Sócrates (2º parte)
Sócrates fue el creador de la ciencia moral
y el
iniciador de la
filosofía de los conceptos, que
impulsaban la idea del bien. La filosofía era para
él
la práctica de una
vida virtuosa, representada por
moral y sabiduría.
La enseñanza de
Sócrates consistía en examinar y
probar a los hombres
para conducirlos a darse
cuenta de lo que eran.
Sócrates conducía el
interrogatorio de manera que
le demostraba a
su interlocutor que ignoraba
lo
que él mismo era. Su ironía consistía en
mostrarles
que estaban
equivocados al creer que se conocían a
sí mismos.
Por medio de la
refutación él tenía la misión de
suscitar en los otros la conciencia de su
ignorancia.
Así los encaminaba
hacia una gran purificación
espiritual, pues solo
mediante ella un espíritu cegado
por el error puede reconquistar la vista
y
hallar el
camino de la verdad.
Sócrates permitía y
obligaba a aquel a quien refutaba
a cooperar en forma activa en la
refutación.
No anticipaba nociones
a sus discípulos, sino que
los obligaba a
descubrirlas ellos mismos. Así es
como la refutación
lograba su mayor eficacia.
Al
engendrar una
duda metódica, la convertía en
una preparación necesaria y el estímulo para la
investigación.
Un ejemplo: si
un discípulo creía saber todo
porque no tenía
duda alguna, él lo colmaba de
dudas y aturdimiento.
Con eso no le hacía daño,
sino que lo
encaminaba al descubrimiento de
como
era el problema en realidad. De esa manera
el discípulo
aprendía a buscar la solución,
mientras que
antes, sin reflexionar, estaba
convencido de que
su verdad era la Verdad.