en la Administración de Justicia y en la Sanción Basada en el Derecho Positivo
Donde ----> S = Sanción; d = Magnitud del delito; C = Causa;
Donde D es la Relación entre los factores de la ecuación f( d * E * C ).
S = f( d * E * C ) donde C tiende a 1.
E ----> d = f( A - a ). Ley positiva ( A = Agravantes; a = atenuantes )
La Solución y sus fundamentos
Es equivalente al producto de los factores de la función propuesta f ( d * E * C ), donde la causa ( C ), tiende a 1, de modo que se opera como una constante neutro multiplicativa provocando un efecto casi nulo en el resultado de la ecuación o prácticamente insignificante.
El juez, generalmente discrimina en forma arbitraria las variables, sobre todo cuando la ley le faculta a apreciar las pruebas en conciencia, como lo es caso de las leyes de menores y aplicando criterios propios de la ciencia económica, transforma en constantes supuestas todos aquellos factores que se riñen con la aplicación de la ley positiva, es decir, aquellas variables que se acercan peligrosamente a las circunstancias sociales y mentales de la comisión de un "delito", incluso aquellas que tienen relación directa con los valores que deben ser transmitidos por la familia, el estado y la sociedad en general, esto principalmente por economía procesal.
Ejemplo: El juez será quién en definitiva evaluará su propia ecuación y será quién determine los componentes de esta, creando un estándar propio, sobre todo cuando no existe un colegio regidor de criterios, como ocurre precisamente con los jueces de menores, decretando Ceteris Paribus para todos aquellos factores que molesten en la aplicación del derecho positivo, a veces simplemente por economía energética y es así como se plantea lo siguiente:
Supongamos que:
Y es así como podemos identificar claramente dos grupos de factores dentro de esta lista, aquellos que son producto, netamente, del entorno social del individuo y aquellos que se relacionan directamente con el espíritu, la mente para los científicos o el alma para los creyentes. Se discrimina las variables, transformando en constantes todas aquellas que no se desea ponderar o simplemente son eliminadas y se evalúa y ponderan solo aquellas que le son de interés para aplicar una sanción acorde con la ley positiva, que es la que requiere de menor esfuerzo personal. ( en cursiva ).
Detengámonos a analizar los factores de la ecuación propuesta, aquella que nos interesa, que es en donde radica el fondo del problema.
C = f( F E v i -I -f - e - m - M V etc.,..... )
Donde :
F : Familia
Todos los elementos "en cursiva" son evaluados y todos son por lo general cuantificados con signo negativo (-). Los demás y que tienen representación positiva (+), son transformados en constantes (Ceteris Paribus), arbitrarias.
Los factores relacionados al entorno social están "contaminados" con el peligroso germen de la responsabilidad directa de la sociedad toda en la formación y en el bienestar de los individuos que la componen, el mea culpa del Estado que no ha sido capaz o lisa y llanamente no ha querido cumplir con su parte del trato o contrato social de dar y procurar el bien común, principalmente a causa del alto costo que ello implica, es un estado que en tiempos de paz es tacaño. Sin lugar a dudas es de más bajo costo encarcelar o eliminar un individuo durante cinco o diez años que educarlo y prepararlo durante 25 años, que es lo que dura una educación completa promedio. Además la vida de los "delincuentes" es considerablemente más breve, que en aquellos considerados "normales". Y rehabilitar un sujeto es aún un costo "exageradamente" alto, para quienes piensan con las manos en los bolsillos.
Un Ej. Un individuo puesto en una cárcel de Chile, le cuesta al Estado 2 panes al día y un plato de comida "Rancho" (cocinado con elementos donados por empresas que están al límite de su fecha de vencimiento), por tanto gratis, una ampolleta de 75 W por cada 8 y en tiempos de congestión 25 individuos por celda, agua fría, la caliente es costeada por los internos, gastos mínimos en salud y los propios de la administración generados por el personal a cargo de la custodia cuyos salarios, en chile, son de los más bajos del estado.
En consecuencia el costo de mantener a un individuo encarcelado es comprobadamente más económico que prepararlo y rehabilitarlo adecuadamente para servir al bien común, debemos reconocer que según el modelo económico que esté vigente será el interés y la capacidad de éste para absorber la mano de obra, sea esta preparada, técnica y/o profesionalmente, de modo que la aplicación positiva de la ley, además de regular el balance polieconómico (poli de polis) del país, está directamente relacionada o es directamente proporcional al modelo económico vigente; Costos v/s Beneficios. Por otro lado la "delincuencia" es un bien a sí entendido necesario, pues justifica un enorme gasto en seguridad ciudadana: miles de policías, jueces y personal, vehículos, recintos, armamento, etc., sin contar las numerosas instituciones ad-hoc, fundaciones y una inmensa maquinaria de marketing y publicidad para crear la necesidad y justificar el gasto. Esto representa decenas de miles de puestos de trabajo y absorción de mano de obra y en estos tiempos incluso proveen de mano de obra a muy bajo costo a algunos empresarios, sorprendentemente similar a lo mostrado en la película de Spielberg: la lista de Shindler.
