(La reacción
del ego)
EL PODER
ficticio DE LA PALABRA
Nota realizada por el
Prof. Horacio Velmont, basada en las canalizaciones del Prof. Jorge Olguín.
Un
profesor nunca experimenta, sino que enseña. Mi primera enseñanza es que
no deben reaccionar a las palabras, porque las palabras no tienen ninguna
fuerza. La fuerza se las da uno. Ustedes me pueden dar un poder de
agredirlos que yo no tengo (ni tampoco nadie tiene). Tengan en cuenta que cuanto
más susceptible es una persona, más débil es. Lo que el trabajo
interno logra es hacerlos fuertes. Y es fuerte el que no le da ningún poder al
otro. Lo único que tienen que hacer es quitarle al otro el poder que le
dieron. Y como profesor me sentiré satisfecho cuando vea que nada de lo que
dice otra persona les hace reaccionar. Si primero no aprenden esta lección,
nunca podrán ver la enseñanza más profunda que hay detrás de mis palabras.
Un fuerte y sincero abrazo a todos: Horacio Velmont.
DEL
DICCIONARIO TÉCNICO DE PSICOINTEGRACIÓN
Poder
ficticio de las palabras.
Gr Elron.
Autoridad que le damos a
determinadas palabras para alterar nuestro ánimo. Es una autoridad inventada,
porque las palabras no tienen más potestad sobre nosotros que la que nosotros
mismos decidimos otorgarle. Para probar que no la tienen, basta gritarle a un
pequeñísimo granito de arena "¡muévete!" y veremos que no se
desplazará ni siquiera una millonésima del pelo de un cabello. Ninguna palabra
tiene poder para molestar a nadie, a menos que uno mismo le haya dado ese
poder. Y si le hemos dado poder a determinadas palabras para que quien las
pronuncie nos moleste, la única alternativa que nos queda es retirarles el
poder que nosotros mismos le hemos dado. ¿Puede haber algo más paradójico que
darle poder a determinadas palabras para molestarnos y luego echarle la culpa a
quien las pronuncia?
EL PODER
ficticio DE LA PALABRA 2
