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"La lucha del hombre contra el poder es la lucha de la memoria contra el olvido"- Milan Kundera

Ttulo original : Where Are All the Bodies Buried?
Autor: Michael Parenti
Origen: Z Magazine, junio de 2000
Traducido por Déborah Gil y revisado por Mateu Llas, septiembre de 2000

Publicado en: http://www.zmag.org/Spanish/0009body.htm


¿Dónde están enterrados todos los cuerpos?

La OTAN comete actos de agresión

Por Michael Parenti

En marzo de 1999 las fuerzas de la OTAN lanzaron un ataque aéreo sin descanso sobre Yugoslavia que violaba los estatutos de la ONU, los propios estatutos de la OTAN, la constitución americana y las convenciones de guerra.

Yugoslavia no había invadido a ningún miembro de la ONU o de la OTAN. El Congreso de los EE.UU. no había hecho una declaración de Guerra. No importa. Los "imperativos morales" y la preocupación humanitaria fueron proclamados de forma tan contundente que los reparos morales tendrían que dejarse de lado. Aquí se estaban perpetrando tales atrocidades en masa por los demoníacos Serbios y su diabólico líder, Slobodan Milosevic, que no se habían visto desde que los Nazis arrasaron Europa; había que hacer algo -eso es lo que nos dijeron-.

Así fue que, una semana antes de que empezaran los bombardeos, Davis Scheffer, el funcionario del Departamento de Estado a cargo de lo relacionado con crímenes de guerra, anunció que "Tenemos noticias de al menos 100.000 hombres de etnia albana de los que no sabemos nada" en Kosovo. Un mes después el Departamento de Estado reivindicaba que casi 500.000 Albano-kosovares habían desaparecido y se temía que estuvieran muertos. A mediados de Mayo, el Secretario de Defensa de los EEUU William Cohen declaraba que 100.000 hombres en edad militar habían desaparecido y podían haber sido asesinados por los serbios. No mucho después –cuando el apoyo publico a la guerra empezó a decaer– el Embajador Sheffer incrementó la cifra de 100.000 a "casi 225.000 hombres de etnia Albana, de edades entre los 14 y los 59, de los que no se tenía noticia. Consideró éste como uno de los mayores genocidio contra una población civil. Y realmente lo era..., de haber sido cierto.

Cuando la guerra empezó a convertirse en el cuento de nunca acabar, los oficiales de la OTAN vieron cómo la atención de la prensa cambiaba hacia la historia contraria, es decir, a que los civiles estaban siendo asesinados por las bombas de la OTAN. La OTAN intensificó sus demandas sobre los "Campos de la muerte" serbios. Las muy variables pero horribles cifras dadas por fuentes oficiales no fueron cuestionadas por los medios ni por los muchos liberales que apoyaban la "operación humanitaria de rescate".

Justo antes del final de la campaña aérea, el funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores Británico, Geoff Hoon, dijo que "en mas de 100 masacres" se había matado a cerca de 10.000 personas de etnia albana (lo que hace una media de 100 víctimas por masacre). Aunque era una reducción significativa de los 100.000 a 500.000, cifra circulada por los oficiales norteamericanos, todavía era un número considerable. Un día o dos después de que cesaran los bombardeos, Associated Press, haciendo eco de las palabras de Hoon, informó que los serbios habían matado a 10.000 albanos. No se ofreció ninguna explicación acerca de cómo se había llegado a esta cifra, dado que no se había investigado todavía ni un solo escenario de guerra y que las fuerzas de la OTAN acababan de desplegarse en Kosovo. Unas cuantas semanas más tarde el New York Times informaba que "al menos 10.000 personas habían sido masacradas por las fuerzas Serbias durante su campaña de tres meses para expulsar a los Albanos de Kosovo". La historia seguía contando que "investigadores de crímenes de guerra, las tropas pacificadoras de la OTAN, y las agencias de ayuda humanitaria estaban luchando cada día para conseguir informes recientes, de fosas y cuerpos recién descubiertos".

