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Anatomía Humana |
Esqueleto Humano: La función más importante del esqueleto es sostener la totalidad del cuerpo y darle forma. Hace posible la locomoción al brindar al organismo material duro y consistente que sostiene los tejidos blandos contra la fuerza de gravedad y donde se insertan los músculos que le permiten erguirse del suelo y moverse sobre su superficie. El sistema óseo también protege los órganos internos (cerebro, pulmones, corazón) de los traumatismos del exterior. Hueso En todo hueso largo, el cuerpo, generalmente cilíndrico, recibe el nombre de diáfisis, y los extremos, el de epífisis. La diáfisis está hueca, y su interior es ocupado por el tuétano o médula amarilla. También en la epífisis hay gran número de cavidades formadas por el entrecruzamiento de los delgados tabiques óseos, los cuales contienen la médula roja, formadora de glóbulos sanguíneos. El periostio, que es una membrana muy tenaz y sumamente vascularizada, envuelve los huesos y permite que éstos crezcan en espesor; esta membrana es de gran importancia, pues por medio de sus vasos sanguíneos llegan a las células óseas la sustancias nutritivas. Esqueleto humano Está compuesto por huesos, ligamentos y tendones. El esqueleto humano se forma por 203 o 204 huesos y se divide en cabeza, tronco y miembros. En la cara los huesos son: maxilares, cigomáticos, nasales y la mandíbula, único hueso móvil de la cabeza, que sirve para la masticación. Al cráneo le sigue la columna vertebral que está formada por las vértebras. Las vértebras son una serie de anillos colocados sobre todo de manera que el orificio central de cada una se corresponda con el del superior y el del inferior, de tal manera que en el centro de la columna vertebral existe una especie de conducto por el cual pasa la médula espinal, órgano nervioso de fundamental importancia. La articulación que se interpone entre una vértebra y la vértebra siguiente permite la movilidad de toda la columna vertebral, garantizando a ésta la máxima resistencia a los traumas. Entre una vértebra y otra existen los discos cartilaginosos, que sirven para aumentar la elasticidad del conjunto y atenuar los efectos de eventuales lesiones. Las vértebras son 33 y no son todas iguales; las inferiores tienen mayor tamaño porque deben ser más resistentes para realizar un trabajo mayor. Las primeras siete vértebras se denominan cervicales; la primera se llama atlas y la segunda axis. A las cervicales les siguen doce vértebras dorsales que se continuan a través de las costillas y se unen al esternón cerrando la caja torácica mediante los cartílagos costales, protegiendo los órganos contenidos en el tórax: corazón, pulmones, bronquios, esófago y grandes vasos. La columna vertebral continúa con las cinco vértebras lumbares. A éstas siguen otras cinco vértebras soldadas entre sí, que forman el hueso sacro y, por último, las últimas cuatro o cinco, rudimentarias, casi siempre soldadas entre sí, que toman el nombre de coxis o hueso caudal. Los huesos de los miembros superiores comienzan con el hombro formado por la cintura escapular, de forma triangular aplanada, y por la clavícula, situada delante de la anterior, que es larga y curvada. La articulación del hombro es muy móvil, lo que permite mover el brazo en todas las direcciones, esta articulación junto con la de la cadera es una de las más importantes en el cuerpo humano. El hueso del brazo es el húmero, largo y robusto; el antebrazo lo forman dos huesos, el radio y el cúbito. El radio termina en el codo con articulación y el cúbito presenta (en correspondencia con el codo) un saliente que no permite al antebrazo plegarse cuando está distendido en línea recta con el brazo. Con los dos huesos del antebrazo se articula en su parte inferior la mano, que está formada por una serie de trece huesecillos: ocho llamados huesos del carpo, que son los que forman la muñeca, cinco denominados metacarpianos y que corresponden a la superficie dorso-palmar de la mano. Los dedos de la mano están formados por la primera, segunda y tercera falanges (el pulgar tiene sólo dos). Los miembros inferiores están unidos al hueso sacro por medio de un sistema de huesos que se denomina cintura pélvica o pelvis, y que está formada por la fusión de tres huesos: ilión, isquión y pubis. Con la pelvis se articula el fémur, hueso de la cadera que es el más largo y más robusto de todo el cuerpo. En su parte inferior, el fémur se une a la tibia y al peroné, que son los dos huesos de la pierna. Esta unión tiene lugar