Eco-guía
para hacer turismo en Piura
Un
departamento con múltiples posibilidades para el
eco-turismo y el turismo y los deportes de aventura no
tiene todas las comodidades que un turista que se respete
desearía. Sin embargo, las opciones están allí y las
maneras de disfrutarlos pueden más simples,
reconfortantes e inolvidables.
Piura
lo tiene todo en cuanto a paisajes. Lo que nos falta son
montañas nevadas y altas, pero en compensación, nadie
nos va a quitar la extensa variedad de paisajes, comidas,
gentes y oportunidades para sentirse libre, respirar aire
puro y regresar a casa muy relajados.
Desde
la orilla del mar, hasta las altas moles de granito
tapizadas de páramo, el departamento que tiene unos 33
mil kilómetros cuadrados, diez por ciento más grande que
Bélgica, guarda muchos secretos que los turistas pueden
descubrir, como playas escondidas, valles ensoñadores, y
pendientes que retan a la aventura.
Sin
embargo, y gran parte por la poca visión de las
autoridades, Piura parece haberse encerrado en Máncora,
Colán, Chulucanas y Catacaos. Dos playas, el centro de la
artesanía en arcilla y la orfebrería componen una pobre
oferta turística.
Se
hablan de nuevos circuitos turísticos en Ayabaca, pero la
actual infraestructura hotelera no se dará abasto para
recibir a tal cantidad de turistas, sin contar que los estándares
de atención (léase buena educación) a estas personas no
es la adecuada.
En
la otra mano, muchos peruanos que quisieran conocer algo más
no siempre tienen la oportunidad de darse esos
‘lujos’, principalmente porque la situación económica
actual no lo permite, y es necesario ahorrar todo el
dinero posible.
Entonces,
¿qué alternativa ofrece Piura? Ninguna para un turismo
tradicional a gran escala, pero sí ofrece interesantes
alternativas para los mochileros, caminantes, gente que
quiera experimentar la aventura, o que desee salir de casa
a cubrirse bajo otra atmósfera.
Es
cuando surge la necesidad de combinar bajos costos con
comodidades mínimas y algo interesante para ver (el
recurso más abundante). Los resultados son interesantes,
por ello, nos atrevemos a recomendar que si bien no
figurarán en las cartas A1, por lo menos, ofrecen algo
nuevo y edificante, más allá de las clásicas
alternativas.
El
Litoral
No
toda la línea de playa de Piura tiene arena. De hecho, el
sector norte es mas bien accidentado e inundado de surfistas,
desde Máncora, al norte, hasta Cabo Blanco, ambas en la
provincia de Talara.
Por
supuesto, hay playas de arena y otras tachonadas de
palmeras –utilizadas para filmar los comerciales
veraniegos de cerveza—así como abruptos acantilados,
que dan el nombre de otra peculiar zona, Los Órganos.
Pasando
Lobitos está Talara, y pasando Talara comienzan las
playas de arena interrumpidas por la desembocadura del río
Chira. Entre ese lugar y el sector norte de La Esmeralda,
está La Bocana, ideal para acampar, con el agua marina más
limpia que hemos podido encontrar, ya que no hay cloacas
cerca, sino muy al sur en Paita. Esa parte hasta Cangrejos
no es recomendable.
Quedarse
en La Esmeralda es muy caro, las opciones pueden ser
Paita, algo peligrosa, Sullana, algo lejana, o el mismo
San Lucas de Colán, donde está el primer templo católico
que los españoles debieron construir cuando llegaron en
1532. Lo que no hay es alojamiento.
Al
sur de Cangrejos está La Tortuga, cuya pertenencia se
disputan las provincias de Paita y Sechura, con una playa
más tranquila y gente muy acogedora. Hasta aquí muere la
cobertura de los teléfonos celulares. Recomendamos la
zona por tener unos paisajes marinos casi lunares. Detrás
está el cerro Silla de Paita, mejor conocido por ser un
centro de contacto OVNI.
Desde
La Tortuga hasta Illescas hay más playas de arena con
algunos hierbajos (bienvenidas las parejas), aunque sin el
paisaje del tablazo que se interrumpió en la punta
Gobernador. Éstas son las playa de San Pedro y San Pablo,
donde se encuentra un humedal y un manglar que será la
delicia de los amantes de la vida silvestre.
Hagan
campamento aquí, o pueden encontrar un no muy aceptable
(en fin, qué se va a hacer) alojamiento en la cercana
Vice. Lo que sí hay que asegurarse con movilidad y víveres,
que por allí no hay nada.
Sechura
e Illescas guardan restos del pasado prehispánico,
pescado en cantidad y también vigilancia en exceso, pues
allí termina el oleoducto norperuano.
La
costa
El
Parque Nacional de Cerros de Amotape y el Coto de Caza El
Angolo, al norte, en Sullana, son paradisíacos escenarios
de vegetación y fauna vírgenes que invitan a meditar
sobre la naturaleza. El problema es que cuestan.
Así
que lo mismo y a cambio de nada podrán hallar desde la
entrada de la carretera Panamericana en La Tina, provincia
de Ayabaca, hasta Tambogrande, provincia de Piura, y por
extensión a todo el sector norte del valle de San
Lorenzo, donde se ubica el bosque seco tropical. Un
paisaje extenso a cambio de nada.