El dos de agosto se produce otro pronunciamiento extraordinario, esta vez del imparable Bernard Kouchner, Jefe Administrativo de las Naciones Unidas en Kosovo, Jefe de Médicos sin Fronteras y amigo de los líderes del ELK (Ejército de Liberación de Kosovo), denunció que se habían encontrado 11.000 cuerpos en fosas comunes a lo largo de la provincia.

Citó como fuente al Tribunal Criminal Internacional para la antigua ex República de Yugoslavia (TCIY) pero el TCIY negó haber facilitado tal información ni a Kouchner ni a nadie. Hasta hoy, no está claro cómo llegó a esta estimación.

El Comité de Defensa de los Derechos y Libertades Humanos, con base en Kosovo, cuya plantilla estaba compuesta en parte, por oficiales del ELK, primero promulgó la figura de 10.000 desaparecidos, supuestamente en base a entrevistas mantenidas con refugiados. El Departamento de Estado Americano y la prensa occidental se hicieron eco de las estimaciones del Comité. Pero hubo que tomárselo a buena fe, ya que el Comité no reveló su lista de desaparecidos.

Como en los conflictos de Croacia y de Bosnia, se repetía sin cesar la imagen de matanzas en masa por los maliciosos y brutales serbios. Las organizaciones humanitarias, los militantes del ELK, la OTAN y los oficiales del Departamento de Estado, y los partes de la prensa se alimentaban los unos a los otros. A través de un proceso de afirmaciones sin confirmar e incansables repeticiones, la evidencia se tornó irrelevante. A diario se publicaban referencias sin comprobar, relativas a fosas comunes, y presentadas a propósito como hechos establecidos, cada una estaba llena de cientos o miles de víctimas. Desde junio hasta agosto de 1999, sólo el New York Times publicó ochenta artículos, casi uno al día, que hacían alguna referencia a fosas comunes en Kosovo. Así que cuando la evidencia se hizo patente, como el FBI descubrió por si mismo, las fosas parece que habían desaparecido.

A mediados de julio, el FBI mandó un equipo a investigar en dos de los escenarios enumerados en la denuncia de crímenes de guerra contra Slobodan Milosevic, uno se dijo que contenía 6 víctimas y del otro 20. El equipo se llevó consigo a Kosovo unos 55.000 kg. de equipamiento, para manejar lo que se llamó "la mayor escena del crimen en la historia forense del FBI", pero resultó que no se produjeron informes sobre fosas comunes. Algunas semanas después de su llegada, el equipo del FBI regresó a casa, extrañamente sin tener nada que decir acerca de su investigación. Meses después el London Financial Times de Londres informó que el FBI no había encontrado miles, sino 200 cuerpos en treinta lugares.

Expertos forenses de otros países de la OTAN tuvieron experiencias similares en Kosovo. "Investigadores franceses frustrados en Izbica"., informaba el New York Times el 18 de Julio. "Cuando encontraron una fosa común, a la que se había dado mucha publicidad, y en la que esperaban encontrar 150 cuerpos, estaba vacía".

Los investigadores dijeron que debió ser removida con una excavadora y que se habrían hecho desaparecer los cuerpos en el tiempo transcurrido entre la denuncia y la llegada de las tropas de la OTAN". A un equipo forense español se le dijo que se preparara para realizar al menos 2.000 autopsias, pero solo encontraron 187 cuerpos, por regla general enterrados en tumbas individuales, y sin mostrar signos de masacre o tortura, todo lo contrario de las historias emitidas por los grupos humanitarios y los residentes locales. La mayoría parecían haber muerto por balas de mortero o armas de fuego. Como informó el Times de Londres, 31 de octubre, uno de los expertos forenses españoles, Emilio Pérez Puhola, reconoció que su equipo no encontró ni una sola fosa común y rechazó las referencias tan anunciadas sobre fosas comunes como parte de la "maquinaria de propaganda de guerra". La misma edición del London Times informó que Stratfor, un equipo privado de investigación, basando su análisis en los informes de los equipos forenses que se ocupaban de la exhumación de los cuerpos de todos los que habían muerto en Kosovo, determinó que sumaban cientos, no miles.