en la articulación de la rodilla, de la que forman parte la rótula y los meniscos (dos discos cartilaginosos cuya rotura es muy frecuente en algunos deportistas) interpuestos entre los cóndilos femorales, la tibia y el peroné. Por último, a los huesos de la pierna se articulan los del pie: el calcáneo, el astrágalo, los huesos metatarsianos, los de los dedos, que tienen tres falanges, excepto el primero que tiene dos. Los huesos de la cabeza son veintidós, de los cuales ocho, estrictamente ligados entre sí, encajados unos con otros (fijos), forman el cráneo o calota craneal que protege al cerebro. Estos son: uno frontal, dos parietales (en la parte súpero-lateral), dos temporales, el occipital (nuca); el esfenoides (en la base del cráneo), y el etmoides (entre este último y el frontal). En la cara los huesos son: maxilares, cigomáticos, nasales y la mandíbula, que sirve para la masticación, es el único hueso móvil de la cabeza. Las costillas son huesos largos elásticos, dispuestos a ambos lados del tórax (totalizan 24). Anteriormente, 1 o 2 costillas flotantes se unen al esternón, hueso aplanado, dispuesto verticalmente. Sistema Muscular: Las piezas del esqueleto son órganos pasivos que no pueden efectuar movimiento alguno, a menos que intervengan los músculos, órganos activos. Están formados por células que tienen aspecto de huso, llamadas fibras musculares, las cuales se hallan reunidas en haces o masas. Estas agrupaciones se encuentran cubiertas por la aponeurosis, que es una vaina o membrana resistente que impide que el músculo se desplace, y el perimisio, otra finísima membrana que, envolviéndolo también, separa unos haces de otros. El movimiento se logra mediante la contracción de células musculares, que hacen trabajo mecánico al contraerse, en cuyo acto se acortan y ensanchan. Están formadas por las proteínas miosina y actina. En el cuerpo humano hay tres tipos de músculos: estriado, liso y cardíaco. Cuando están constituidos por fibras lisas reciben el nombre de músculos lisos y suelen ser de color pálido, tienen lenta contracción y no están sometidos a la acción de la voluntad. Se encuentran en las paredes del tubo digestivo, en las capas medias de las paredes de los vasos arteriales y demás órganos internos. Si las fibras que los forman son estriadas, se llaman músculos estriados, son rojizos, de contracción brusca y sus movimientos dependen de la voluntad del sujeto. Constituyen las grandes masa musculares que se unen a los huesos del cuerpo. El músculo cardíaco forma las paredes del corazón. La función muscular se verifica mediante las siguientes propiedades: excitabilidad, por la cual el músculo responde a un estímulo con una reacción determinada; la contractilidad, mediante la que se contrae al acortar sus fibras; la elasticidad, que permite que un músculo contraido recupere su forma; y la tonicidad, gracias a la cual el músculo queda siempre semicontraido, ejerciendo de modo permanente una acción sobre los huesos a los que está adherido. Tipos de músculos: Músculo liso El músculo liso constituye las paredes de estructuras internas tales como el estómago, intestinos, útero, vasos sanguíneos, uréteres y conductores secretores. El músculo liso se diferencia del músculo estriado en que su contracción es más lenta; la musculatura estriada necesita sólo un segundo para contraerse y relajarse, en tanto que la musculatura lisa demora de tres a ciento ochenta segundos. Las fibras lisas tienen gran variedad de tono, pueden permanecer casi relajadas o fuertemente contraidas. Parece, también, que pueden mantener el tono sin gasto de energía, quizás por la reestructuración de las cadenas proteicas que constituyen las fibras. Músculo cardíaco El músculo cardíaco, a diferencia del estriado y liso, requiere de uno a cinco segundos para contraerse. Cada latido del corazón representa una contracción simple. La musculatura cardíaca se diferencia por su largo período refractario o lapso que sigue a un estímulo durante el cual está incapacitado para responder a otro; por consiguiente, no podrá contraerse en estado de tetanización, pues un estímulo no tiene efecto después de otro con tanta rapidez como para mantener el estado de contracción permanente. Otra característica distintiva del músculo cardíaco es su ritmicidad, se contrae a un ritmo promedio de 80 latidos por minuto. El músculo cardíaco descarga su potencial de membrana cada vez que ha alcanzado cierto nivel. Pasado cada impulso, la membrana se repolariza, pero entonces se vuelve permeable de nuevo, iniciando la transmisión