Pies de verso

Los acentos rítmicos pueden caer en el acento propio de la palabra aislada pero también en sílabas cuyo acento original es débil. Cada grupo de dos, tres o cuatro sílabas, una de ellas tónica, recibe el nombre de pie de verso o cláusula rítmica. El primer nombre proviene de la analogía que suele hacerse con la métrica clásica y sus pies fundamentales: troqueo (-u/óo), dáctilo (-uu/óoo), yambo (u-/oó), anfíbraco (u-u/oóo), basados en una sucesión de sílabas largas y breves que asimilamos en la métrica española a tónicas y átonas; en el esquema u es una sílaba breve, - una sílaba larga, o una sílaba átona, y ó una sílaba tónica. Las sílabas que quedan sueltas, al principio del verso, hasta el primer acento, constituyen la anacrusis. Las cláusulas rítmicas reunidas forman el periodo rítmico, que se extiende hasta la última sílaba átona anterior al último acento del verso, el forzoso de la penúltima sílaba. Este último, junto con las átonas que le siguen y la pausa de final de verso, forma el periodo de enlace con el verso siguiente. El esquema resultante, tomando como ejemplo el verso "Del salón en el ángulo oscuro" de Gustavo Adolfo Bécquer; sería: Del-sa: anacrusis lón-en-el; án-gu-lo(o)s: cláusulas rítmicas dactílicas que constituyen el periodo rítmico cú-ro: periodo de enlace.

 

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