En julio de 1999, el Washington Post informó que 350 personas de etnia Albana, "podrían estar enterrados en fosas comunes cerca de un pueblo de montaña en Kosovo occidental". ¿Podrían? Tales especulaciones se basaban en fuentes que los oficiales de la OTAN se negaban a identificar. Siendo más específicos, el articulo menciona "cuatro cuerpos en descomposición" encontrados cerca de un gran montón de cenizas, sin dar detalles de quiénes eran o cómo habían muerto.

A finales de agosto de 1999, la búsqueda frenética de cadáveres seguía desilusionando a los oficiales de la OTAN y sus lacayos de la prensa. El Los Angeles Times trató de salvar el tema del genocidio con una historia acerca de que "tal vez los pozos de agua de Kosovo podrían ser las fosas comunes perfectas". El Times itálicas declaró que "muchos cuerpos se habían tirado a los pozos en Kosovo...... las fuerzas serbias aparentemente amontonaron....muchos cuerpos de albanos étnicos en los pozos durante su campaña de terror..." ¿aparentemente? Cuando la historia se hizo más especifica, se basaba en sólo un pozo en un pueblo, en el que se encontró el cuerpo de un varón de 39 años, junto con tres vacas muertas y un perro. Ni se facilitó su nacionalidad, ni la causa de su muerte. "No se descubrieron otros restos humanos" concluyó el Times mas tarde.

Una historia previa del New York Times del 18 de Julio hablaba de investigadores franceses que habían sacado los cuerpos descompuestos de ocho mujeres de unos pozos en el pueblo destruido de Cirez, según los informes de residentes locales. Informes sin confirmar de 44 pueblos en el distrito que rodeaba Decani, mencionaban 39 cuerpos muertos en pozos, que aún tenían que investigarse. Hasta dónde yo sé, no se han producido historias posteriores acerca de cuerpos en pozos, lo que podría sugerir que no se han encontrado más.

En cada lugar donde se informaba que había fosas comunes, uno tras otro, los cuerpos se negaban a aparecer en cantidad suficiente, o bien en ninguna cantidad. En julio de 1999, en una fosa común en Ljubenic, cerca de Pec – una zona de intensas luchas – en la que se creía que había cerca de 350 cadáveres, sólo se encontraron siete después de la exhumación. En Izbica, los refugiados dijeron que se había ejecutado a 150 personas de etnia albana, en marzo. Pero no se encontraron sus cuerpos por ninguna parte. En Kraljan, se suponía que se había asesinado a 82 hombres, pero los investigadores no descubrieron ni un cadáver. En Djacovica, los funcionarios del pueblo denunciaron que se había asesinado a 100 albanos étnicos, pero no había cuerpos porque, según creían los funcionarios, los serbios habían vuelto en medio de la noche, los habían desenterrado y se los habían llevado a otro sitio. En Pusto Celo, los habitantes del pueblo declararon que 106 hombres fueron capturados y asesinados por los serbios a finales de marzo, pero otra vez no se descubrió ningún resto. Los habitantes sugirieron una vez mas que las fuerzas serbias debían haber vuelto y se los habían llevado. No se explica cómo los serbios realizaban estos actos de desaparición de fosas comunes sin ser detectados. ¿Dónde estaba la evidencia de que los lugares de fosas comunes hubieran sido desenterrados? Dónde estaban los nuevos lugares con fosas ahora presumiblemente llenas a rebosar de cadáveres? ¿Y porque era tan imposible detectarlos? esta clase de preguntas nunca fueron cuestionadas