del siguiente potencial de acción. Músculo estriado: Está formado por células contráctiles especializadas que a su vez componen las fibras musculares individuales. Estas fibras están unidas entre sí por fibras de tejido conectivo y toda la estructura está rodeada de una capa lisa y fuerte de tejido conectivo de modo que puede moverse libremente sobre los músculos adyacentes y otras estructuras con un mínimo de fricción. Los dos extremos del músculo están unidos a dos huesos diferentes y la contracción del músculo lleva un hueso hacia el otro, con la articulación entre los dos como punto de apoyo del sistema de palanca; el extremo del músculo que permanece fijo cuando se contrae el mismo se llama origen, el extremo que se mueve se llama inserción, y la parte engrosada entre los dos, vientre. Los músculos se contraen en grupos; están dispuestos en pares antagonistas, uno tira de un hueso en una dirección y el otro a la inversa, estos pares antagónicos se encuentran en la muñeca, rodilla, tobillo y otras articulaciones. Siempre que un flexor se contrae, deberá relajarse el extensor en oposición mediante la coordinación de los impulsos nerviosos dirigidos a los músculos antagonistas. Otros pares de músculos antagonistas son los aductores y abductores: los aductores mueven partes del cuerpo dirigiéndolas hacia el eje central del mismo, mientras que los abductores la alejan. Los elevadores levantan y los depresores bajan las partes del cuerpo que mueven. Los pronadores giran hacia abajo y atrás, y los supinadores giran hacia arriba y adelante. Los esfínteres disminuyen y los dilatadores aumentan el tamaño de una abertura. Tono muscular: se llama así a la característica de ligera contracción en que se halla siempre el sistema muscular, aún en los intervalos en que los músculos no están contraidos (pero tampoco del todo relajados). Fisiología de la actividad muscular La unidad funcional del sistema muscular, unidad motora, está constituida por una sóla neurona y el grupo de células musculares que inerva su axón. La unidad motora es aislada y estimulada con breves descargas eléctricas de creciente intensidad, y es necesario cierto grado de intensidad para que se produzca la respuesta que siempre será máxima; este fenómeno se llama efecto de "todo o nada". En cambio, un músculo entero, compuesto de muchas unidades motoras individuales, puede responder en forma graduada, según el número de unidades motoras que se contraigan en un momento determinado. Si bien un músculo entero no puede contraerse en grado máximo, una unidad motora sólo puede hacerlo en grado máximo. La fuerza de la contracción de un músculo compuesto de miles de unidades motoras depende del número de sus unidades motoras constituyentes que se contraen y de si las unidades motoras se contraen simultánea o alternativamente. Las fibras musculares estriadas inmediatamente después de ser estimuladas tienen un período refractario, intervalo muy breve en el que no responderán a un segundo estímulo. El período refractario en el músculo estriado es tan corto que el músculo puede responder a un segundo estímulo cuando todavía perdura la contracción correspondiente al primero. La superposición de la segunda contracción sobre la primera provoca un efecto de agotamiento superior al normal de la fibra muscular llamado sumación. Luego de la estimulación muscular se produce la iniciación y propagación de un potencial de acción del músculo, seguido de alteraciones en la estructura de las proteínas contráctiles actina y miosina, revelados por el fenómeno de la birrefringencia del músculo. Después de una contracción, el músculo consume oxígeno y elimina anhídrido carbónico y calor en proporción superior a la registrada durante el reposo, señalando un período de recuperación en el cual el músculo adquiere de nuevo su estado original. Este período de recuperación dura varios segundos; si el músculo se estimula repetidamente y de este modo las contracciones sucesivas ocurren antes que el músculo haya podido recuperarse de las anteriores, aparece la fatiga y las contracciones resultan cada vez más débiles hasta por fin quedar suprimidas. Si al músculo fatigado se le otorga descanso recupera su poder de contracción. La contracción del músculo provocada por descarga de impulsos nerviosos que llegan al músculo en sucesiones rápidas y constantes se denomina tétanos. En una contracción tetánica los estímulos llegan con tanta rapidez que no es posible la relajación entre contracciones sucesivas. En la mayor parte de estas contracciones las fibras se estimulan