Octavio Paz

  • Palpar
  • Piedra de sol (fragmentos)
  • Entre irse y quedarse
  • Hermandad

  • Palpar

    Mis manos
    abren las cortinas de tu ser
    te visten con otra desnudez
    descubren los cuerpos de tu cuerpo
    Mis manos
    inventan otro cuerpo a tu cuerpo


    Piedra de sol (fragmentos)

    un sauce de cristal, un chopo de agua,
    un alto surtidor que el viento arquea,
    un árbol bien plantado mas danzante,
    un caminar de río que se curva,
    avanza, retrocede, da un rodeo
    y llega siempre:
                          un caminar tranquilo
    de estrella o primavera sin premura,
    agua que con los párpados cerrados
    mana toda la noche profecías,
    unánime presencia en oleaje,
    ola tras ola hasta cubrirlo todo,
    verde soberanía sin ocaso
    como el deslumbramiento de las alas
    cuando se abren en mitad del cielo, (...)

    voy por tu cuerpo como por el mundo,
    tu vientre es una plaza soleada,
    tus pechos dos iglesias donde oficia
    la sangre sus misterios paralelos,
    mis miradas te cubren como yedra,
    eres una ciudad que el mar asedia,
    una muralla que la luz divide
    en dos mitades de color durazno,
    un paraje de sal, rocas y pájaros
    bajo la ley del mediodía absorto,

    vestida del color de mis deseos
    como mi pensamiento vas desnuda,
    voy por tus ojos como por el agua,
    los tigres beben sueño en esos ojos,
    el colibrí se quema en esas llamas,
    voy por tu frente como por la luna,
    como la nube por tu pensamiento,
    voy por tu vientre como por tus sueños,

    tu falda de maíz ondula y canta,
    tu falda de cristal, tu falda de agua,
    tus labios, tus cabellos, tus miradas,
    toda la noche llueves, todo el día
    abres mi pecho con tus dedos de agua,
    cierras mis ojos con tu boca de agua,
    sobre mis huesos llueves, en mi pecho
    hunde raíces de agua un árbol líquido,

    voy por tu talle como por un río,
    voy por tu cuerpo como por un bosque,
    como por un sendero en la montaña
    que en un abismo brusco se termina,
    voy por tus pensamientos afilados
    y a la salida de tu blanca frente
    mi sombra despeñada se destroza,
    recojo mis fragmentos uno a uno
    y prosigo sin cuerpo, busco a tientas, (...)

    porque las desnudeces enlazadas
    saltan el tiempo y son invulnerables,
    nada las toca, vuelven al principio,
    no hay tú ni yo, mañana, ayer ni nombres,
    verdad de dos en sólo un cuerpo y alma,
    oh ser total... (...)

    amar es combatir, si dos se besan
    el mundo cambia, encarnan los deseos,
    el pensamiento encarna, brotan alas
    en las espaldas del esclavo, el mundo
    es real y tangible, el vino es vino,
    el pan vuelve a saber, el agua es agua,
    amar es combatir, es abrir puertas,
    dejar de ser fantasma con un número
    a perpetua cadena condenado
    por un amo sin rostro;
                                    el mundo cambia
    si dos se miran y se reconocen (...)

    sigo mi desvarío, cuartos, calles,
    camino a tientas por los corredores
    del tiempo y subo y bajo sus peldaños
    y sus paredes palpo y no me muevo,
    vuelvo adonde empecé, busco tu rostro,
    camino por las calles de mí mismo
    bajo un sol sin edad, y tú a mi lado
    caminas como un árbol, como un río
    caminas y me hablas como un río,
    creces como una espiga entre mis manos,
    lates como una ardilla entre mis manos,
    vuelas como mil pájaros, tu risa
    me ha cubierto de espumas, tu cabeza
    es un astro pequeño entre mis manos,
    el mundo reverdece si sonríes
    comiendo una naranja,
                                    el mundo cambia
    si dos, vertiginosos y enlazados,
    caen sobre la yerba: el cielo baja,
    los árboles ascienden, el espacio
    sólo es luz y silencio, sólo espacio
    abierto para el águila del ojo,
    pasa la blanca tribu de las nubes,
    rompe amarras el cuerpo, zarpa el alma,
    perdemos nuestros nombres y flotamos
    a la deriva entre el azul y el verde,
    tiempo total donde no pasa nada
    sino su propio transcurrir dichoso (...)

    —¿la vida, cuándo fue de veras nuestra?,
    ¿cuándo somos de veras lo que somos?,
    bien mirado no somos, nunca somos
    a solas sino vértigo y vacío,
    muecas en el espejo, horror y vómito,
    nunca la vida es nuestra, es de los otros,
    la vida no es de nadie, todos somos
    la vida —pan de sol para los otros,
    los otros todos que nosotros somos—,
    soy otro cuando soy, los actos míos
    son más míos si son también de todos,
    para que pueda ser he de ser otro,
    salir de mí, buscarme entre los otros,
    los otros que no son si yo no existo,
    los otros que me dan plena existencia,
    no soy, no hay yo, siempre somos nosotros,
    la vida es otra, siempre allá, más lejos,
    fuera de ti, de mí, siempre horizonte,
    vida que nos desvive y enajena,
    que nos inventa un rostro y lo desgasta,
    hambre de ser, oh muerte, pan de todos


    Entre irse y quedarse

    Entre irse y quedarse duda el día,
    enamorado de su transparencia.

    La tarde circular es ya bahía:
    en su quieto vaivén se mece el mundo.

    Todo es visible y todo es elusivo,
    todo está cerca y todo es intocable.

    Los papeles, el libro, el vaso, el lápiz
    reposan a la sombra de sus nombres.

    Latir del tiempo que en mi sien repite
    la misma terca sílaba de sangre.

    La luz hace del muro indiferente
    un espectral teatro de reflejos.

    En el centro de un ojo me descubro;
    no me mira, me miro en su mirada.

    Se disipa el instante. Sin moverme,
    yo me quedo y me voy: soy una pausa.


    Hermandad

    Homenaje a Claudio Ptolomeo

    Soy hombre: duro poco
    y es enorme la noche.
    Pero miro hacia arriba:
    las estrellas escriben.
    Sin entender comprendo:
    también soy escritura
    y en este mismo instante
    alguien me deletrea.


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