Que ocurriría si por ejemplo en Chile no existiesen "delincuentes", ni enfermos mentales, ni enfermos sociales por los cuales preocuparse y si todos trabajásemos lo justo para satisfacer las necesidades materiales de cada quién, tendríamos entonces el tiempo necesario para satisfacer las necesidades del espíritu, del alma, de la mente, dedicar más tiempo a nuestras familias, a las artes y a Dios si se es creyente, como lo hacían los griegos por ejemplo, que dedicaban largas jornadas al ocio observando el mundo y las estrellas, se educaban y de esta forma comprendían la esencia, la substancia misma del ser humano, ejercitaban el arte del razonamiento, claro que aveces razonaban demasiado y llegaban a conclusiones que hoy son consideradas por muchos como extremas y violentas, como el concepto de raza aria, pura y perfecta, pero es comprensible si se piensa que aunque el hombre quiera ser perfecto en verdad no lo es. Pero lo verdaderamente importante es tratar de serlo y si no se logra al menos llegará cerca.
Pero este tipo de sociedades se riñe ferozmente con la que actualmente tenemos, una sociedad basada en la competencia, en el tener más no importando a que precio, esto trastorna la conducta de las personas cuando ven que un día de su vida por ejemplo se valora en $3.000 pesos, si se gana el sueldo mínimo, $90.000 al mes y si calculamos 3.000 * 365 da 1.095.000 pesos al año y si lo calculamos por los años productivos de una persona promedio, como hay miles en nuestro país 1.095.000 * 55 años será que la vida de un chileno humilde cuesta $60.225.000. (el precio de dos BMW), entonces solo hay que hacer el calculo de lo que cuesta la vida de un empresario o un profesional que gana $30.000 al día. O de un técnico que gana $12.000 diarios, para entender el grado de frustración que una sociedad basada en la competencia desigual provoca en las personas. Entonces cada individuo quiere tener más, ganar más, valer más y ser más valorado en consecuencia y en la vorágine de alcanzar sus intenciones, lo único que consigue es alcanzar la demencia, una demencia que finalmente le margina del mercado y de la sociedad que quiso conquistar, debido entre otras cosas a que el mercado está protegido con anticuerpos muy poderosos para este tipo de "gérmenes sociales", estos anticuerpos son los Psicólogos laborales y el Dicom por dar dos ejemplos contemporáneos.
Los factores relacionados con el espíritu, la mente o el alma están directamente vinculados con alguna disfunción orgánica lo que científicamente avala la eximisión de la pena o sanción, ya que el delito estaría o sería consecuencia directa de una acción absolutamente involuntaria por parte del ofensor e imposible de evitar. Por ejemplo, uno que se da con relativa frecuencia en todas partes del mundo:
Uno de los delitos de más alta sanción en el mundo entero es la violación de un menor con resultado de muerte; aplicando la razón pura, por el solo hecho de que un individuo abuse sexualmente de otro, necesariamente implica algún tipo de trastorno mental, ninguna persona sana, tanto física como mentalmente siente el impulso y el deseo incontenible de abusar de la intimidad de otro y menos de un menor y menos aun de quitarle la vida, de modo que pensar en sancionar a un individuo de estas características con la aplicación positiva de la ley, como ocurre habitualmente, resulta en una deformación del espíritu que debe imperar en función de la razón al evaluar hechos como los descritos, hacer lo contrario a lo sugerido es sin duda querer usar la ley como un instrumento de venganza, que contaminado con la ira antinatural de las víctimas y su entorno, no permite razonar adecuadamente y empuja a los individuos a tomar decisiones equivocadas y alejadas del derecho, esto solo para resarcir a los ofendidos y eludir las responsabilidades de la sociedad entera en la comisión de una transgresión de las normas, especialmente de las normas jurídicas.
Lo que la razón indica se debe hacer, sin dudas, es que el Estado debe hacerse cargo de ese individuo, que alienado por su trastorno mental ha perdido su categoría de persona, y asumir la cuota de responsabilidad, que como protector debe a todos y cada uno de los miembros de la sociedad que lo componen y rehabitarle física, mental e intelectualmente si fuere posible y de no serlo, a causa de las disfunciones físicas y/u orgánicas severas entonces hacerse cargo de él en un lugar adecuado hasta el resto de sus días, así como de las víctimas que deben ser tratadas también en igual medida, pero en ningún caso encarcelarle y abandonarle o eliminarle por decreto.