por sucesión alternativa de fibras, de modo que si se considera el músculo en su totalidad, éste permanece parcialmente contraído. Tono muscular se refiere a un estado de contracción parcial mantenida en todos los músculos estriados, siempre que esté intacta la inervación de los mismos. Cada músculo normalmente es estimulado por una serie continua de impulsos nerviosos, que originan una contracción ligera constante o tono. Puede decirse que el tono muscular es un estado de tétanos, leve, presente siempre, pero que solamente afecta a un cierto número de fibras en un momento dado. Cada fibra se contrae por turno, trabajando por relevos, con lo que se da oportunidad a que puedan tener su tiempo de recuperación en el intervalo en que otras fibras se están contrayendo, antes de que las primeras sean llamadas a una nueva contracción. Bioquímica de la contracción muscular El músculo está compuesto de agua en un 80% de la masa con un resto principalmente proteínico y pequeñas cantidades de grasas y glucógeno, así como dos sustancias fosforadas, la fosfocreatina y el trifosfato de adenosina. La porción contráctil de una fibra muscular es una cadena proteínica que indudablemente se acorta por una especie de proceso de plegamiento o de deslizamiento global de sus partes. En el músculo hay dos proteínas, miosina y actina, que actúan en forma conjunta. Durante la contracción muscular hay sustancias que disminuyen su cantidad: glucógeno, oxígeno, fosfocreatina y trifosfato de adenosina; y otros elementos que aumentan: anhídrido carbónico, ácido láctico, difosfato de adenosina y fósforo inorgánico. El hecho de que se consuma oxígeno con desprendimiento de bióxido de carbono sugiere que la contracción muscular es un proceso de oxidación, sin embargo esa oxidación no es esencial, pues un músculo puede contraerse bastantes veces privado por completo de oxígeno aunque en esas condiciones se fatiga más rapidamente (lo que sugiere que la oxidación está más relacionada con el proceso de recuperación después de las contracciones que con la contracción misma). La contracción muscular involucra las siguientes reacciones químicas: 1) Trifosfato de adenosina > fosfato inorgánico + difosfato de adenosina + energía (empleada para la contracción propiamente dicha). 2) Fosfocreatina + ADP <> creatina + ATP 3) Glucógeno <> intermediarios <> ácido láctico + energía (~P, empleada para la resíntesis de los fosfatos orgánicos). 4) Parte del ácido láctico + O2 > CO2 + H2 + energía (~P, empleada para resintetizar el resto del ácido, glucógeno y en la resíntesis de ATP y fosfocreatina). Deuda de Oxígeno: se exige con mucha frecuencia a nuestro sistema muscular esfuerzos inmediatos y aunque los mismos aumenten las respiraciones y las pulsaciones cardíacas, el oxígeno no podría ser suministrado en cantidad suficiente para permitir el gasto que supondría. Durante los breves momentos de violenta actividad, los músculos utilizan la energía que no necesita oxígeno, al cesar el movimiento, el sistema muscular y otros tejidos pagan la "deuda" por medio de una toma extraordinaria de este elemento, con el fin de restaurar los compuestos fosfóricos energéticos y el glucógeno a su estado original. Fatiga: el músculo que se contrajo repetidamente y por ello agotó sus reservas de glucógeno y fosfatos orgánicos y acumuló ácido láctico, habrá perdido su poder de contracción por lo que se dice que está fatigado. La fatiga tiene por causa principal la acumulación de dicho ácido láctico. Músculos del cuerpo humano Los músculos más importantes que se encuentran en la cara anterior de cada una de las regiones de nuestro cuerpo son: En la cabeza, el frontal, que contrae la piel de la frente; el temporal, inserto en el hueso con su nombre, determina con su contracción la elevación del manillar inferior. En la cara está el orbicular de los párpados y orbicular de los labios, cuya función es cerrar las correspondientes aberturas. En el cuello, además del cutáneo, está el esternocleidomastoideo, que permite inclinar la cabeza hacia adelante y hacia el costado en que se encuentra el músculo. En el tronco, formando el pecho encontramos el gran pectoral, que eleva las costillas. El deltoides levanta el brazo. El recto mayor (es uno de los principales músculos que permiten la contracción de los abdominales) puede bajar las costillas, flexiona el tórax y comprime las víseras abdominales; va desde el esternón y las costillas medias hasta el pubis. El oblicuo mayor tiene funciones parecidas al recto mayor y une las ocho últimas costillas con los