Transporte
desde Sullana, Piura, Tambogrande y Las Lomas, a cada
rato. La carretera está llena de picanterías a precios cómodos
y un sabor de chuparse los dedos. No se pierdan los chifles
(hojuelas de plátano verde fritas).
Hay
de todo: cerros para escalar según el gusto del cliente,
campos para perderse caminando, plantas juntas o dispersas
de todos los tamaños, animales por donde se pise.
La
presencia de alimañas hace necesario llevar en el botiquín
algún repelente, anti-venenos y alguien que sepa primeros
auxilios. No hay que preocuparse por guías, pues los
lugareños pueden acompañarlos por un pago mínimo,
aunque tampoco recomendamos ser miserables. Y lleven toda
la película fotográfica que puedan.
El
alojamiento es limitado (recordemos que San Lorenzo es una
zona socialmente sensible por la oposición local a la
explotación de un yacimiento minero) y la alimentación
rica en grasa y harinas. Así que a comer bien, y a hacer
mucho deporte para quemarlo todo.
Pueden
quedarse en Tambogrande, o en Las Lomas para conocer la
represa de San Lorenzo y la zona circundante. Amantes de
la música country, llévenla toda. La mejor opción
es llegar por estas fechas cuando todo está verde gracias
a las primeras lluvias, pero siempre vean los pronósticos
del tiempo, que les proporcionamos en nuestras páginas.
(NPC
puede habilitarles algunas comodidades en Malingas, desde
donde pueden escalar cerros o dedicarse al eco-turismo.
Contáctennos antes.)
El
valle del Chira es otra opción recomendable, desde la
represa de Poechos, al norte de Querecotillo, hasta
Amotape, donde se supone que están enterrados los restos
de Simón Rodríguez, el preceptor del libertador
venezolano Simón Bolívar.
Esta
zona es rica en algodón y cocoteros, con interesantes y cómodas
opciones para comer, especialmente en Marcavelica. Por lo
tanto, recomendamos Sullana como lugar de alojamiento con
diferentes opciones para todos los bolsillos.
Chulucanas
y el valle del Alto y Medio Piura no pueden faltar para
completar un circuito tradicional, incluyendo Piura, la
capital departamental, y el Bajo Piura, a menos que les
gusten los arenales, que allí comienzan. Ojo, que también
tienen su atractivo.
Los
Andes
¿La
mejor medicina anti-estrés? La sierra piurana. El
problema es que carece de muchas comodidades para turistas
excepto sus ciudades más importantes, Ayabaca y
Huancabamba, cuya ruta a pie es un reto para montañistas,
aunque una simple caminata de tres días para sus
habitantes.
Lejos
de todo, es el lugar ideal para aventuras extremas, con
paisajes mágicos (como que por allí quedan las Huarinjas
y sus curanderos) y los cerros alfombrados de cereales,
leguminosas, tubérculos y vaya usted a saber qué nuevos
cultivos.
Ayabaca
tiene miles de variedades de orquídeas que pueden visitar
en el bosque de Cuyas-Cuchayo, y la zona circundante a las
ruinas incaicas de Aypate.
Por
cierto, arqueología por donde se pise. Saliendo de
Ayabaca está Yantuma y Chacas, donde el espectáculo de
la puesta de sol es impresionante. Hasta la frontera con
Ecuador, ruinas, monolitos y petroglifos, como los de
Samanga. El paisaje es bárbaro.
Sin
contar las lagunas de las Huarinjas, en Huancabamba, el
paisaje es inigualable, sin contar que su ciudad capital
tiene más comodidades para el turista, y una sola
computadora pública conectada a Internet. Alrededor,
opciones como Sóndor o Sapalache son recomendables.
Lo
que sí viajar desde Piura demora ocho horas (viajen de día
por favor), con una subida empinada, donde hay que tragar
saliva, y sacar la cámara fotográfica.
A
mitad de camino queda Canchaque, donde se puede disfrutar
de interesantes circuitos eco-turísticos y de deportes de
aventura. Los costos son un poquito más altos que
Huancabamba, pero los paisajes serán de su agrado. Jamás
se aventuren a este sector de la sierra en verano, pues
los ríos interrumpen la carretera... a menos que vayan a
la aventura.
Huarmaca,
al sur de Huancabamba, es casi el techo del departamento,
pero es una opción muy difícil, pues el transporte es
difícil, y para conectar hay viajar hasta Olmos,
Lambayeque, tomar la vía a Jaén, y desviarse en
Porculla, donde el río Huancabamba toca el primer sector
de la selva alta, para perderse, días después en el gran
Amazonas.
Con
información de Documental del Perú y Fondo Editorial
Navarrete.
Mapas
proporcionados por Microsoft Encarta Atlas.
©2002
NPC
www.oocities.org/NPCcomunicaciones/sharing
Información
relacionada
Gracias,
Malingas
Peregrinos
por la Paz
Huancabamba
– Cobertura especial
Información
adicional – se abrirá en ventana nueva
(NPC
Networks no necesariamente avala esos contenidos)
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El Tiempo
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(comodidades en Malingas e información en Sullana
y el valle de San Lorenzo) |