Como persona responsable y seguidor de las corrientes humanistas cristianas no creo en la existencia de los "delincuentes", así llamados desde el punto de vista positivo de la ley y creo que el derecho, al ser una Ciencia Social, no es exacta, y no se puede sancionar en función de formulas matemáticas exactas como S = ( 2 + 2 - 1 = 3 ), en una Ciencia Social 2 + 2 - 1 = puede ser 4 ó 2, pero en ningún caso 3, entonces quién esté llamado a aplicar la ley deberá tener sumamente clara la diferencia entre lo que es y lo que debe ser y por sobre todo lo que parece ser, pues esto último siempre nubla la vista y quién no ha sido formado para cumplir adecuadamente las fases del análisis del razonamiento y no logra comprender la esencia de los acontecimientos o la substancia de lo que los hechos son en la realidad puede fácilmente confundirse y dejarse influenciar por las apariencias, lo que en Psicología forense se conoce con el nombre de capacidad de insight, pero para esto se deben contar con la mayor cantidad de elementos de información posible sin dejar ningún detalle por poco importante que sea, de modo de no quedarse en la forma cuando es el fondo del asunto lo que en verdad importa y es relevante. Esta diferencia a la hora de evaluar los hechos puede marcar el camino entre la vida y la muerte de una persona, de manera que se transforma en la esencia misma de la administración de justicia. Aplicar justicia no significa resarcir el deseo de venganza de las víctimas, eliminando o aniquilando al sujeto "ofensor", hacer justicia significa descubrir la esencia misma de la comisión de la transgresión a la norma jurídica, es decir, el porqué ha sucedido lo que ha sucedido, explicar sus causas. Este solo hecho, el explicar el porqué ha sucedido el "delito" satisface en gran parte el dolor de las víctimas, conforma en otras, esto si el estado mental de los ofendidos está libre de contaminantes orgánicos y/o morales.
Si no fuese así, entonces como se explica que aquellos que por razones religiosas están más cerca de Dios, o son intelectualmente mejor dotados, asuman con mayor tranquilidad una ofensa que aquellos que no lo están y aun más, aquellos que son considerados "delincuentes" frecuentemente responden con violencia a un agravio.
Por ejemplo, una persona que ha matado en más de una ocasión, que además es adicto a drogas, alcohólico y que eventualmente ha estado en más de una oportunidad en la cárcel común entre los "suyos". Si es objeto de una agresión, la experiencia indica que responderá a ésta rápidamente y tomará "justicia" por sus propias manos, para satisfacer su instinto natural de venganza. En el caso de una persona "normal", que no se atreve por preceptos morales y sociales a tomar "justicia" por sus propias manos querrá siempre que sea el Estado el que lo haga por él y deberá ser éste el llamado a hacer justicia, sin comillas, pensando en favorecer el bien común de todos los sujetos involucrados en el entorno de un "delito", ofensor, víctimas, parientes y amigos, la sociedad y el propio Estado, donde cada quién recibirá lo suyo en justa proporción según el grado de responsabilidad y necesidad real y de fondo en los hechos y el mayor grado de responsabilidad lo tienen, sin lugar a dudas, el Estado y la Sociedad entera.
Los delincuentes no existen, lo que existen son los enfermos sociales y los enfermos mentales y cuando la enfermedad es mental es la familia la que debe hacerse cargo del paciente y en subsidio es el Estado. Si la enfermedad es Social, es siempre el Estado quien debe asumir la responsabilidad sobre ese individuo y rehabilitarle. Las cárceles deben desaparecer como concepto y transformarce en hospitales sociales, donde el individuo emprenda el camino a la reinserción social, apoyado por profesionales especializados y comprometidos.
Generalmente una enfermedad mental desemboca en una enfermedad social y viceversa, lo que relaciona íntimamente ambos problemas. El asunto en resolver estos problemas radica principalmente en que la autoridad llamada a administrar justicia no ha estado a la altura ni técnica ni intelectual para comprender el problema de fondo en los sucesos que le corresponde investigar (hay excepciones que confirman la regla) y por ende se ha remitido solo a aplicar la ley en su letra, es decir, en su forma y no consume esfuerzos para hacer un análisis profundo de las causas que motivan una transgresión a la norma jurídica, mayoritariamente por economía procesal, por los costos que ello implica, solo lo hace en casos muy especiales, generalmente cuando los actores en el proceso son de relativa importancia y/o cuando se designa un juez instructor, especial, un ministro en visita o fiscal ad-hoc, algunos de estos dedicados exclusivamente a una causa. Pero en los casos de la mayoría, esto no sucede. Se sataniza a la delincuencia tal y como siempre la ideología dominante ha zatanizado a aquella que no la es, esto por que los Hombre temen a lo que no comprenden y odian a lo que temen.
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