huesos ilíacos (permite hacer los abdominales oblicuos), recubre la región anterolateral del abdomen. Los músculos más importantes de las extremidades superiores son: el bíceps braquial, que dobla el antebrazo sobre el brazo, y el pronador, que dirige la mano hacia adentro (pronación), así como su antagonista, el supinador (supinación). También está el supinador largo, cuya función consiste en dirigir la palma de la mano hacia afuera, así como los radiales, que hacen extender la mano, inclinándola hacia el radio. Entre los músculos de las extremidades inferiores están el abductor del muslo, que permite aproximarlo hacia adentro; el cuadriceps crural (es uno de los grupos musculares más importantes y potentes), situado en la cara anterior del muslo y formado por el recto anterior, los dos vastos (interno y externo) y otro colocado debajo, que permite la extensión de la pierna, y el tibial anterior que, uniendo la parte superior de la tibia al borde interior del pie, hace que éste se levante, pudiendo también flexionarlo y determinar su rotación hacia adentro. El sartorio nos permite cruzar la pierna sobre el muslo, y el sóleo es un músculo que, ayudando la acción propia de los gemelos, se encuentra debajo de ellos. Los músculos más importantes que se encuentran en cada una de las regiones posteriores del cuerpo son: En la cabeza: el occipital, contrae la piel del cuero cabelludo; y el esplenio, que conduce la cabeza hacia atrás o bien la hace girar en dirección al lado por donde actúa. En el cuello encontramos el trapecio, que se continúa en el tronco, uniendo el omóplato occipital y acercando los omóplatos entre sí. El gran dorsal es otro músculo que va desde la región lumbar hasta el brazo, y se inserta por un lado en los huesos ilíacos y por el otro en la extremidad superior del húmero; tira el brazo hacia abajo y hacia atrás y puede levantar el cuerpo y elevar las costillas, es el músculo que permite estando colgado de una barra elevar el cuerpo por encima de la misma. El romboides lleva el omóplato hacia adentro. En la región del tronco también está el oblicuo mayor. En las extremidades superiores: el tríceps braquial, antagónico del bíceps braquial. También están los palmares, que doblan la mano sobre el antebrazo, y el cubital, a la vez extensor y flexor de la mano. Los músculos de las extremidades inferiores empiezan con los glúteos, que sirven para extender el fémur, manteniendo la posición bípeda. El tríceps femoral dobla la pierna sobre el muslo, y el psoasilíaco permite al muslo hacerlo sobre la rodilla. Además, el vasto extensor del tríceps femoral extiende las piernas, y los gemelos, que forman el saliente posterior de las pantorrillas, sirven para tirar el talón hacia arriba; al unirse con el plantar delgado, forman el tendón de Aquiles, el cual levanta el cuerpo sobre la punta de los pies, cuyos cuatro primeros dedos son movidos por otro músculo, el pedio, poco desarrollado. Sistema Nervioso Los órganos que integran el Sistema Nervioso están formados fundamentalmente por el tejido nervioso cuyos elementos constitutivos son las neuronas y células gliales que dan origen a la sustancia gris formada por los cuerpos neuronales y el neuropilo y la sustancia blanca, formada por las fibras nerviosas o axones y sus vainas. Desde un punto de vista funcional, la sustancia gris forma centros de procesamiento de la información y en la sustancia blanca se agrupan las vías de conducción aferentes y eferentes y las vías de comunicación de dichos centros entre sí. La información llega a los centros superiores desde la periferia, pasando por una serie de centros intermedios, y lo mismo sucede con las respuestas que desde los centros superiores llegan a la periferia atravesando un número variable de centros de procesamiento. Neurona La unidad anatómica y funcional del tejido nervioso es la neurona, célula altamente especializada cuyas propiedades de excitabilidad y conducción son la base de las funciones del sistema. Puede distinguirse en ella un soma o cuerpo celular en el que se hallan los diversos orgánulos citoplasmáticos: neurosomas (mitocondrias), aparato de Golgi, grumos de Nissi (ergatoplasma), neurofibrillas, etc. y un núcleo voluminoso. Del cuerpo celular arrancan dos tipos de prolongaciones, las dendritas y un axón. Las dendritas se ramifican en ramas de segundo y tercer orden, cuyo calibre disminuye a medida que se alejan del cuerpo neuronal. El axón es único y su calibre generalmente uniforme en toda su longitud, se ramifica sólo en la proximidad de su terminación. En el