas, experimentos y demostraciones para “lograr que los vendedores comprendan que necesitamos libre, por lo menos, el espacio de la entrada”.

 

Sin embargo, la dificultad que implica el ambulantaje no sólo se refiere al uso de los espacios, sino también al problema de la basura y los desperdicios que origina. Al parecer, no se ha hecho algo al respecto.

 

 

 

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