La peor acusación de atrocidades en masa, un crimen de guerra atribuido al presidente Yugoslavo Slobodan Milosevic, se dijo que había ocurrido en la mina de Trepca. Según los oficiales de la OTAN y de EEUU, los serbios tiraron 1000 o más cuerpos a los pozos de las minas o se deshicieron de ellos en las cubas de ácido clorhídrico de la mina. En octubre de 1999 el TCIY hizo públicos los hallazgos de los equipos forenses occidentales que investigaban Trepca. No se encontró ni un solo cuerpo en los pozos de la mina, ni hubo la más mínima evidencia de que las cubas se hubieran usado jamás para disolver restos humanos. Las historias adicionales relativas a instalaciones de tipo nazi para eliminación con hornos "en la otra cara de la montaña" de la mina, motivaron que un equipo forense analizara las cenizas del horno. "No encontraron ni dientes ni otro signo de cuerpos quemados".

El Tribunal de Crímenes de Guerra inspeccionó primero las mayores fosas comunes, y encontraron que la mayoría no contenía más de cinco cuerpos, "lo que sugiere crímenes personales más que asesinatos en masa". Al final del año, el bombo de la prensa acerca de las fosas comunes se había apagado sensiblemente. Los lugares designados como fosas comunes, considerados los más notorios, sólo ofrecieron unos cuantos cientos de cuerpos en conjunto , y sin evidencia de tortura o ejecución en masa, no los miles o decenas de miles o cientos de miles que se habían anunciado a bombo y platillo. En muchos casos, no había evidencia cierta de la nacionalidad de las víctimas, ni informe sobre la causa de la muerte. Nada de esto evitó que Associated Press reiterara los cargos, en fecha tan tardía como el 30 de noviembre de 1999, que "10.000 personas habían sido asesinadas en Kosovo".

No hay duda de que había tumbas en Kosovo que contenían dos o más personas –que es la idea de la OTAN de una fosa común-. "A fecha de Noviembre de 1999, el numero total de cuerpos, que los excavadores de tumbas occidentales decían haber encontrado, era de 2.108", y de acuerdo con una nota del Wall Street Journal del 31 de Diciembre, "no todos ellos eran necesariamente víctimas de crímenes de guerra". La gente había muerto por las bombas y por los combates terrestres entre las fuerzas Yugoslavas y del ELK. Algunos de los muertos, como incluso admitió el New York Times " eran soldados del Ejercito de Liberación de Kosovo, o habían muerto de muertes ordinarias" – como puede ocurrir durante el transcurso de un año en una población de cerca de dos millones. No hay duda de que hubo matanzas despreciables y ejecuciones de prisioneros y civiles inocentes, como en cualquier guerra, especialmente en una guerra civil, pero no a tal escala que pudiera etiquetarse de "genocidio" o que justifique la muerte, la destrucción y la miseria continuada que los poderes occidentales han infligido a Yugoslavia.

Si no hay matanzas en masa, esto significa que la denuncia contra Milosevich ante el Tribunal de Crímenes de Guerra de La Haya se convierte en "altamente cuestionable", según argumenta Richard Gwyn, en el Toronto Star. "Casi mas cuestionable es el castigo continuo a los serbios, por occidente". Resumiendo:

los líderes de la OTAN, utilizaron unas estimaciones bastante infladas sobre asesinatos de Albano-kosovares como pretexto para inmiscuirse en los asuntos internos de una nación soberana, para destruir la mayoría de su infraestructura y producción social, para dañar terriblemente su ecología, matar a un gran número de sus ciudadanos e invadir y ocupar una gran parte de su territorio en lo que no puede más que catalogarse como una guerra de agresión.


Publicado en: http://www.zmag.org/Spanish/0009body.htm

Los últimos libros de Michael Parenti son "La historia como misterio"
(editado por City Lights) y "Asesinar una nación: El ataque a Yugoslavia"
(por aparecer en ediciones Verso)

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