caso que se distinga solamente el soma neuronal y el axón se hablará de neurona monopolar. Cuando además de la expansión axónica hay otra opuesta más reducida, una dendrita, tenemos una neurona bipolar. Podemos hallar este modelo en una de las capas de la retina. El modelo más frecuente es el de la neurona multipolar, que se halla en todo el sistema nervioso central. A la región axónica se opone otra que presenta una extraordinaria ruborización y se dispone en diversos planos, salvo en el caso de las células de Purkinje, neurona multipolar propia de la corteza cerebelosa, cuyas expansiones dendríticas se disponen en un solo plano, como en un abanico. Existe igualmente una gran variabilidad en cuanto al tamaño de las células nerviosas: los granos del cerebelo miden unas 5 u de diámetro, mientras que las grandes pirámides de la corteza cerebral miden unas 130 u. Nervios Sus elementos constitutivos fundamentales son los axones, que se hallan rodeados de tejido conectivo. Los axones conducen impulsos nerviosos desde o hacia el Sistema Nervioso Central. En el SNC pueden distinguirse neuronas motoras, cuyos axones lo abandonan para incorporarse a los nervios y alcanzar a los efectores (glándulas, músculos, otras neuronas) y neuronas sensitivas, ubicadas en los ganglios espinales, a las que llegan los impulsos de la periferia, que luego continúan para ingresar en el SNC. Según esta distinción, se denomina a los axones: motores y sensitivos. La mayoría de los nervios son mixtos, ya que poseen ambos tipos de axones. Células gliales Son células de soporte del tejido nervioso. De forma estrellada y con numerosas prolongaciones ramificadas, envuelven al resto de las estructuras del tejido (neuronas, dendritas, axones, capilares) mediante delgadas lengüetas que se interdigitan entre ellas, formando una cerrada trama. Ganglio Se denomina ganglio al conjunto de células nerviosas que se encuentran en el curso de los nervios, es por lo tanto, masa de sustancia gris. Los ganglios del sistema neurovegetativo se dividen en cervicales, que son tres; dorsales, que son generalmente doce; lumbares o abdominales, que son cuatro pero pueden ser tres o cinco; simpático sacro, que son cuatro y a veces cinco. Sistema nervioso En el hombre se distingue el sistema nervioso central, o de la vida de relación, que rige las funciones de relación del organismo con el exterior y el sistema nervioso neurovegetativo o autónomo que preside las funciones de la vida vegetativa. A) Sistema Nervioso de la vida de relación: se divide a su vez en Sistema Nervioso Central y Sistema Nervioso Periférico. Se encuentra relacionado con el Sistema Nervioso Autónomo por medio de fibras nerviosas o ramas comunicantes. Todo el eje encefaloespinal se halla envuelto y defendido por tejido conectivo fibroso que forma las meninges: duramadre, piamadre y aracnoides. La duramadre es una cubierta gruesa y resistente que, a nivel del cráneo, está adherida a la tabla interna de la calota y a nivel medular está rodeada por el espacio epidural. Debajo de la duramadre se encuentra la aracnoides, estructurada por un tejido conectivo dispuesto en forma de una tela de araña. El conectivo se halla tapizado por el epitelio plano, que por el lado encefálico se ancla sobre la piamadre, la cual sólo se halla separada del tejido encefálico por una delgada membrana basal, que apoya sobre prolongaciones gliales. En la aracnoides circula el líquido cefalorraquídeo y se disponen los vasos sanguíneos encefálicos. Sistema Nervioso Central, es el encéfalo que comprende el cerebro, cerebelo, bulbo raquídeo y tubérculos cuadrigéminos. Tubérculos Cuadrigéminos, constituyen un centro de reflejos visuales. Los tubérculos son cuatro y se dividen en dos superiores y dos inferiores. En la región interior de dichos tubérculos se encuentra la glándula hipófisis, alojada en la "silla turca" del hueso esfenoides y que controla la actividad del organismo. - Sistema Nervioso Periférico: son los 31 pares de nervios raquídeos que parten de la médula espinal; además de 12 pares de nervios craneanos que parten del encéfalo y se dirigen a distintos órganos de la cabeza (sólo uno de ellos, el peumogástrico (X), va al corazón y tubo digestivo). B) Sistema Nervioso Autónomo: se compone de centros bulbares y medulares, así como de dos cadenas de 23 ganglios situados a ambos lados de la médula espinal, y preside las funciones de respiración, circulación, secreciones y en general todas las propias de la vida de nutrición. Los órganos inervados funcionan con entera independencia de nuestra voluntad; por esto se les llama sistema autónomo. Atendiendo al origen y función de las fibras nerviosas se divide en dos grandes grupos: - Sistema Nervioso Simpático: sus fibras se originan en la médula dorsolumbar y su función es descargar energía para satisfacer objetivos vitales. - Sistema Nervioso Parasimpático: sus fibras nacen en los centros bulbares y sacro e interviene en los procesos de recuperación, se encarga del almacenamiento y administración de la energía. Ambos sistemas tienen funciones antagónicas y complementarias. El nervio más importante del sistema parasimpático se llama neumogástrico y sale del bulbo raquídeo. Acto reflejo y acto voluntario Se denomina acto reflejo a toda impresión transformada en acción, sin la intervención de la voluntad ni de la conciencia. En él intervienen dos corrientes nerviosas: una sensitiva, que va del sentido que recibe la impresión al centro nervioso (médula espinal) y otra motora, que es respuesta a la primera, que va del centro nervioso a la glándula o músculo. Ejemplo: al recibir un pinchazo, la impresión dolorosa es recogida por los corpúsculos sensoriales de la piel y transmitida por los nervios táctiles al centro nervioso (médula espinal) en donde, sin darnos cuenta, se produce una corriente motora (respuesta) que va a los músculos de la piel y mueve la parte herida para apartarla del instrumento punzante. Todo esto se hace sin intervención de la voluntad. Los actos reflejos se producen con mucha frecuencia en nuestra vida diaria. El acto voluntario es idéntico al anterior, pero añade unas corrientes intermedias, o sea que, cuando la corriente sensitiva llega a la médula, en vez de producirse la corriente motora, prosigue la sensitiva hasta llegar al cerebro; allí nos damos cuenta de la sensación dolorosa y su causa. Es entonces cuando la voluntad establece una corriente motora (movimiento voluntario) y el miembro herido se aparta de la causa de la sensación dolorosa, o queda en suspenso dicha corriente y se siguen sufriendo los efectos dolorosos: todo depende de nosotros, de nuestro libre querer. Pero hay otra modalidad de acto voluntario cuando la corriente motora parte directamente del cerebro sin que haya llegado a él una corriente sensitiva, sino por una idea que allí mismo se ha formado y que induce a la voluntad a establecer la corriente motora necesaria para verificar el acto que se ha pensado. Es el órgano donde radican la sensibilidad consciente, la movilidad voluntaria y la inteligencia; por este motivo se le considera como el centro nervioso más importante de todo el sistema. Presenta una profunda hendidura que llega hasta el cuerpo calloso y lo divide en dos hemisferios simétricos (izquierdo y derecho). La corteza cerebral constituye el nivel superior en la organización jerárquica del sistema nervioso; se encuentra replegada presentando pliegues o circunvoluciones y fisuras o surcos. La corteza cerebral no es homogénea, encontrándose diferencias en el espesor total, en el espesor de las diferentes capas y en la conformación celular fibrilar. Es el centro coordinador de los movimientos e interviene también en el equilibrio del cuerpo y en la orientación. Presenta pliegues en su superficie y la sustancia gris de su parte cortical penetra en el interior de la blanca, formando arborizaciones llamadas "árbol de la vida" ; entre sus dos hemisferios se interpone una pequeña eminencia que recuerda un gusano llamada vermix.* Tiene su origen en la base del cráneo y se continúa en la médula espinal. Es un órgano elaborador de actos reflejos y como tal rige la actividad de funciones tan importantes para la vida como son la respiratoria y la del corazón. La médula espinal corre a lo largo y en el interior de la columna vertebral que la protege. Comienza en el agujero occipital y la primera vértebra cervical (atlas) y llega hasta el comienzo de la segunda vértebra lumbar. De allí se prolonga por el filamento terminal hasta el coxis. Aquí se agrupan multitud de ramas nerviosas, denominadas cola de caballo por su disposición . La médula espinal es centro, junto con los ganglios laterales, del sistema neurovegetativo que rige la vida vegetativa. Origina los nervios raquídeos o espinales que, en relación con el cerebro, se dirigen a las distintas partes del cuerpo, con función tanto motora como sensitiva. Para ello, a lo largo de su trayecto, envía ramificaciones a través de cada intersticio situado entre vértebra y vértebra, constituyendo de esta manera los 31 pares de nervios que constituyen el sistema nervioso periférico. |